Cuando Hugo Sotil se escapó del Barcelona para ganarle una final a Colombia
“El Cholo”, uno de los mejores futbolistas peruanos de la historia, fue la figura en el último partido de la Copa América de 1975.
En 1974, el Fútbol Club Barcelona acumulaba 14 años sin ser campeón de la Liga de España, dominada en esa época por Real Madrid, con algunos títulos del Atlético y uno del Valencia. En esa temporada, Hugo Sotil se juntó con Johan Cruyff y Carles Rexach, entre otros, y el club culé pudo acabar con su sequía.
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En 1974, el Fútbol Club Barcelona acumulaba 14 años sin ser campeón de la Liga de España, dominada en esa época por Real Madrid, con algunos títulos del Atlético y uno del Valencia. En esa temporada, Hugo Sotil se juntó con Johan Cruyff y Carles Rexach, entre otros, y el club culé pudo acabar con su sequía.
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Un año después, en 1975, cuando también compartía vestuario con Johan Neeskens, el Cholo Sotil seguía desde Barcelona lo que ocurría con su amada selección peruana en la Copa América de 1975, a la que no había podido ir, porque los dirigentes del cuadro blaugrana y el entrenador alemán Hennes Weisweiler se lo impidieron.
“Marcos Calderón (el entonces seleccionador peruano) me convocó desde el primer partido, pero los dirigentes me negaron el permiso. Revisaba los periódicos que me mandaban desde Perú y los ojos se me llenaban de lágrimas”, recordó Sotil hace un tiempo en declaraciones recogidas por el diario El País de España.
Perú jugó la semifinal contra Brasil. En Belo Horizonte, el combinado inca se impuso por 3-1, pero en Lima cayó 2-0, en un torneo continental que se disputaba sin sede fija. El reglamento de esos tiempos no contemplaba goles de visitante como ítem de desempate ni un tercer partido en esta ronda, por lo que hubo que recurrir a un sorteo para definir al finalista. La protagonista del sorteo fue Verónica Salinas, hija del dirigente peruano Teófilo Salinas, que en ese entonces era el presidente de la Conmebol. ¿El resultado? Perú, a la final, contra Colombia.
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El equipo dirigido por Efraín el Caimán Sánchez ganó 1-0 en El Campín, en Bogotá, y perdió 2-0 en el Nacional de Lima. El tercer partido debía disputarse en Caracas (Venezuela). En Barcelona, después de un compromiso ante Racing de Santander, Sotil se decidió a jugar ese encuentro definitivo. Le pidió a su esposa que, por favor, le comprara un tiquete a Madrid. En el aeropuerto de la capital española compró el primer tiquete aéreo que consiguió hacia Caracas y logró unirse al plantel peruano.
“Llegué a Caracas con lo puesto. En el aeropuerto no había nadie, ni un dirigente, y empecé a averiguar dónde estaba alojada la selección. Por fin me dijeron el lugar de entrenamiento y llegué como a las siete de la tarde. Todos se sorprendieron. Pensé que Marcos me iba a decir que descansara, pero me ordenó que me cambiara. Y al día siguiente me puso de titular”, relató Sotil.
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Hugo Alejandro Sotil Yerén fue protagonista del tercer partido de aquella final. Anotó el único gol, el que le dio la consagración a Perú ante un conjunto que tenía, entre otros, a Pedro Zape, Arturo Segovia, Diego Édison Umaña, Hugo Horacio Lóndero, Víctor Campaz, Jairo Arboleda y Willington Ortiz.
El Cholo Sotil no tuvo tiempo de celebrar. Un directivo del Barcelona se fue hasta Caracas para llevarlo de vuelta a la ciudad catalana. “Al regreso pensé que me iban a castigar, pero me felicitaron y me dieron dos días de permiso”, agregó el protagonista de estas letras, uno de los mejores futbolistas peruanos de todos los tiempos, un hombre que comenzó a jugar a la pelota en su natal Ica, a pesar de que su mamá le prohibiera ensuciar su único par de zapatos en los campos colmados de polvo. Un ser que luego se trasladó a Lima junto a su familia y comenzó a brillar en el barrio El Porvenir, para después ser figura en Deportivo Municipal. Uno que conformó una de las mejores selecciones peruanas de la historia, en México 70, junto a Téofilo Cubillas y Héctor Chumpitaz.