La llama que se prende con la selección de Colombia sub-17
Los dirigidos por Juan Carlos Ramírez debutan en el Sudamericano de la categoría en Ecuador, que empieza este jueves e irá hasta el 23 de abril.
Fernando Camilo Garzón
El sueño que impulsó a Juan Carlos Ramírez a ser jugador profesional es el mismo de miles de niños que anhelan dedicarse al fútbol. El antioqueño de 52 años, entrenador de la selección de Colombia sub-17, empezó jugando a la pelota en su barrio de la comuna nueve en Medellín. Creció en la cancha del barrio Alejandro Echavarría con varios jugadores de su generación como Alexánder Pelusa Orrego, Óscar Chicó Restrepo y Mauricio el Chicho Serna.
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El sueño que impulsó a Juan Carlos Ramírez a ser jugador profesional es el mismo de miles de niños que anhelan dedicarse al fútbol. El antioqueño de 52 años, entrenador de la selección de Colombia sub-17, empezó jugando a la pelota en su barrio de la comuna nueve en Medellín. Creció en la cancha del barrio Alejandro Echavarría con varios jugadores de su generación como Alexánder Pelusa Orrego, Óscar Chicó Restrepo y Mauricio el Chicho Serna.
Del colegio y la barriada saltó a las selecciones juveniles de Antioquia, estuvo en el Sudamericano Juvenil de Venezuela en 1991 con la selección de Colombia sub-20 y después, además de su recordado paso por equipos como Medellín, Nacional y Envigado, hizo parte del combinado nacional de mayores que ganó la única Copa América en la historia de nuestro balompié.
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Sin embargo, mucho antes del éxito en su recordada carrera en el fútbol colombiano, Ramírez también sintió esa llama que se prende en el fútbol juvenil. Ahí empezó todo. La pasión que solo alimenta la ilusión de debutar en primera y alcanzar la estela de los predecesores, los héroes populares que inspiran a los futbolistas de los días que están por venir.
Y con cada proceso que se inicia en las selecciones juveniles está latente el hambre competitiva de los primeros años. Hoy, contra Uruguay, Colombia debuta en el Sudamericano sub-17 de Ecuador. Un torneo en el que la selección nacional buscará un cupo en el mundial de la categoría, que se hará en Perú este mismo año desde noviembre y que se debía haber realizado en 2021, pero que se tuvo que aplazar a consecuencia de la pandemia.
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En principio, el Toro Ramírez no era el encargado de llevar el rumbo de la sub-17. En febrero de 2022, el exfutbolista había sido llamado por la Federación para encargarse de la sub-15, después de sus exitosos procesos en el fútbol juvenil de Antioquia. Sin embargo, en agosto del mismo año, tras la llegada de Héctor Cárdenas a la sub-20, el antioqueño fue ascendido a entrenador en la selección de la siguiente categoría con el objetivo de, además de llevar al equipo al mundial, seguir la misma línea del proyecto de Néstor Lorenzo en el combinado nacional de mayores.
“Desde que llegué a las selecciones nacionales, la idea y el modelo de juego que se ha intentado seguir es la continuidad del trabajo del profesor Héctor Cárdenas. Además, hemos tenido reuniones con Néstor Lorenzo y su cuerpo técnico. El proyecto es tener un fútbol moderno, agresivo y de ataque, tratando de seguir el lineamiento que baja desde la selección absoluta”, explicó Ramírez tras su nombramiento en la sub-17.
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Luego de la eliminación de Catar 2022, en la Federación empezó la reestructuración de todo el plan de selecciones nacionales. Un proceso encaminado a unificar conceptos y propuestas para que la categoría de mayores se nutra del trabajo de las juveniles.
Y en ese camino, la sub-17, como lo ha sido en todos los procesos exitosos más recientes de la selección, resulta un eslabón fundamental de la cadena. Así lo explicó Ramírez, que desde su arribo a la Federación defendió la idea de que la sub-15 es una categoría formativa, a diferencia de las categorías de más edad, en las que el plan sí debe seguir una metodología clara enfocada en alimentar la competitividad de los futbolistas que se empiezan a proyectar al profesionalismo.
Los resultados históricos de la sub-17
Esa concepción, adquirida con los años, se ha demostrado con resultados. Revisando la historia del combinado nacional en esta categoría, que tuvo su primer mundial en China 1985, la primera clasificación de Colombia a una Copa del Mundo sub-17 fue en Escocia 1989. El resultado, el mismo que consiguió después en Japón 1993, cuando obtuvo el título en el Sudamericano, fue una temprana eliminación en primera fase del mundial. Y el recambió que necesitaba la selección de mayores en los años 90 nunca se terminó de cocinar desde el trabajo en las menores.
La selección colombiana no volvió a un mundial sub-17 hasta Finlandia 2003, torneo histórico en el que, con el entrenador Eduardo Lara, el combinado nacional llegó a semifinales y tuvo que conformarse con el cuarto lugar, resultado inédito para nuestro fútbol en torneos mundiales de la FIFA. Unos meses después, en Emiratos Árabes, Colombia logró, además, el tercer puesto en la copa del mundo sub-20.
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2003 fue el inicio de los procesos mancomunados entre las categorías inferiores, que después se tradujeron en la formación de una camada histórica para el balompié nacional. En ese mundial sub-17 de Finlandia surgieron jugadores históricos de la selección como Freddy Guarín, Pablo Armero y Adrián Ramos, que se unieron a futbolistas de la otra categoría como Falcao García, Cristian Zapata y Abel Aguilar.
Esa misma camada después se juntó con la sub-20 de 2011, que lideraba James Rodríguez, y esa unión de fuerzas construyó todo el proceso de los mundiales de 2014 y 2018, un antes y un después para el balompié colombiano. Pero previo a que apareciera la sub-20 de 2011, en 2009 en Nigeria, con jugadores como Santiago Arias, Jeison Murillo y Gustavo Cuéllar, Colombia volvió a alcanzar las semifinales del mundial sub-17 y también quedó en el cuarto puesto ese año. Nada es casualidad.
La llama de la selección sigue encendida
Los resultados de los juveniles, que después fueron las bases de las gestas de los mayores, sirven de inspiración para reconstruir el camino de la selección nacional.
En el Sudamericano sub-20 que se hizo a principios de año en territorio nacional, Colombia consiguió cupo al mundial. No obstante, más allá del resultado, el equipo de Héctor Cárdenas reconectó con esa afición que, tras los fracasos de los últimos tiempos, había perdido el cariño por la selección
Ahora, el equipo del Toro Ramírez, que además es asistente de Cárdenas en la sub-20, quiere seguir la misma senda en el Sudamericano sub-17 que inicia en Ecuador. Aunque, sobre todo, el objetivo es fortalecer el trabajo de las selecciones juveniles para reavivar la llama del equipo de mayores, que con Néstor Lorenzo aspira a volver a las copas del mundo, la gran ilusión de esos niños que empiezan a jugar a la pelota en los barrios y sueñan con alcanzar o superar las gestas más gloriosas del fútbol colombiano.
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