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“El fútbol le está dando la espalda en cuanto a resultados. Colombia está necesitado”, fueron las palabras del DT Lionel Scaloni en la previa del juego de hoy entre Argentina y Colombia, en Córdoba (6:30 p.m.). El partido para quemar los últimos cartuchos mundialistas del equipo de Reinaldo Rueda, que creó una campaña de comunicación llamada #YoMeMonto, inspirada en la historia en Instagram que colgó Juan Fernando Quintero tras la derrota ante Perú: “Bájense... que yo me monto”.
Será un partido singular: Colombia necesita tumbar el invicto del equipo que más partidos (28) lleva sin perder en el planeta. Pero Argentina no contará con su columna vertebral... lesiones y suspensiones. Arma de doble filo. Scaloni podría cambiar su religioso 4-3-3 sin cuatro de sus futbolistas capitales: Cuti Romero, Leandro Paredes, Rodrigo De Paul y Lionel Messi. Y otro de los más experimentados tampoco estará disponible: Nicolás Otamendi. Además, Papu Gómez y Lucas Ocampos serán duda hasta última hora por problemas físicos.
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Un partido experimental para Scaloni con futbolistas ajenos al once titular, pero que quieren demostrar su espalda como Julián Álvarez y Guido Rodríguez, peligro. Una de las principales virtudes del entrenador, ante el poco tiempo de trabajo y aprovechando los 40 días que tuvo de concentración para la Copa América que viene de ganar, fue la de darle continuidad a su equipo. Los mismos, los mismos y así fue afinando el fútbol y consolidando el grupo, que es el más unido de los últimos tiempos. Salen a divertirse. La memoria y fuego interior de un equipo que consiguió un título que encendió una chispa que hace décadas no alumbraba con esa llama.
Argentina fue el segundo país, después de Catar, que más entradas le ordenó a la FIFA para el Mundial. Son candidatos a ganarlo por ese pecho inflado con el que llevan jugando el último semestre.
Y Colombia, tan urgida de anotar, saldrá con una disposición agresiva en condición de visitante. “Es un riesgo, y lo sabemos”, admitió Reinaldo en la rueda de prensa previa. Habrá muchos espacios detrás de los centrales de la selección. Y la velocidad, la principal virtud de Dávinson, será vital. Ambos equipos se mostrarán los dientes desde los primeros minutos, tiempo en el que Colombia espera acabar con la sequía de 556 minutos sin anotar. Liberarse, rápido. Recuperar la confianza. Pero será una ruleta rusa.
Esta generación, línea por línea, superior a la que fue a Brasil 2014 y Rusia 2018, no concibe la idea de quedarse fuera de la Copa del Mundo. Y teniendo en cuenta que será el último chance de Falcao y James, quien ya admitió que no ve su retiro tan lejos, a la espera del futuro de David Ospina y Juan Cuadrado. “Desde hace un tiempo vivo el venir a la selección como si pudiera ser una de las últimas veces. La selección no te avisa, con un equipo tienes contrato cierto tiempo, la selección no te avisa. Quizá las probabilidades están en contra nuestra, pero vamos a desafiarlas”, dijo Falcao.
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Los dos rivales más peligrosos de Colombia para el cuarto puesto y el repechaje son Perú y Uruguay. El equipo charrúa, quinto en la tabla, que tiene la inyección anímica de un nuevo entrenador, le ganaría a Venezuela y quedaría con cinco puntos de ventaja sobre Colombia si pierde ante Argentina, todo con seis puntos más en disputa. Casi la muerte.
Y Perú, que tiene la moral más alta que nunca, recibirá a Ecuador, que ya tiene prácticamente sentenciada su clasificación a Catar. Son dos partidos vitales para el equipo colombiano. Además, en la penúltima fecha ocurrirá un panorama elocuente: Uruguay y Perú se enfrentan. A lo lejos un punto positivo para las aspiraciones de Colombia, pero más cerca, si el equipo de Rueda no consigue el objetivo ante Argentina, un empate entre ambos sería el entierro final.
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Tras perder el primer partido de Rusia 2018, el 50 % de la clasificación a octavos de final, con este panorama desolador, Colombia respondió con el mejor partido de la era Pékerman: goleada 3-0 a Polonia. Que se repita. La última bala mundialista será contra la Scaloneta.