La herencia deportiva que le deja el Mundial Femenino Sub 20 al fútbol colombiano
Este equipo juvenil será la base de la selección de mayores de los próximos años. Es una generación mejor preparada, con mayor experiencia y más apoyo institucional y de la afición.
La inesperada eliminación de la selección colombiana del Mundial Femenino Sub 20 que se juega en nuestro país, obliga a hacer un balance de la actuación del equipo nacional y de lo que el torneo le deja de herencia al balompié local.
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La inesperada eliminación de la selección colombiana del Mundial Femenino Sub 20 que se juega en nuestro país, obliga a hacer un balance de la actuación del equipo nacional y de lo que el torneo le deja de herencia al balompié local.
Luego de caer ante Países Bajos en octavos de final, tras el empate 2-2 en los 120 minutos de juego y el 3-0 en la definición por cobros desde el punto penalti, la tricolor cerró el torneo con cuatro victorias y un empate, 13 puntos de 15 posibles, siete goles a favor y solo dos en contra, para un rendimiento del 80%.
Esa cifra, sin embargo, no satisface las expectativas del plantel y de la afición, que soñaban con llegar más lejos en el primer Mundial Femenino en casa. Haber avanzado a semifinales significaba al menos jugar dos partidos más y aspirar a un lugar en el podio, que deportivamente era el objetivo.
En ese sentido no se cumplió, como lo admite el técnico del equipo, Carlos Paniagua: “Queríamos darle un regalo a la hinchada, al país, estar en una semifinal, que era la mete inicial. Estuvimos muy cerca, lo merecimos, pero se nos fue el partido. Para todos fue una experiencia más, crecimiento para nuestras jugadoras”.
El estratega antioqueño admitió que “fallamos en la definición y eso nos costó muy caro. En la tanda de penaltis, pero sobre todo durante el partido. No era el día, más allá de que el equipo tuvo actitud y disposición, busco la victoria durante todo el juego”.
En el aspecto deportivo Paniagua destacó que “tácticamente el equipo evidenció muchos progresos del fútbol colombiano, solidez defensiva, mayores conceptos estratégicos y mejor inteligencia de juego. En todo eso debemos seguir creciendo, pero cada vez se nota más en el terreno de juego”.
La volante Juana Ortegón, una de las figuras del equipo, estuvo de acuerdo y a pesar de la tristeza intentó rescatar lo bueno que mostró el equipo: “El general diría que jugamos un muy buen Mundial. A todos los rivales los sometimos. Nos faltó, tal vez, esa dosis de suerte que se necesita para ganar, pero no tengan duda de que el camino no termina acá y este grupo seguirá trabajando y luchando para dar mejores resultados”.
Precisamente el hecho de haber llenado cinco veces los estadios, dos en Bogotá, una en Medellín y dos en Cali, demuestra la empatía que logró esta selección con la afición, conformada en muy buena medida por mujeres y niños. En el Mundial, las familias respaldaron el balompié femenino.
El técnico venezolano de Independiente Santa Fe, Ómar Ramírez, asegura que “el ambiente que se vivió este mes fue fabuloso, demuestra el desarrollo del fútbol femenino en Colombia y fortalece el proceso que se lleva con la Liga local, que debe seguir creciendo para que salgan más jugadoras como las que vimos en este Mundial.
La sub 20 femenina de 2024, una generación para el futuro
La generación que logró el subtítulo en la Copa del Mundo sub 17 de 2022, se consolidó ahora como juvenil en 2024 y será, sin duda, la base del equipo de mayores en los próximos años, con una arquera segura, seria y que genera tranquilidad, como Luisa Fernanda Agudelo.
Por delante de ella, una líder en la defensa como Mary José Álvarez, fuerte, rápida y siempre bien ubicada. Una dupla de marca en la mitad que fue de las mejores del torneo, con Natalia Hernández y Juana Ortegón, ambas con gran despliegue físico y temperamento, pero también claridad con la pelota en los pies.
Y de ahí para arriba, talentos que se siguen puliendo: Gabi Rodríguez, Karla Torres, Yesica Muñoz, Maithe López y Linda Caicedo, quien sigue siendo el estandarte del fútbol femenino colombiano.
“Lógicamente son jugadoras que tienen cosas por mejorar, trabajan a diario para eso, lo saben. No es que porque están en una selección se conforman, pero tienen apenas 19 años y se siguen formando”, advirtió el Carlos Paniagua.
El técnico antioqueño Diego Bedoya señaló, sin embargo, que “está bien valorar el esfuerzo y agradecerlos, pero la mejor manera de ratificar el avance de nuestro fútbol femenino es con resultados. Hay que trabajar mucho más en la parte mental y fortalecer el trabajo en las categorías de formación para que ojalá pronto la Liga Profesional no sea de 15 equipos, sino de 36 y tengamos muchas más futbolistas de nivel internacional”.
De lo que no queda duda es que Colombia se está consolidando en la élite del balompié jugado por mujeres. En los últimos tres Mundiales, el sub 17, el de mayores y este sub 20, ha sido protagonista y les ha jugado mano a mano a todos sus rivales.
Las jugadoras muestran cada vez mejor técnica y mayor inteligencia de juego, incluso condición física. Claro, falta todavía roce internacional, partidos y una mayor adaptación a circunstancias adversas, presión externa y las obligaciones del alto rendimiento.
“Vamos a seguir adelante. Queríamos ganar, claro, nos preparamos para eso, pero en el deporte el esfuerzo no garantiza el resultado. Vamos a seguirlo intentando. Gracias a la gente que nos apoyó en todos los estadios, que soñó con nosotras”, dijo, desconsolada, Luisa Agudelo, para quien “la gente recordará por muchos años estos días de Mundial, porque el país se volcó a apoyar el fútbol femenino.
Lo más importante, de hecho, todavía no se puede evidenciar. Miles de niñas que asistieron a los estadios o vieron el torneo por televisión, comenzaron a soñar con ser futbolistas, a seguir los pasos de las jóvenes que pusieron a soñar al país. Ellas ya ven el deporte como una alternativa de vida o de formación integral.
Al país le queda también la experiencia de haber organizado su tercero torneo Fifa, tras el Mundial Sub 20 Masculino de 2011 y el de Futsal de 2016. Bogotá, Medellín y Cali cumplieron, lo harán hasta el domingo, porque todavía quedan las semifinales y la final. Este miércoles, en el Pascual Guerrero, Corea del Norte enfrentará a Países Bajos y Estados Unidos a Japón.
El fútbol femenino sí vende, aunque hay que reconocer que las taquillas, excepto las de los partidos de Colombia, fueron discretas. A los 48 partidos disputados hasta el momento han asistido cerca de 320 mil espectadores, para un promedio de 6.700 personas por juego, que subirá porque las entradas para las semifinales en Cali y la final en Bogotá, ya se vendieron.
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