Tic, tac... faltan 10 días para el Mundial Femenino, el sueño de Colombia

Alemania 2011 sí que fue un sueño cumplido para la selección colombiana de fútbol femenino. Igual que Canadá en 2015, dos citas mundiales que parecían inalcanzables y que la primera generación dorada del balompié jugado por mujeres en Colombia hizo posible.

Alemania 2011 sí que fue un sueño cumplido para la selección colombiana de fútbol femenino. Igual que Canadá en 2015, dos citas mundiales que parecían inalcanzables y que la primera generación dorada del balompié jugado por mujeres en Colombia hizo posible.

Pasaron ya ocho años de aquella gesta y, dos copas del mundo después, la misma camada de jugadoras, con algunas protagonistas del recambio generacional, están a 14 de días de volver a jugar un Mundial Femenino.

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La cuenta atrás para la Copa del Mundo de Australia y Nueva Zelanda ya solo marca 10 días, la espera por el torneo más importante del fútbol femenino llegó a su fin y faltan menos de dos semanas para que, el 20 de julio, Nueva Zelanda y Noruega abran el torneo.

Solo cuatro días después, en el cierre de la primera fecha de la fase de grupos, Colombia jugará contra Corea del Sur en su debut en el torneo. La selección ya llegó a Oceanía, desde este lunes, para preparar sus últimos dos amistosos, contra Irlanda el jueves y contra China el domingo. Será el inicio del sueño que espera llevar a la selección a la segunda ronda.

Las expectativas de Colombia en el Mundial Femenino

En los dos Mundiales Femeninos que jugó, la selección femenina de Colombia tuvo resultados diferentes. En Alemania, para empezar, el límite del equipo fue la primera ronda.

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Era, por ese entonces, una verdadera gesta que el combinado nacional hubiese llegado a la Copa del Mundo. Sin una liga profesional, y con escasos y luchados procesos juveniles, las futbolistas nacionales hicieron historia solo con participar.

Ese año, además, Colombia tuvo un grupo imposible de superar, con Suecia y Estados Unidos como los dos favoritos del grupo.

Un Mundial más tarde, la cosa fue distinta. Colombia, como el mejor tercero de su zona, llegó a octavos de final, tras superar a Francia, empatar con México y perder con Inglaterra en la fase de grupos.

Si Alemania fue histórico, Canadá marcó un antes y un después. Ese torneo llamó fuertemente la atención de la opinión pública porque, más allá de que el sueño se acabó en octavos contra Estados Unidos, esa selección fue la que puso a hablar de Colombia de la urgencia de profesionalizar el fútbol.

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Ahora, tras años de lucha, con resultados evidentes, jugadoras en todo el mundo y una liga, más o menos, consolidada, no es una quimera pensar que Colombia puede igualar y superar lo conseguido en 2015. No hay que olvidar que a las jugadoras veteranas que construyeron las hazañas de otras épocas, también se han sumado nuevas jugadoras. Algunas de ellas, como Linda Caicedo, vienen de ser subcampeonas del mundo en la categoría sub-17. Algo que alimenta el sueño y da esperanzas.

En el camino habrá escollos duros, como siempre en esta clase de torneos. Será fundamental, primero, asegurar un buen resultado contra Corea del Sur en el estreno, para llegar con más margen de error al duelo crucial contra Alemania en la segunda fecha. Una victoria y un empate pueden ser un buen saldo para encarar el duelo contra Marruecos, que será decisivo para el devenir de Colombia en el torneo.

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Y aunque solo faltan 10 días para el Mundial, y 14 para el debut de la selección, la ansiedad de una nueva Copa del Mundo hace más insoportable la espera. El reloj avanza: tic, tac, tic, tac... solo quedará esperar a que ruede la pelota.

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