Aunque más de medio país esté subido ahora en el bus de la victoria del fútbol femenino, justo es reconocer que los éxitos en 2022 han sido mérito casi exclusivo de las jugadoras, los cuerpos técnicos y sus familias. Algunos directivos, porque los hay, las han apoyado con convicción, pero la mayoría, con razón o no, siguen escépticos frente a un fenómeno que no deja de crecer: el de las mujeres en el balompié.
Y este año ha sido histórico. En marzo, la selección sub-17 logró el subtítulo en el Suramericano de Uruguay y se clasificó para el Mundial de la categoría, que se disputará del 11 al 30 de octubre en India. En territorio charrúa, las “Superpoderosas“, dirigidas por el técnico Carlos Paniagua, ganaron seis partidos y solo perdieron uno, marcaron 20 goles y permitieron dos.
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Dos semanas después fueron las sub-20 las que terminaron segundas en el Suramericano Juvenil en Chile, otra vez detrás de Brasil. Ganaron cuatro juegos, empataron dos y perdieron uno. Anotaron 13 veces y recibieron cuatro anotaciones. Lograron así un cupo al Mundial de Costa Rica, que arrancará dentro de dos semanas, pues va del 10 al 28 de agosto.
Otra selección de esa misma categoría conquistó la medalla de oro de los Juegos Bolivarianos de Valledupar, en junio, al superar a Panamá, Paraguay y Venezuela. Hizo 11 goles y recibió uno.
Y ahora el equipo de mayores tiene ilusionada a la afición futbolera en el país con su actuación en la Copa América, que se disputa desde el 8 de julio en Cali, Armenia y Bucaramanga.
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El equipo nacional, bajo las órdenes de Felipe Taborda, cabalgó la primera fase y sumó 12 puntos en cuatro juegos. Venció 4-2 a Paraguay en su estreno, después 3-0 a Bolivia, 2-1 a Ecuador y 4-0 a Chile. Y el lunes en la noche venció 1-0 a Argentina y avanzó a la final del torneo, el próximo sábado 30 de julio, desde las 7:00 p.m., en el estadio Alfonso López de Bucaramanga.
La delantera vallecaucana Linda Caicedo marcó el gol del triunfo frente a las albicelestes, que significó además la clasificación al Mundial de Nueva Zelanda y Australia en 2023, y los Juegos Olímpicos de París 2024.
Con ese triunfo las futbolistas colombianas cumplieron su misión de conquistar el tiquete a tres Mundiales y consolidar al país como la segunda potencia del fútbol femenino en la región, detrás de la de Brasil. Con resultados y buenas actuaciones, reclaman mayor apoyo estatal y de la empresa privada, así como continuidad en una Liga que se ha realizado en los últimos siete años, pero apenas con un par de meses de duración.
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A pesar de la falta de fogueo y de ritmo de competencia, Catalina Pérez, Daniela Arias, Daniela Montoya, Leicy Santos, Catalina Usme, Linda Caicedo y compañía han demostrado el enorme talento de las mujeres colombianas para jugar el fútbol y su capacidad para superar obstáculos y representar dignamente al país.
Están felices, orgullosas y satisfechas con lo que han logrado, pero no conformes. Son competitivas y soñadoras, por lo que intentarán ganar el título continental, que sería la cereza en el pastel para el semestre más exitoso en la historia del fútbol colombiano.
“La meta era clasificar a todos los Mundiales, y se consiguió con sobrados méritos. Ahora nada nos impide soñar con ser campeonas. Este grupo, y todas las futbolistas que han pasado alguna vez por la selección, ha trabajado muy duro para lograrlo. Sería fabuloso”, advirtió la defensa Manuela Vanegas, una de las figuras del equipo que el sábado tendrá una nueva cita con la historia.
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