James, Sánchez, Arias y compañía: los renacidos de la selección de Colombia
James Rodríguez, Matheus Uribe, Camilo Vargas, David Ospina, Yerry Mina, Santiago Arias y Dávinson Sánchez lograron demostrar que siempre es posible hallar una nueva oportunidad para recomponer el camino.
Andrés Osorio Guillott
Somos un país al que por sus traumas le cuesta dar una segunda, tercera o cuarta oportunidad. La desconfianza y la inclemencia se instalaron en nuestra cultura por la larga cadena de malas experiencias. A muchos hemos condenado por sus fallos, y hemos olvidado que “errar, a veces, suele ser humano”, dice Fito Páez —disculpen la referencia argentina—.
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Somos un país al que por sus traumas le cuesta dar una segunda, tercera o cuarta oportunidad. La desconfianza y la inclemencia se instalaron en nuestra cultura por la larga cadena de malas experiencias. A muchos hemos condenado por sus fallos, y hemos olvidado que “errar, a veces, suele ser humano”, dice Fito Páez —disculpen la referencia argentina—.
Volver a creer, pero, sobre todo, volver a permitir que otros crean en sí mismos. Ese quizás ha sido uno de los gestos más solidarios de Néstor Lorenzo, técnico de la selección de Colombia, con varios jugadores que ya conocía de hace tiempo cuando fue asistente de José Néstor Pékerman, el estratega que nos llevó a unos cuartos y a unos octavos de final en los mundiales de Brasil y Rusia, respectivamente.
“A James Rodríguez lo conozco desde chico y siempre supe de la utilidad de él. Sé del amor que tiene por estos colores, por eso me dolió mucho cuando lo criticaron tanto, por eso confié en él, porque su compromiso con la selección es supremo”, afirmó Lorenzo semanas atrás.
Hace unos años vilipendiábamos a la selección porque había perdido su fútbol, su brillo, porque nadie lograba explicar a qué jugábamos. Nos quedamos por fuera de Catar 2022 y parecía que, así nos costara reconocerlo, volveríamos a nuestra vieja historia, esa que ha carecido de títulos y grandes gestas.
Lorenzo, que hizo parte de grandes momentos en la década pasada, sabía lo que debía hacer para que el equipo recobrara su identidad, el tiki-taka, el baile tras los goles y las victorias. En tiempos en los que hasta el fútbol se volvió acartonado y lleno de fórmulas, el argentino (¡qué paradoja!) entendió que Colombia tenía que combinar el compromiso con las tareas que cada jugador debía cumplir con el desparpajo, la osadía y sobre todo la libertad para inventar, tirar una gambeta o un regate, y no olvidar que, además de las formaciones, la espontaneidad también es clave.
David Ospina, Camilo Vargas, Dávinson Sánchez, Yerry Mina, Santiago Arias, Matheus Uribe, James Rodríguez y Juan Fernando Quintero son la cuota de experiencia, los que llevan diez años o más vistiendo la camiseta de la selección. A la mayoría de ellos los sacrificamos en el último lustro por la falta de resultados. Hoy, si bien no todos son titulares, varios han demostrado que su capacidad se potencia cuando se visten de amarillo, azul y rojo.
Si se lo preguntan, Camilo Vargas es el tercer jugador con más minutos en la era de Néstor Lorenzo, por detrás de Daniel Muñoz y Luis Díaz. El guardameta, clave en el arco, suma 1.527 minutos. De los otros jugadores, que podríamos llamar los renacidos, aparecen Dávinson Sánchez (1.238), James Rodríguez (1.232) y Matheus Uribe (1.013), sin contar lo que sumaron en la final de la Copa América.
Hasta anoche, además de solo registrar dos goles en contra por el lado de Camilo Vargas, Dávinson Sánchez supo afianzarse en la zona defensiva, incluso, como otros de sus compañeros, aportó con gol en la victoria 3-0 contra Costa Rica en la fase de grupos. Y James Rodríguez, líder y referente del equipo de Lorenzo, registró seis asistencias y un gol, siendo además elegido figura en todos los partidos: el jugador de la Copa América.
“A James siempre se lo he hecho saber, desde el momento en que llegué a la selección le he dicho que él es mi ídolo, tanto él como Falcao y Cuadrado, que los veía jugar desde pequeño. Poder compartir con ellos me llena de orgullo. Le llevo diciendo: ‘Eres un crack, te admiro mucho, te lo mereces’”, dijo entre lágrimas Luis Díaz luego de vencer a Uruguay obtener el paso a la final.
La presencia de todos los que han renacido en este proceso, sobre todo James y Sánchez, recuerda que haber llegado hasta donde llegamos en esta Copa es el resultado de un proceso con altas y bajas, como la vida misma, lo que en este caso además reivindica los esfuerzos de esa generación que nos regresó a un mundial, nos llevó también más lejos que nunca y nos devolvió la posibilidad de soñar. James y su combo representan a Cuadrado, Yepes, Aguilar, Falcao y a tantos otros que ya no estarán, o que hoy no están, pero que también aportaron y abrieron puertas para encontrar a una selección que se consolida y demuestra que este es el camino, que seguir por esta senda no asegura títulos, pero sí aumenta la probabilidad de conseguirlos.
Los que luchan todos los días son los imprescindibles, decía Bertolt Brecht, por eso esos jugadores que muchos criticaron por su llamado no pueden faltar, pues el trabajo trae recompensas. Pasamos de clasificar a dos mundiales consecutivos a quedarnos fuera de Catar, bajo el mando de Carlos Queiroz y Reinaldo Rueda, en 22 partidos, sumamos siete victorias, 10 empates y cinco derrotas. La mentalidad estaba en el piso. Ahora logramos 28 partidos invictos, superando el récord de Francisco Maturana hace tres décadas. La selección ya tuvo su viaje del héroe. “Llevo casi 13 años aquí, queriendo esto. Estamos felices”, exclamó James Rodríguez.
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