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Que me permitan por un momento salirme del contexto de esta historia para mencionar un detalle que puede explicar por qué en Colombia -también en América Latina- surgen jugadores como Yaser Asprilla, que muestran personalidad y liderazgo desde sus inicios en el fútbol. Algunas veces le preguntaron a Diego Armando Maradona por la presión de las derrotas y los malos momentos, a lo que el argentino, con algunas variaciones, respondía algo así: “¿Presión saben quién tiene? El hombre que sale a trabajar a las 4 a.m. y no puede llevar $100 a la casa. Ese tiene presión porque les tiene que dar de comer a sus hijos, yo no tengo presión”.
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Esa presión es una constante en varias historias de deportistas en el país y el continente, muchos crecen enfrentando adversidades de pobreza y violencia, y el caso de Yaser Asprilla no se aleja de este contexto social.
Cuando Asprilla nació en noviembre de 2003, en el Bajo Baudó, esa región de Chocó estaba sumida en la violencia que se acrecentó a finales de la década de los 90 por la minería ilegal y el aumento de enfrentamientos entre varios agentes armados del conflicto: paramilitares, narcotraficantes y guerrilla. Por años, estos grupos se han enfrentado y han profundizado el olvido estatal en uno de los territorios más ricos de Colombia. Y en medio de esta problemática, y de las mil maneras que deben inventarse los habitantes de estos sectores para sobrevivir, fue que creció Yaser, quien desde entonces sabe que la presión no es una derrota o las críticas de los medios o los hinchas, sino poder vivir un día más y ayudar a su familia a que esa supervivencia no solo le gane a la guerra, sino al hambre.
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A Yaser Asprilla, al igual que a muchos otros jugadores de esta y las generaciones venideras del deporte colombiano, nos obligan a detener la pelota y volver a preguntarnos por todos esos niños que, como él, hallan en el fútbol esperanza y porvenir. Y eso que es uno de los casos que triunfan, pues sabemos que la mayoría no lo logran. Sin embargo, y pese a la realidad que conocemos, siempre es válido destacar este tipo de historias, pues de allí muchos otros se inspiran para tener algo más que valentía y vencer un destino que se pinta difícil de superar.
La Escuela Nueva Tienda fue la que puso la primera piedra para que Yaser Asprilla fuera futbolista. Atrás quedaba el Bajo Baudó y Palmira, municipio del Valle del Cauca, el capítulo intermedio entre sus comienzos en Chocó y su proyección en Envigado, pues con tan solo 11 años fue fichado por el cuadro antioqueño.
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Asprilla llegó a Medellín, donde se hizo figura en la Pony Fútbol y empezó a los 13 años su proceso en la llamada “Cantera de Héroes”, allí de donde también salió a quien reemplazó el pasado domingo en el minuto 41 del primer tiempo entre Colombia y Honduras: Juan Fernando Quintero. Y desde hace ocho años se viste de naranja, pero apenas en 2021 empezó a atraer los reflectores al ser uno de los referentes de Envigado, equipo con el que anotó cinco goles (le marcó a Atlético Nacional, Alianza Petrolera, Equidad, Águilas Doradas y Millonarios).
“Creo que es una apuesta de parte del fútbol colombiano, no solo de Reinaldo Rueda. Me atrevo a decir que si él sigue por la senda de la tranquilidad y psicológicamente puede manejar ese éxito, Yaser va a ser uno de los mejores jugadores que ha dado el fútbol colombiano en la última década, por todas las condiciones que tiene, no solo las que puedo describir, sino las que se han visto en cada uno de los partidos en los que ha estado”, le dijo Alberto Suárez, técnico del cuadro naranja, a Gol Caracol.
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Ramiro Ruiz, presidente de Envigado, le dijo a RCN Radio hace unos días que de Watford, equipo que compró el 80 % de sus derechos por dos millones y medio de euros, “enviaron la propuesta, fue analizada por la junta directiva, se tomó la decisión que era una buena posibilidad para el jugador. Conservaremos el 20 % de los derechos económicos futuros del jugador”.
Sin embargo, para que Yaser Asprilla llegue al Watford -mismo equipo donde está Juan Camilo el Cucho Hernández-, el jugador de 18 años deberá cumplir con unos requisitos para obtener el permiso de trabajo para deportistas extranjeros en Inglaterra (llamado Goberning Body Endorsement). Las participaciones en todas las competiciones (nacionales e internacionales), la posición y progresión del club del que proviene y la reputación del mismo y de la liga local. Por esta razón, el volante busca ser prestado a Tolima o Cali -este último con la mayor opción tras ofrecer una cesión de seis meses-, para que juegue la fase de grupos de la Copa Libertadores y los minutos en el internacionales no solo se den por lo que pueda sumar con la selección de Colombia.
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Muchos jugadores se quedan en promesas y otros logran manejar con autonomía y responsabilidad su futuro y logran cumplir las expectativas que, más que de medios e hinchas, deben ser propias. Aunque se desconoce con qué equipo jugará este semestre el volante chocoano, sí existe una certeza, y es que el porvenir de Yaser Asprilla, tal como lo ha demostrado desde pequeño, está única y exclusivamente en sus manos. O mejor, en su cabeza y sus pies.