Hay futuro: la selección sub-20 y las razones para creerlo
Los verdaderos frutos de esta camada de jugadores se cosecharán en el futuro en la tricolor de mayores. Se han formado con mejores herramientas y condiciones que sus antecesores, por lo que es normal esperar que tengan carreras más exitosas.
Daniel Bello
Detrás de cada jugador de la tricolor juvenil hay años de trabajo y lo mostrado los últimos días en territorio argentino es apenas el abrebocas de sus carreras. Héctor Cárdenas, el entrenador de la selección Sub-20, les dio herramientas para mostrarse en la vitrina más importante de las categorías menores. En unos días, cuando esta copa sea solo un recuerdo, comenzará un nuevo reto para todos: consagrarse en el profesionalismo.
Luego de cinco partidos disputados en el Mundial Sub-20, en Argentina, la mayoría de ellos victorias y muestras de que el juego colectivo y el talento todavía son parte del sello del fútbol colombiano, las sensaciones respecto al futuro de la selección de mayores son positivas.
Los goles de Tomás Ángel, las gambetas de Óscar Cortés y los pases de Yáser Asprilla volvieron a ilusionar al público colombiano, que venía de un sinsabor reciente con la selección masculina porque no clasificó al Mundial de Catar 2022. Es lógico que se espere mucho de los más jóvenes en ese contexto, es especial por lo mostrado en la cita juvenil.
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Para Cárdenas, han sido cinco años de trabajo, casi dos en la Sub-20 y el resto en la Sub-17. El solo hecho de enfrentar a Italia este sábado era la certeza de haber cumplido con lo que se esperaba del plantel y su proceso, que jugaba con la ilusión de meterse entre los cuatro mejores e igualar lo conseguido por Reinaldo Rueda en 2003.
Colombia mostró a lo largo del torneo dignidad y paciencia, el fruto de una entereza mental de quienes son conscientes de su talento. Prueba de ello fue que las tres veces que estuvo por debajo del marcador en la primera ronda, en cada partido de esa fase, supo salir adelante y sumar los puntos que lo pusieron merecidamente como líder del Grupo C.
En el fútbol moderno influye mucho la cabeza fría y eso es algo que se ha trabajado con el psicólogo de la selección, Rafael Zabaraín. Desde luego, no es sencillo afrontar instancias como la de ayer, pero poco a poco el fútbol colombiano da motivos para creer en el futuro, que no es algo exclusivo de los hombres, pues la sub-17 femenina alcanzó un histórico subcampeonato en India, el año pasado.
Como el deporte está en constante evolución, se destaca también el trabajo de cada uno de los convocados, tanto con la camiseta tricolor como en sus respectivos clubes, donde han estado bajo la estricta vigilancia de nutricionistas, preparadores físicos y analistas de video, cada vez más necesarios en el cultivo de talentos en un deporte tan tecnificado.
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Por las ventajas con las que cuentan respecto a las generaciones que les precedieron, es normal que se espere mucho de los jugadores de esta camada en su camino rumbo a la selección mayor. Sin embargo, y como suele pasar en todo el mundo, pocos serán los que se adueñen de un puesto fijo, pero ya esa parte depende de ellos.
El arquitecto del proceso
Hace casi tres años, a finales de 2020, Arturo Reyes lideraba un proceso que se preparaba para participar en el Sudamericano Sub-20 de 2021, en Ecuador. Un par de semanas antes de comenzar, dicho torneo fue cancelado por la FIFA y esa generación jamás pudo mostrarse en las vitrinas más importantes del fútbol. También fue el fin del proceso de Arturo Reyes, quien renunciaría meses más tarde para meterse de lleno al fútbol profesional.
La vacante que dejó Reyes la tomó Héctor Cárdenas, primero como técnico interino y luego, en febrero del año pasado, fue confirmado por la Federación Colombiana de Fútbol (FCF). Antes de ser el encargado de estudiar los semilleros de todo el país, trabajó más de un lustro en las divisiones menores del Deportivo Cali. En 2013, fue campeón del Torneo Nacional Prejuvenil y el Torneo Internacional de las Américas con la sub-17 del conjunto azucarero y un par de veces fue elegido para salvar los platos en el primer equipo de la institución vallecaucana.
Esas experiencias en el fútbol profesional fueron siempre interinas. Su debut fue en el clausura de 2012, para suplir a Julio Comesaña, cesado por malos resultados. En 2014 remplazó a Leonel Álvarez, que tampoco aguantó una racha negativa y, años después, en 2017, relevó a Mario Yepes por la misma razón que los anteriores y fue subcampeón de la Liga BetPlay.
Era lógico que él fuera el heredero del cargo que ostentó Reyes, pues fue director técnico de la sub-17 durante cuatro años. Dirigió en el Sudamericano de la categoría en Perú (2019), donde la tricolor quedó eliminada en primera ronda. Más allá del resultado, allí tuvo su primer acercamiento con los jugadores que harían parte del proceso actual de participación destacada en el Mundial Sub-20 de Argentina.
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De esa experiencia por tierras peruanas solo tres jugadores acompañaron a Cárdenas durante todo el recorrido hasta este 2023. El único de ellos que estuvo presente entre los convocados de ayer fue el guardameta Juan Diego Castillo.
Los otros que durante años estuvieron en la órbita del seleccionador fueron Jhon Jáder Durán, que no pudo ser convocado al no tener el permiso de Aston Villa (Inglaterra), y Juan David Fuentes —de las divisiones menores del Barcelona—, que jugó el Sudamericano Sub-20 en nuestro país, pero fue descartado para viajar a la cita orbital.
Junto a Cárdenas asumieron el reto de guiar a las nuevas generaciones los exfutbolistas y ahora asistentes técnicos Freddy Hurtado y Juan Carlos Ramírez, quien desde agosto dirige a la sub-17. También con experiencia en las canchas, dijo presente en el cuerpo técnico Bréiner Castillo, entrenador de porteros.
“Se le da continuidad a un grupo que se consolidó en el Sudamericano y que complementamos con nombres que han tenido éxito en sus clubes”, comentó el estratega de la tricolor en la previa del certamen.
Los frutos del tiempo
Desde que Cárdenas asumió en la sub-20 ha tenido varios inamovibles. En los primeros amistosos que dirigió, en 2021, el dueño del arco fue Luis Marquínez; las bandas fueron de Édier Ocampo y Andrés Salazar; con la misión de dar creatividad estaba Alexis Castillo Manyoma, y más adelante, con el 9 en la espalda, estaba Tomás Ángel. En el camino, otros se fueron sumando.
En el torneo Maurice Revello del año pasado, en el que Colombia alcanzó las semifinales, se afianzó el jugador que se convertiría en el líder del equipo: Gustavo Puerta, además del defensor Kevin Mantilla. En territorio francés también vieron minutos jugadores que han cumplido un rol más secundario en Argentina, como el volante de marca Jhon Vélez, el central Daniel Pedrozo y el creativo Daniel Luna.
En el Sudamericano Sub-20 se terminó de consolidar la base. Fernando Álvarez se convirtió en el compañero indiscutido de Mantilla en la zaga central, Jhojan Kanté Torres se volvió el cerrojo del medio campo y Óscar Cortés, a quien Millonarios ya negoció con el Lens de Francia, se convirtió en el goleador de ese equipo. Para afrontar el Mundial, la cereza del pastel fue Yáser Asprilla, el único de los que vio acción contra Italia que sabe lo que es jugar con la selección mayor.
El grupo lo completa también un agregado que se distingue de otras generaciones: el scouting de futbolistas con doble (o triple) nacionalidad. De allí surgieron nombres a tener en cuenta como Devan Tanton, nacido en Estados Unidos, y Alexei Rojas, de Inglaterra, quien se espera se adueñe del arco en el proceso rumbo al Mundial Sub-20 de 2025.
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Más allá de las buenas sensaciones que este proceso ha dejado, es necesario darles tiempo y espacio a los jugadores para que encuentren su mejor versión. La transición del fútbol juvenil al profesional es complicada y la mayoría estará en el radar de la selección mayor. Ese proceso es normal en cualquier parte del mundo, lo inevitable es que cargarán con esa etiqueta de “herederos” durante las próximas temporadas, para bien y para mal.
Jugadores como Ángel y Cortés, que ya son titulares en Nacional y Millonarios, u algunos otros como Asprilla y Puerta, que ya están en Europa, son y serán objeto de altas expectativas por lo que han mostrado a su edad. No obstante, el éxito que puedan alcanzar no se debe medir como una carrera de velocidad, sino una de fondo, pues lo que menos necesitan en un futuro cercano es la constante comparación con figuras ya consagradas.
El fútbol de élite requiere un tiempo de adaptación y los casos mencionados en el anterior párrafo no reflejan el contexto de la mayoría de los convocados por Cárdenas, pues más que la norma son la excepción.
Algunos de los citados al Mundial de Argentina todavía no han debutado en primera y respetar su proceso individual es clave para lo que viene, así como lo es entender que, si bien llevan varios años de trabajo, se trataba de una etapa formativa, en la que más importancia que los títulos es la consolidación de deportistas integrales y de alto rendimiento, listos para subir el escalón a las ligas mayores.
Por lo pronto, ellos, junto al ausente Durán, son fuertes candidatos a formar parte de las convocatorias de Néstor Lorenzo para el proceso rumbo al Mundial de 2026, cuyas eliminatorias en Sudamérica arrancan en septiembre de este año.
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Detrás de cada jugador de la tricolor juvenil hay años de trabajo y lo mostrado los últimos días en territorio argentino es apenas el abrebocas de sus carreras. Héctor Cárdenas, el entrenador de la selección Sub-20, les dio herramientas para mostrarse en la vitrina más importante de las categorías menores. En unos días, cuando esta copa sea solo un recuerdo, comenzará un nuevo reto para todos: consagrarse en el profesionalismo.
Luego de cinco partidos disputados en el Mundial Sub-20, en Argentina, la mayoría de ellos victorias y muestras de que el juego colectivo y el talento todavía son parte del sello del fútbol colombiano, las sensaciones respecto al futuro de la selección de mayores son positivas.
Los goles de Tomás Ángel, las gambetas de Óscar Cortés y los pases de Yáser Asprilla volvieron a ilusionar al público colombiano, que venía de un sinsabor reciente con la selección masculina porque no clasificó al Mundial de Catar 2022. Es lógico que se espere mucho de los más jóvenes en ese contexto, es especial por lo mostrado en la cita juvenil.
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Para Cárdenas, han sido cinco años de trabajo, casi dos en la Sub-20 y el resto en la Sub-17. El solo hecho de enfrentar a Italia este sábado era la certeza de haber cumplido con lo que se esperaba del plantel y su proceso, que jugaba con la ilusión de meterse entre los cuatro mejores e igualar lo conseguido por Reinaldo Rueda en 2003.
Colombia mostró a lo largo del torneo dignidad y paciencia, el fruto de una entereza mental de quienes son conscientes de su talento. Prueba de ello fue que las tres veces que estuvo por debajo del marcador en la primera ronda, en cada partido de esa fase, supo salir adelante y sumar los puntos que lo pusieron merecidamente como líder del Grupo C.
En el fútbol moderno influye mucho la cabeza fría y eso es algo que se ha trabajado con el psicólogo de la selección, Rafael Zabaraín. Desde luego, no es sencillo afrontar instancias como la de ayer, pero poco a poco el fútbol colombiano da motivos para creer en el futuro, que no es algo exclusivo de los hombres, pues la sub-17 femenina alcanzó un histórico subcampeonato en India, el año pasado.
Como el deporte está en constante evolución, se destaca también el trabajo de cada uno de los convocados, tanto con la camiseta tricolor como en sus respectivos clubes, donde han estado bajo la estricta vigilancia de nutricionistas, preparadores físicos y analistas de video, cada vez más necesarios en el cultivo de talentos en un deporte tan tecnificado.
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Por las ventajas con las que cuentan respecto a las generaciones que les precedieron, es normal que se espere mucho de los jugadores de esta camada en su camino rumbo a la selección mayor. Sin embargo, y como suele pasar en todo el mundo, pocos serán los que se adueñen de un puesto fijo, pero ya esa parte depende de ellos.
El arquitecto del proceso
Hace casi tres años, a finales de 2020, Arturo Reyes lideraba un proceso que se preparaba para participar en el Sudamericano Sub-20 de 2021, en Ecuador. Un par de semanas antes de comenzar, dicho torneo fue cancelado por la FIFA y esa generación jamás pudo mostrarse en las vitrinas más importantes del fútbol. También fue el fin del proceso de Arturo Reyes, quien renunciaría meses más tarde para meterse de lleno al fútbol profesional.
La vacante que dejó Reyes la tomó Héctor Cárdenas, primero como técnico interino y luego, en febrero del año pasado, fue confirmado por la Federación Colombiana de Fútbol (FCF). Antes de ser el encargado de estudiar los semilleros de todo el país, trabajó más de un lustro en las divisiones menores del Deportivo Cali. En 2013, fue campeón del Torneo Nacional Prejuvenil y el Torneo Internacional de las Américas con la sub-17 del conjunto azucarero y un par de veces fue elegido para salvar los platos en el primer equipo de la institución vallecaucana.
Esas experiencias en el fútbol profesional fueron siempre interinas. Su debut fue en el clausura de 2012, para suplir a Julio Comesaña, cesado por malos resultados. En 2014 remplazó a Leonel Álvarez, que tampoco aguantó una racha negativa y, años después, en 2017, relevó a Mario Yepes por la misma razón que los anteriores y fue subcampeón de la Liga BetPlay.
Era lógico que él fuera el heredero del cargo que ostentó Reyes, pues fue director técnico de la sub-17 durante cuatro años. Dirigió en el Sudamericano de la categoría en Perú (2019), donde la tricolor quedó eliminada en primera ronda. Más allá del resultado, allí tuvo su primer acercamiento con los jugadores que harían parte del proceso actual de participación destacada en el Mundial Sub-20 de Argentina.
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De esa experiencia por tierras peruanas solo tres jugadores acompañaron a Cárdenas durante todo el recorrido hasta este 2023. El único de ellos que estuvo presente entre los convocados de ayer fue el guardameta Juan Diego Castillo.
Los otros que durante años estuvieron en la órbita del seleccionador fueron Jhon Jáder Durán, que no pudo ser convocado al no tener el permiso de Aston Villa (Inglaterra), y Juan David Fuentes —de las divisiones menores del Barcelona—, que jugó el Sudamericano Sub-20 en nuestro país, pero fue descartado para viajar a la cita orbital.
Junto a Cárdenas asumieron el reto de guiar a las nuevas generaciones los exfutbolistas y ahora asistentes técnicos Freddy Hurtado y Juan Carlos Ramírez, quien desde agosto dirige a la sub-17. También con experiencia en las canchas, dijo presente en el cuerpo técnico Bréiner Castillo, entrenador de porteros.
“Se le da continuidad a un grupo que se consolidó en el Sudamericano y que complementamos con nombres que han tenido éxito en sus clubes”, comentó el estratega de la tricolor en la previa del certamen.
Los frutos del tiempo
Desde que Cárdenas asumió en la sub-20 ha tenido varios inamovibles. En los primeros amistosos que dirigió, en 2021, el dueño del arco fue Luis Marquínez; las bandas fueron de Édier Ocampo y Andrés Salazar; con la misión de dar creatividad estaba Alexis Castillo Manyoma, y más adelante, con el 9 en la espalda, estaba Tomás Ángel. En el camino, otros se fueron sumando.
En el torneo Maurice Revello del año pasado, en el que Colombia alcanzó las semifinales, se afianzó el jugador que se convertiría en el líder del equipo: Gustavo Puerta, además del defensor Kevin Mantilla. En territorio francés también vieron minutos jugadores que han cumplido un rol más secundario en Argentina, como el volante de marca Jhon Vélez, el central Daniel Pedrozo y el creativo Daniel Luna.
En el Sudamericano Sub-20 se terminó de consolidar la base. Fernando Álvarez se convirtió en el compañero indiscutido de Mantilla en la zaga central, Jhojan Kanté Torres se volvió el cerrojo del medio campo y Óscar Cortés, a quien Millonarios ya negoció con el Lens de Francia, se convirtió en el goleador de ese equipo. Para afrontar el Mundial, la cereza del pastel fue Yáser Asprilla, el único de los que vio acción contra Italia que sabe lo que es jugar con la selección mayor.
El grupo lo completa también un agregado que se distingue de otras generaciones: el scouting de futbolistas con doble (o triple) nacionalidad. De allí surgieron nombres a tener en cuenta como Devan Tanton, nacido en Estados Unidos, y Alexei Rojas, de Inglaterra, quien se espera se adueñe del arco en el proceso rumbo al Mundial Sub-20 de 2025.
Más deportes: La UEFA abrió un proceso disciplinario contra Mourinho
Más allá de las buenas sensaciones que este proceso ha dejado, es necesario darles tiempo y espacio a los jugadores para que encuentren su mejor versión. La transición del fútbol juvenil al profesional es complicada y la mayoría estará en el radar de la selección mayor. Ese proceso es normal en cualquier parte del mundo, lo inevitable es que cargarán con esa etiqueta de “herederos” durante las próximas temporadas, para bien y para mal.
Jugadores como Ángel y Cortés, que ya son titulares en Nacional y Millonarios, u algunos otros como Asprilla y Puerta, que ya están en Europa, son y serán objeto de altas expectativas por lo que han mostrado a su edad. No obstante, el éxito que puedan alcanzar no se debe medir como una carrera de velocidad, sino una de fondo, pues lo que menos necesitan en un futuro cercano es la constante comparación con figuras ya consagradas.
El fútbol de élite requiere un tiempo de adaptación y los casos mencionados en el anterior párrafo no reflejan el contexto de la mayoría de los convocados por Cárdenas, pues más que la norma son la excepción.
Algunos de los citados al Mundial de Argentina todavía no han debutado en primera y respetar su proceso individual es clave para lo que viene, así como lo es entender que, si bien llevan varios años de trabajo, se trataba de una etapa formativa, en la que más importancia que los títulos es la consolidación de deportistas integrales y de alto rendimiento, listos para subir el escalón a las ligas mayores.
Por lo pronto, ellos, junto al ausente Durán, son fuertes candidatos a formar parte de las convocatorias de Néstor Lorenzo para el proceso rumbo al Mundial de 2026, cuyas eliminatorias en Sudamérica arrancan en septiembre de este año.
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