James, Quintero y Falcao: el multiverso de la selección Colombia
Solo una vez coincidieron los tres mejores jugadores de la última época en la cancha con la selección: aquella tarde del 3-0 a Polonia. Del libro ficciones...
Thomas Blanco
Fue un oasis, un capítulo aparte. Pero tal vez el de la mejor agua de la era Pékerman. Una película de Marvel, ficción... todo pasó el 19 de junio de 2018 en Kazán, bien lejos en Rusia, Día del Padre en Colombia. Ese domingo fue la primera vez -prácticamente la única- que Radamel Falcao, James Rodríguez y Juan Fernando Quintero jugaron un partido oficial juntos, todos en pleno con la selección colombiana. La vez que por fin se alinearon las estrellas, multiverso.
Y Colombia, que venía de perder el primer partido del Mundial, goleó 3-0 a Polonia en una exhibición que jamás será olvidada en el fútbol colombiano. Falcao metió su único gol en una Copa del Mundo, James firmó dos asistencias y Quintero, con sus puñaladas de pases entre líneas, hizo otra. Un cuento de García Márquez.
Aquella tarde en Kazán, Pékerman dispuso un montaje de 4-2-3-1 con Falcao como único punta, Quintero de enganche, James de extremo por izquierda y Cuadrado en la derecha. Pero en la práctica fue otra la partitura...
James, perro suelto, tendía a recostarse a la derecha para asociarse en donde más siente su fútbol, con un Quintero mediocampista y un Cuadrado que se jugó uno de sus mejores partidos con la selección completando una línea de cinco en el fondo sin pelota y como un extremo atrevido con el balón. El costado izquierdo, todo descubierto para que Johan Mojica, asentado como un atacante más, tuviera la misión de ser el hombre de la profundidad. Santiago Arias, conservador, tendría un rol más defensivo, sobre todo en la primera parte.
Los primeros 10 minutos del partido fueron una TNT al juego, no se jugó, se trabó todo... no hubo fluidez. Polonia, con un 3-4-3, le apostó al juego directo con pelotazos largos para que los bajara la delantera liderada por Robert Lewandowski. Y del otro lado, con los dos “10” por fin juntos, como en los partidos del barrio con cierre en la casa de James jugando Play 1, le apostaron a “la nuestra”: el toque de pelota. Imponer ese juego costó, costó mucho.
La llave fue Radamel Falcao, que, en un trabajo de abeja, chocando, luchando, se movía al costado derecho del ataque para sostener la pelota y esperar a que todos llegaran, a que todos se movieran. A dar esa pausa que se traducía en paciencia con el balón. Así, corridos los primeros 20 minutos, Colombia pudo hacer largas y buenas secuencias de pases en campo contrario. El click emocional.
A los 30 minutos, cuando el termómetro del buen juego empezaba a subir, hubo un tropezón: se lesionó Abel Aguilar. En su lugar entró Matheus Uribe, el jugador número 12 de Pékerman en Rusia, quien en vez de torpedear el clima que se estaba alcanzando logró darle más dinámica al equipo y hasta terminaba como un segundo delantero con Falcao.
Éxtasis, aroma a anís... el equipo de José, tras un camino gris, con muchos recovecos y atajos en las eliminatorias, estaba jugando su fútbol. Juanfer y Cuadrado, los líderes de la orquesta. La pólvora saltaba cuando la pelota le llegaba al extremo de la Juventus. “Esta sí es la identidad de toque de pelota del fútbol colombiano”, dijo con emoción el comentarista de televisión.
(Entrevista Johan Neeskens: “Las épocas del fútbol no pueden compararse”)
A los 40 minutos, tras un cobro corto en un tiro de esquina entre James, Cuadrado y Quintero llegó el gol de Yerry Mina con un cabezazo. Fue una balacera de llegadas peligrosas al arco de Polonia, sin descanso.
En el segundo tiempo, con un equipo un poco menos colorido que el del final del primer tiempo, llegaron los goles. Después de uno de los tradicionales saques largos desde el fondo de Ospina que logró aguantar Falcao, Colombia se estableció en campo rival y Quintero terminó asistiendo al samario para que celebrara su único gol en un Mundial (70’). El abrazo de todos, el abrazo de los tres. Y luego las palabras de José a Juanfer: “¡Sos un crack, sos un crack!”.
La película de Marvel duró 73 minutos, pues Lerma ingresó por él para blindar el marcador. Y a los 75’, otra vez con una jugada rápida tras un mal saque de banda de una Polonia que estaba arriesgando lejos de su arco, James metió desde la banda una de esas asistencias quirúrgicas que poco se le han visto desde el lado izquierdo al derecho. Cuadrado puso el tercero, vallenato.
El próximo partido ante Senegal volvieron a jugar juntos los tres, pero no cuenta en los libros morales: James salió lesionado al comienzo por esos problemas físicos que le aquejaron toda esa Copa del Mundo. Nunca más volvieron a estar en pleno los tres.
A lo largo de una década, James, Quintero y Falcao también estuvieron juntos en el triunfo 3-1 ante Costa Rica, en octubre de 2018, en aquel partido amistoso en el que el Cucho Hernández hizo doblete luego de entrar en los últimos minutos. Antes del Mundial de Rusia, en marzo de 2018, también estuvieron concentrados para los partidos amistosos ante Egipto y Francia. En el primero alcanzaron a compartir el campo solo tres minutos, en el segundo Quintero entró por James. No mucho más. En octubre de 2014, con un Falcao recién recuperado de su lesión, estuvieron juntos en la concentración para los partidos amistosos ante El Salvador y Canadá, pero no jugaron al mismo tiempo en la cancha.
(Lea: El juego de posición está traicionando las raíces de la selección brasileña?
Este jueves, con la misma brujería de la última década, el ausente será Falcao por lesión. James y Quintero jugarán por primera vez juntos en la era Rueda y disputarán el quinto juego oficial entre ellos. En Brasil 2014 compartieron 47 minutos repartidos en los partidos ante Costa de Marfil y Brasil.
¿Era este el último baile posible entre los tres? Colombia se niega a aceptarlo, a reconocerlo. Pero no todos los finales de las películas de ficción tienen que ser felices.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin
Fue un oasis, un capítulo aparte. Pero tal vez el de la mejor agua de la era Pékerman. Una película de Marvel, ficción... todo pasó el 19 de junio de 2018 en Kazán, bien lejos en Rusia, Día del Padre en Colombia. Ese domingo fue la primera vez -prácticamente la única- que Radamel Falcao, James Rodríguez y Juan Fernando Quintero jugaron un partido oficial juntos, todos en pleno con la selección colombiana. La vez que por fin se alinearon las estrellas, multiverso.
Y Colombia, que venía de perder el primer partido del Mundial, goleó 3-0 a Polonia en una exhibición que jamás será olvidada en el fútbol colombiano. Falcao metió su único gol en una Copa del Mundo, James firmó dos asistencias y Quintero, con sus puñaladas de pases entre líneas, hizo otra. Un cuento de García Márquez.
Aquella tarde en Kazán, Pékerman dispuso un montaje de 4-2-3-1 con Falcao como único punta, Quintero de enganche, James de extremo por izquierda y Cuadrado en la derecha. Pero en la práctica fue otra la partitura...
James, perro suelto, tendía a recostarse a la derecha para asociarse en donde más siente su fútbol, con un Quintero mediocampista y un Cuadrado que se jugó uno de sus mejores partidos con la selección completando una línea de cinco en el fondo sin pelota y como un extremo atrevido con el balón. El costado izquierdo, todo descubierto para que Johan Mojica, asentado como un atacante más, tuviera la misión de ser el hombre de la profundidad. Santiago Arias, conservador, tendría un rol más defensivo, sobre todo en la primera parte.
Los primeros 10 minutos del partido fueron una TNT al juego, no se jugó, se trabó todo... no hubo fluidez. Polonia, con un 3-4-3, le apostó al juego directo con pelotazos largos para que los bajara la delantera liderada por Robert Lewandowski. Y del otro lado, con los dos “10” por fin juntos, como en los partidos del barrio con cierre en la casa de James jugando Play 1, le apostaron a “la nuestra”: el toque de pelota. Imponer ese juego costó, costó mucho.
La llave fue Radamel Falcao, que, en un trabajo de abeja, chocando, luchando, se movía al costado derecho del ataque para sostener la pelota y esperar a que todos llegaran, a que todos se movieran. A dar esa pausa que se traducía en paciencia con el balón. Así, corridos los primeros 20 minutos, Colombia pudo hacer largas y buenas secuencias de pases en campo contrario. El click emocional.
A los 30 minutos, cuando el termómetro del buen juego empezaba a subir, hubo un tropezón: se lesionó Abel Aguilar. En su lugar entró Matheus Uribe, el jugador número 12 de Pékerman en Rusia, quien en vez de torpedear el clima que se estaba alcanzando logró darle más dinámica al equipo y hasta terminaba como un segundo delantero con Falcao.
Éxtasis, aroma a anís... el equipo de José, tras un camino gris, con muchos recovecos y atajos en las eliminatorias, estaba jugando su fútbol. Juanfer y Cuadrado, los líderes de la orquesta. La pólvora saltaba cuando la pelota le llegaba al extremo de la Juventus. “Esta sí es la identidad de toque de pelota del fútbol colombiano”, dijo con emoción el comentarista de televisión.
(Entrevista Johan Neeskens: “Las épocas del fútbol no pueden compararse”)
A los 40 minutos, tras un cobro corto en un tiro de esquina entre James, Cuadrado y Quintero llegó el gol de Yerry Mina con un cabezazo. Fue una balacera de llegadas peligrosas al arco de Polonia, sin descanso.
En el segundo tiempo, con un equipo un poco menos colorido que el del final del primer tiempo, llegaron los goles. Después de uno de los tradicionales saques largos desde el fondo de Ospina que logró aguantar Falcao, Colombia se estableció en campo rival y Quintero terminó asistiendo al samario para que celebrara su único gol en un Mundial (70’). El abrazo de todos, el abrazo de los tres. Y luego las palabras de José a Juanfer: “¡Sos un crack, sos un crack!”.
La película de Marvel duró 73 minutos, pues Lerma ingresó por él para blindar el marcador. Y a los 75’, otra vez con una jugada rápida tras un mal saque de banda de una Polonia que estaba arriesgando lejos de su arco, James metió desde la banda una de esas asistencias quirúrgicas que poco se le han visto desde el lado izquierdo al derecho. Cuadrado puso el tercero, vallenato.
El próximo partido ante Senegal volvieron a jugar juntos los tres, pero no cuenta en los libros morales: James salió lesionado al comienzo por esos problemas físicos que le aquejaron toda esa Copa del Mundo. Nunca más volvieron a estar en pleno los tres.
A lo largo de una década, James, Quintero y Falcao también estuvieron juntos en el triunfo 3-1 ante Costa Rica, en octubre de 2018, en aquel partido amistoso en el que el Cucho Hernández hizo doblete luego de entrar en los últimos minutos. Antes del Mundial de Rusia, en marzo de 2018, también estuvieron concentrados para los partidos amistosos ante Egipto y Francia. En el primero alcanzaron a compartir el campo solo tres minutos, en el segundo Quintero entró por James. No mucho más. En octubre de 2014, con un Falcao recién recuperado de su lesión, estuvieron juntos en la concentración para los partidos amistosos ante El Salvador y Canadá, pero no jugaron al mismo tiempo en la cancha.
(Lea: El juego de posición está traicionando las raíces de la selección brasileña?
Este jueves, con la misma brujería de la última década, el ausente será Falcao por lesión. James y Quintero jugarán por primera vez juntos en la era Rueda y disputarán el quinto juego oficial entre ellos. En Brasil 2014 compartieron 47 minutos repartidos en los partidos ante Costa de Marfil y Brasil.
¿Era este el último baile posible entre los tres? Colombia se niega a aceptarlo, a reconocerlo. Pero no todos los finales de las películas de ficción tienen que ser felices.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin