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La primera institución de la sociedad es la familia, y es en ella en la que recae muchas veces el apoyo necesario para conseguir los objetivos que se van trazando en el camino y se van configurando conforme al tiempo y las necesidades de cada ser humano. En el caso de Gisela Robledo hay dos personas que han sido fundamentales para su carrera en el fútbol femenino: la tía Tere y su hermano, que tiene el nombre de uno de los referentes del fútbol colombiano en los últimos años: James David.
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“La tía Tere es la tía más recochera. Ha sido un apoyo muy lindo en mi carrera. Ella me ha acompañado a los entrenamientos en Cali y siempre ha estado con sus buenas energías. En cada partido me manda audios, me dice: ‘Qué hubo, perruncha, hoy con toda’. Esa tía Tere es un apoyo fundamental. Y no solo la quiero yo, sino todas mis compañeras”, le contó Gisela Robledo a El Espectador.
De su hermano dice lo siguiente: “James David García. Ese pela’o para mí lo es todo. Él es mi complemento. Él fue el que descubrió mi talento, el que confió en mí, el que me dijo: ‘Gisela, el fútbol es lo tuyo’. Sin sus palabras yo no podría ser la mujer que soy ahora. Sabe cuándo estoy bien y cuándo no; y cuando no me salen las cosas, siempre me pregunta qué me pasa, que no soy la Gisela que él conoce. No le puedo mentir y siempre le tengo que contar todo. Nunca tuve un padre, pero él hizo esa tarea y es como uno para mí. Ahora que estoy alejada de él está más pendiente de mí. Hemos crecido muy juntos y es muy linda la relación que tenemos con él y con mi mamá”.
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Con apenas 18 años, Gisela tiene una trayectoria importante en el fútbol. A sus 16 empezó con el Club Atlas CP. Por medio de un folleto, una amiga le contó que estaban haciendo una convocatoria para jugar el Pony Fútbol. Su tía Olivia y James David la llevaron a Plaza Cali y ese día sorprendió con su talento y goles. “Fue una gran escuela, me terminó de formar prácticamente en todo junto a la profe Carolina Pineda. Viví hermosos momentos, quedé campeona en torneos importantes, pero la calidad humana fue tremenda, me ayudaron con mis pasajes para ir a entrenar a la escuela todos los días, también me colaboraron cuando no tenía dónde quedarme, y cuando salía tarde, mis compañeras me ofrecían sus casas para quedarme allá”.
No pasó mucho tiempo para que esta guacareña fuera profesional en el fútbol colombiano. Carolina Pineda pasó de ser su mentora a su compañera de equipo en América de Cali. “Yo ya había hablado con el profe Usme y Marcela Gómez, me dijeron que ya me habían visto jugar, que les gustaba mucho. Fui a probarme y el profe me dijo que siguiera yendo a entrenar, así fue y debuté con ese club”. Robledo consiguió coronarse campeona del torneo local y llegar a una final de Copa Libertadores con las diablas rojas.
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En medio de su crecimiento profesional, llegó el momento de pisar la capital colombiana con Independiente Santa Fe, para reforzar el cuadro cardenal de cara a la Copa Libertadores Femenina. Ahí nuevamente llegó a la final del certamen internacional. “Dejé huella por mi paso en la capital, quedé muy contenta y marqué goles importantes para llevar al equipo a la final”.
Pese a su corta edad, Gisela Robledo siempre tuvo claro que su futuro deportivo tenía que ser en el exterior; de hecho, la delantera estaba a la espera de cumplir la mayoría de edad para poder partir. Su nuevo destino fue el UDG de Tenerife. “Desde que empecé a jugar, aprendí más del fútbol y descubrí más mi talento. Ahora estoy cumpliendo mi sueño y encontré un cuerpo técnico y unas compañeras tremendas. He aprendido mucho en estos cuatro meses, también entiendo mejor el fútbol europeo y eso ha cambiado mi estilo de juego y mi forma de pensar en la cancha y eso me gusta”.
Finalmente, Robledo se refirió a la selección de Colombia, al proceso del que ha hecho parte en las categorías menores, de las recientes clasificaciones a los mundiales sub-17 y sub-20, y en la proyección que ve para la conformación del combinado de mayores: “Ha sido un proceso muy lindo venir de generación en generación. El fútbol femenino en nuestro país está creciendo. Ya tenemos dos selecciones clasificadas a mundiales y estamos haciendo algo bueno. Se necesita más apoyo, pero estamos logrando objetivos Estamos dejando el balompié colombiano por lo alto. Es la primera vez que trabajo con Carlos Paniagua, me gustó su profesionalismo. Es un profesor que te convence del objetivo de entrada. No fue fácil hallarnos como equipo por la falta de tiempo, pero algunas ya nos conocíamos y eso ayudó. En la medida en que pasó el torneo, nos dimos cuenta de que teníamos un gran equipo y podíamos dar más, y así fue. Tenemos una generación que viene subiendo y vamos a tener una selección de mayores muy buena en el futuro”.
Aparentemente, los cambios rodean la vida de Gisela Robledo, quien siempre está con una sonrisa desbordando alegría, incluso ella misma dice: “La gente comenta que no voy a ser grande por mi fuego, sino por la persona que soy: humilde y feliz”.
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