El partido de la selección Colombia para recuperar la fe
Esta tarde la selección se jugará uno de los duelos trascendentales en el camino a Catar. Así van las cosas...
Thomas Blanco- Barranquilla
Las palabras de Falcao lo resumen todo hoy: “Necesitamos un partido como estos que nos termine de dar esa confianza que tanto necesitamos”. Barranquilla, calor, 23.000 almas... El escenario está armado para que Colombia dé por fin en la tecla para jugar bien, reencontrarse con su alegría y se acomode en la tabla de posiciones. Pero perder “un partido como estos” significaría un golpe muy difícil de recomponer en el futuro del equipo. Esa delgada línea.
En el acto de contricción de la selección colombiana figuran la escasez de puntos (10 de 24 posibles) con un rendimiento de apenas el 41,6 %, pero también la falta de un equipo que “juegue bien”, que más allá de jugar bonito, podría traducirse en una selección que genere más ocasiones de gol que el rival. Generar ha sido uno de los verbos más complicados en los primeros once partidos de la era de Reinaldo Rueda, de los cuales se han ganado solo tres. La selección produce pocas opciones de peligro y, aunque el técnico y los jugadores, en su parte médico, señalan que la patología por la falta de goles es la poca eficacia, valdría la pena examinar la calidad y claridad de opciones que produce.
Aunque hay “un déficit de puntos” considerable, como lo reconoció Reinaldo Rueda, a excepción de Brasil y Argentina, a todos los demás equipos también les ha costado sumar de a tres. Colombia está en el quinto puesto, en zona de repechaje, a solo tres unidades del tercero, Ecuador, y a dos del cuarto, Uruguay. Paraguay y Perú están abajo, a dos unidades, mientras Chile, antepenúltima, tiene apenas siete puntos.
Lea: El infierno que solucionó Reinaldo Rueda en la selección de Chile
Otro de los condimentos adicionales de este partido será la posibilidad inédita de dejar casi por fuera de carrera a Chile, rival directo, pues una derrota sería un tropiezo muy difícil de revertir para ellos... eso sí, con una victoria se meterían otra vez al ruedo.
La Roja, equipo que hasta hace un año dirigía Rueda, es una selección que él conoce, pero que también sabe la forma de entender y plantear el fútbol del vallecaucano. Los números del estratega en Chile no fueron los mejores: tuvo un rendimiento del 43 %, con un saldo de nueve victorias, ocho empates y diez derrotas en 27 partidos dirigidos. Las críticas por lo que ocurría en el terreno de juego eran muy similares a las que se le hacen hoy por hoy. Y los jugadores, como ahora, fueron sus principales defensores, quienes manifestaron públicamente su rechazo a que el colombiano dejara su cargo.
Ese manejo de grupo fue el principal legado de Reinaldo Rueda en la selección chilena: la restauración de un vestuario roto por los fantasmas del alcohol, los egos y las enemistades de algunos de sus referentes. Cuando ya tenían prácticamente sellado su tiquete a Rusia 2018, al mando de Juan Antonio Pizzi, perdieron tres de sus últimos cuatro partidos y se quedaron por fuera del Mundial por dos goles de diferencia con respecto a Perú.
“Yo sé que la mayoría se pelaron el culo, mientras otros se iban de fiestas e incluso no entrenaban, de la borrachera que llevaban. A quién le quepa el sombrero que se lo ponga y que se deje de andar llorando. Porque ahora es un país entero el que llora”, colgó en su cuenta de Instagram Carla Pardo, esposa del portero Claudio Bravo, aludiendo a Arturo Vidal, quien pasó la noche en un calabozo en la Copa América de 2015 tras sufrir un accidente mientras conducía bajo los efectos del alcohol. Fue cuestión de minutos para que el exarquero del Barcelona fuera eliminado del grupo de WhatsApp de la selección.
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Ese fue el ambiente que estabilizó Reinaldo, a pesar de las críticas del mundo exterior por la falta de resultados. Y hoy por hoy, Vidal, Bravo y todos los demás han hecho las paces en un equipo que se ha unido gracias al manejo de grupo que tuvo el colombiano.
Colombia tendrá dos bajas sensibles para el partido de hoy: Dávinson Sánchez y Yerry Mina, sus dos zagueros centrales titulares. Por lo que Óscar Murillo será inicialista, seguramente, junto a Carlos Cuesta, defensor de 22 años con mucho criterio del Genk de Bélgica, quien viene de ser el capitán de la selección sub-20 en el Mundial 2019 de Polonia. Por su entendimiento del juego, su curiosidad y liderazgo, Cuesta está llamado a ser el próximo gran líder de la zaga de Colombia, el tema es que este sería su debut con la selección de mayores, pues aunque hubo siete partidos en la Copa América, Rueda no le dio ni un minuto de juego a él ni a John Janer Lucumí, una determinación que hoy pesa en un partido tan trascendental como este. Por eso está la alternativa de que Stefan Medina o William Tesillo, quienes fueron centrales en sus orígenes, ocupen esa posición.
En Chile también habrá ausencias sensibles: Alexis Sánchez y Eduardo Vargas. Charles Aránguiz, comandante del juego en los dos partidos pasados, entre algodones, logró recuperarse y podría ser de la partida, un hombre que deberá ser neutralizado por los atacantes y mediocampistas colombianos.
¿Los próximos tres rivales de octubre de la selección? Uruguay, Ecuador (las dos selecciones que dinamitaron el proyecto de Carlos Queiroz) y Brasil. El primer duelo en Montevideo y los dos restantes en Barranquilla. Mirar el duro horizonte del próximo mes es solo un argumento más para entender que esta tarde (6:00 p.m., por Caracol Sports) solo hay un resultado que sirve, ganar, porque ya no hay margen de error.
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Y aunque para llegar a Catar, por la seguidilla de empates de todos los equipos, el número mágico sea un poco menor a 28 puntos, tras los empates en La Paz y Asunción, el cuerpo técnico ya sabe que si no se ganan la mayoría de los seis partidos restantes en casa (uno es ante Brasil), será imposible llegar al Mundial. Colombia necesita un partido de estos... en Barranquilla.
Las palabras de Falcao lo resumen todo hoy: “Necesitamos un partido como estos que nos termine de dar esa confianza que tanto necesitamos”. Barranquilla, calor, 23.000 almas... El escenario está armado para que Colombia dé por fin en la tecla para jugar bien, reencontrarse con su alegría y se acomode en la tabla de posiciones. Pero perder “un partido como estos” significaría un golpe muy difícil de recomponer en el futuro del equipo. Esa delgada línea.
En el acto de contricción de la selección colombiana figuran la escasez de puntos (10 de 24 posibles) con un rendimiento de apenas el 41,6 %, pero también la falta de un equipo que “juegue bien”, que más allá de jugar bonito, podría traducirse en una selección que genere más ocasiones de gol que el rival. Generar ha sido uno de los verbos más complicados en los primeros once partidos de la era de Reinaldo Rueda, de los cuales se han ganado solo tres. La selección produce pocas opciones de peligro y, aunque el técnico y los jugadores, en su parte médico, señalan que la patología por la falta de goles es la poca eficacia, valdría la pena examinar la calidad y claridad de opciones que produce.
Aunque hay “un déficit de puntos” considerable, como lo reconoció Reinaldo Rueda, a excepción de Brasil y Argentina, a todos los demás equipos también les ha costado sumar de a tres. Colombia está en el quinto puesto, en zona de repechaje, a solo tres unidades del tercero, Ecuador, y a dos del cuarto, Uruguay. Paraguay y Perú están abajo, a dos unidades, mientras Chile, antepenúltima, tiene apenas siete puntos.
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Otro de los condimentos adicionales de este partido será la posibilidad inédita de dejar casi por fuera de carrera a Chile, rival directo, pues una derrota sería un tropiezo muy difícil de revertir para ellos... eso sí, con una victoria se meterían otra vez al ruedo.
La Roja, equipo que hasta hace un año dirigía Rueda, es una selección que él conoce, pero que también sabe la forma de entender y plantear el fútbol del vallecaucano. Los números del estratega en Chile no fueron los mejores: tuvo un rendimiento del 43 %, con un saldo de nueve victorias, ocho empates y diez derrotas en 27 partidos dirigidos. Las críticas por lo que ocurría en el terreno de juego eran muy similares a las que se le hacen hoy por hoy. Y los jugadores, como ahora, fueron sus principales defensores, quienes manifestaron públicamente su rechazo a que el colombiano dejara su cargo.
Ese manejo de grupo fue el principal legado de Reinaldo Rueda en la selección chilena: la restauración de un vestuario roto por los fantasmas del alcohol, los egos y las enemistades de algunos de sus referentes. Cuando ya tenían prácticamente sellado su tiquete a Rusia 2018, al mando de Juan Antonio Pizzi, perdieron tres de sus últimos cuatro partidos y se quedaron por fuera del Mundial por dos goles de diferencia con respecto a Perú.
“Yo sé que la mayoría se pelaron el culo, mientras otros se iban de fiestas e incluso no entrenaban, de la borrachera que llevaban. A quién le quepa el sombrero que se lo ponga y que se deje de andar llorando. Porque ahora es un país entero el que llora”, colgó en su cuenta de Instagram Carla Pardo, esposa del portero Claudio Bravo, aludiendo a Arturo Vidal, quien pasó la noche en un calabozo en la Copa América de 2015 tras sufrir un accidente mientras conducía bajo los efectos del alcohol. Fue cuestión de minutos para que el exarquero del Barcelona fuera eliminado del grupo de WhatsApp de la selección.
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Ese fue el ambiente que estabilizó Reinaldo, a pesar de las críticas del mundo exterior por la falta de resultados. Y hoy por hoy, Vidal, Bravo y todos los demás han hecho las paces en un equipo que se ha unido gracias al manejo de grupo que tuvo el colombiano.
Colombia tendrá dos bajas sensibles para el partido de hoy: Dávinson Sánchez y Yerry Mina, sus dos zagueros centrales titulares. Por lo que Óscar Murillo será inicialista, seguramente, junto a Carlos Cuesta, defensor de 22 años con mucho criterio del Genk de Bélgica, quien viene de ser el capitán de la selección sub-20 en el Mundial 2019 de Polonia. Por su entendimiento del juego, su curiosidad y liderazgo, Cuesta está llamado a ser el próximo gran líder de la zaga de Colombia, el tema es que este sería su debut con la selección de mayores, pues aunque hubo siete partidos en la Copa América, Rueda no le dio ni un minuto de juego a él ni a John Janer Lucumí, una determinación que hoy pesa en un partido tan trascendental como este. Por eso está la alternativa de que Stefan Medina o William Tesillo, quienes fueron centrales en sus orígenes, ocupen esa posición.
En Chile también habrá ausencias sensibles: Alexis Sánchez y Eduardo Vargas. Charles Aránguiz, comandante del juego en los dos partidos pasados, entre algodones, logró recuperarse y podría ser de la partida, un hombre que deberá ser neutralizado por los atacantes y mediocampistas colombianos.
¿Los próximos tres rivales de octubre de la selección? Uruguay, Ecuador (las dos selecciones que dinamitaron el proyecto de Carlos Queiroz) y Brasil. El primer duelo en Montevideo y los dos restantes en Barranquilla. Mirar el duro horizonte del próximo mes es solo un argumento más para entender que esta tarde (6:00 p.m., por Caracol Sports) solo hay un resultado que sirve, ganar, porque ya no hay margen de error.
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Y aunque para llegar a Catar, por la seguidilla de empates de todos los equipos, el número mágico sea un poco menor a 28 puntos, tras los empates en La Paz y Asunción, el cuerpo técnico ya sabe que si no se ganan la mayoría de los seis partidos restantes en casa (uno es ante Brasil), será imposible llegar al Mundial. Colombia necesita un partido de estos... en Barranquilla.