La pelota es del 10: con James como figura, Colombia venció a Argentina
Con este triunfo, Colombia rompió una racha de 17 años sin vencer a Argentina. La tricolor ahora es segunda con 16 unidades en la tabla de las eliminatorias.
Andrés Osorio Guillott
La jugada del gol de Colombia lo dice todo. Tiro de esquina a favor del combinado nacional. James, que hasta ese minuto 25 había aparecido poco, caminó hacia el sector nororiental para hacer el cobro. Antes de agarrar la pelota, miró a la tribuna y como suele hacer cada vez que se acerca a alguna grada, levantó los brazos con firmeza y entonces, como si no solo le pidiéramos que lidere en la cancha, le toca también liderar a la hinchada, que hasta ese entonces daba también pocas muestras de hacer de Barranquilla un carnaval.
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La jugada del gol de Colombia lo dice todo. Tiro de esquina a favor del combinado nacional. James, que hasta ese minuto 25 había aparecido poco, caminó hacia el sector nororiental para hacer el cobro. Antes de agarrar la pelota, miró a la tribuna y como suele hacer cada vez que se acerca a alguna grada, levantó los brazos con firmeza y entonces, como si no solo le pidiéramos que lidere en la cancha, le toca también liderar a la hinchada, que hasta ese entonces daba también pocas muestras de hacer de Barranquilla un carnaval.
Cobró en corto con Johan Mujica, que también tuvo un buen partido, y el lateral se la regresó. Un instante para calcular y con ojo de águila (no es publicidad) puso el balón como con la mano en la cabeza de Yerson Mosquera, que reemplazó en esta ocasión a Yerry Mina, y este ascendió a los cielos como si fuera Remedios La Bella y logró enviar la pelota al fondo de la red, que se infló como la sabana que inspiró una de las escenas más icónicas de la literatura universal.
Misterchip nos informó en sus redes que la de ese gol fue la asistencia número 11 de James Rodríguez, un número que superó las 10 que tenía Carlos ‘el Pibe’ Valderrama, quien hasta ayer fue el mayor asistente en la historia de la selección de Colombia. Tiempo atrás hice parte de los que desde la comodidad de un sofá lo juzgó, pero hoy, con la bondad de la vida que permite cambiar de opinión, agradezco poder ser testigo de una, por no decir que la mejor zurda que ha tenido el fútbol colombiano.
Colombia no jugaba bien hasta ese momento. Faltaban ideas, pero para eso de tanto en tanto al mundo llegan genios, para acabar con la crisis de imaginación y hacer lo diferente. Sin correr mucho, James nuevamente hacía magia para que unos se cogieran confianza en la cancha y otros en la tribuna.
No era el partido de la intensidad de la final de la Copa América. Aquí no se jugaba un título, pero no hay disputa en la que no se juegue el honor. Los dirigidos por Néstor Lorenzo sabían que tenían que quitarse una espina y las cosas se fueron dando en medio de las sombras, no las provocadas por el sol que esta vez dio una tregua y se ocultó para quedarse únicamente en la bandera de Argentina, sino por los errores en el campo a la hora de defender y de encontrar los enlaces en el mediocampo que conectaran la defensa con el ataque.
Por poco y la concentración nos vuelve a costar caro, pues al comenzar la segunda parte Argentina encontró el empate. Podríamos decir que James busca tantas asistencias que incluso por equivocación le dio una al rival para que Nicolás González igualara el marcador. Todo lo escrito hasta hace unos renglones más arriba y los elogios se perdieron en el silencio del tanto albiceleste.
Colombia no bajó los brazos. Aunque a lo largo del partido siguió careciendo de precisión y falló en la toma de decisiones, unas tres opciones más quedaron, pero solo una volvió a poner el marcador a nuestro favor. Un penalti a Daniel Muñoz que tuvo que ser revisado por el Var para pitarse, le dio la oportunidad a James Rodríguez de reivindicarse.
Hay penaltis que son golazos, y el de James lo fue. Parecía asomarse el fantasma del Dibu Martínez, que fue abucheado todo el partido porque nadie olvida que con maña y malicia nos eliminó en la Copa América de 2021 desde los 12 pasos. Pero el 10 se vistió de cazafantasmas y de protagonista. Un violinazo al ángulo de la mano derecha para ser el director de la orquesta, el que puso el compás para que todos en el Metropolitano se unieran para cantar y apoyar a la selección. Hay que decir que por momentos que algunos sectores de la hinchada estaban más interesados en mostrar su descontento con el gobierno de Gustavo Petro que en alentar a los que estaban en cancha.
Brazos abiertos, mirada firme a la tribuna y en su espalda llegaron sus compañeros para abrazarlo. James lo volvió a hacer. Minutos después volvió a ponerse el guante blanco para asistir a Jhon Córdoba, que había ingresado por un Jhon Durán que no lo hizo mal, pero el 9 de la tricolor quiso romper el arco defendido por el Dibu y mandó el balón a las grises nubes que se asomaban nuevamente.
Colombia tuvo una oportunidad clara de marcar el tercero y sentenciar el marcador sobre los minutos finales. Un contragolpe manejado con inteligencia y con tiempo, pero que se vio frustrado por un achique del Dibu Martínez al remate de Daniel Muñoz, que había buscado su oportunidad y no se le dio.
La cancha terminó con sal, pero no la del mar de la Puerta de Oro de Colombia, sino la que se quitó el combinado nacional luego de 17 años sin ganarle a Argentina y de ocho sin ganar en un horario que generó polémica, pero que Néstor Lorenzo acalló diciendo que nadie de su cuerpo técnico se quejó por entrenar a 45 grados en la pasada Copa América. Hoy, el combinado nacional es el único invicto en las eliminatorias con seis partidos ganados y dos empatados.
La próxima vez tendrán que vender sombreros ‘vueltiaos’ en el Metropolitano, así todos podremos quitarnos el sombrero cada vez que James vista la camiseta de Colombia.
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