La unión: el valor que debe primar en la selección de Colombia
Los mensajes de Juan Guillermo Cuadrado y Edwin Cardona luego del triunfo del combinado nacional contra Ecuador por la Copa América dejaron una gran reflexión: hay que predicar con el ejemplo.
Andrés Osorio Guillott
Alguna vez Albert Camus dijo: “Todo lo que sé de la moral y de las obligaciones del hombre se lo debo al fútbol”. Y es que en tiempos de crisis –que parecen ser los tiempos de siempre y no los que son producto de una época–, los ciudadanos de a pie buscamos desesperada, e incluso inconscientemente, símbolos que nos ayuden a recobrar la esperanza en los otros y en el momento en el que vivimos.
El fútbol en Colombia ha sido desde hace tiempo un símbolo de unión. Sus referentes terminan siendo ejemplos de vida y faros para muchos que no necesariamente quieren seguir el camino del deporte, pero que sí quieren adoptar una actitud de valentía y una convicción tal que cada paso que den se convierta en una reafirmación de sus sueños.
El país atraviesa un momento complejo, una crisis aguda que tenía que estallar en algún momento. Y el fútbol es la muestra también de esto, pues seguramente si la situación hubiera sido otra, la victoria del pasado domingo del combinado nacional contra Ecuador en la Copa América, la habríamos celebrado en un estadio de nuestro territorio, seguramente se habría podido organizar, como estaba estipulado, este torneo internacional en Colombia.
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Pero nos acomodamos siempre a las adversidades, aun cuando corremos el peligro de normalizarlas y perpetuarlas. Y en medio del contexto, aparece el deporte con valores que no le son propios, pero que se enaltecen y puede influir para que la mentalidad entre nosotros cambie. Y es ahí cuando esperamos, para bien o para mal, que esos referentes demuestren que, pese a que son producto de la sociedad, pueden apartarse y ser ejemplo desde sus actos.
Las palabras de James Rodríguez en una transmisión en vivo por Instagram junto con Camilo Zúñiga y Teófilo Gutiérrez no sentaron muy bien. Al 10 habitual de la selección se le admira por sus virtudes como futbolista, por su visión de juego y su buena pegada. Su sello en el Mundial de Brasil 2014, en la mejor participación hasta ahora de Colombia en este torneo, dejó un grato recuerdo en la memoria colectiva. Pero pasando la página, y anhelando siempre desde la pasión que esté en su mejor nivel para que sus actuaciones no sean solo reminiscencias sino celebraciones aun en el presente, habría que preguntarse por qué dejó de lado el liderazgo y olvidó dar un mensaje de unión y respaldo al grupo de jugadores que ahora nos representan en la Copa América.
“Me faltaron al respeto”, dijo James cuando se refirió al no llamado de Reinaldo Rueda para las eliminatorias y la Copa. Y si bien aclaró que deseaba que a la selección le fuera bien siempre, la sensación que dejó fue de haber olvidado que como líder su función está en unir y no en dividir.
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Sin mencionarlo, pero haciendo un llamado a la unión. Así fueron los mensajes que dejaron Juan Guillermo Cuadrado y Edwin Cardona al cabo del compromiso contra Ecuador. Más allá del regular nivel que mostraron ambas selecciones, y que bastó con una gran jugada de laboratorio liderada por el volante de Boca Juniors, que además reemplazó a James como el 10 de la selección, lo que queda tras bambalinas es la intención del grupo por reflejar una buena relación entre todos los integrantes.
“Nadie es más que todo el equipo, porque cuando estamos unidos, creo que somos más fuertes. Y si alguien se sale de ese planteamiento del profe Rueda, creo que va a ser mucho más difícil. Cuando estamos unidos somos más fuertes”, dijo Cuadrado.
“La unión hace la fuerza. Lo único que hacemos es entrenar y ponernos a disposición del cuerpo técnico. Este equipo quiere soñar y acá todos somos iguales (...) Hay que tener humildad, porque de pronto mañana podemos estar en la tribuna”, afirmó Edwin Cardona.
Dos mensajes sumados a la celebración, a la imagen de un grupo arrodillado y abrazado, demostrando que en la selección, más allá de los objetivos deportivos, está la intención también de predicar con el ejemplo, de que además de afianzar las variantes tácticas del 4-4-2 o 4-3-3 del profe Reinaldo Rueda, lo que debe mantenerse al frente son los valores, y entre esos el de la unión, que no solo se necesita para que haya una buena comunicación y coordinación de movimientos dentro del campo de juego, sino también para que la identidad del grupo se mantenga sólida y se evite volver a la imagen de un aparente camerino fragmentado como el que vimos después de caer goleados contra Ecuador por la cuarta fecha de las eliminatorias a Catar 2022.
Es un momento de transición en la selección de Colombia. Cada vez son menos los jugadores de aquel Brasil 2014 que hacen parte de la actual plantilla, por ende, en momentos de giros y renovación, aquellos que hacen parte del pasado y que permanecerán en un presente y futuro próximo, deben saber que en ellos recae la responsabilidad de la herencia, del legado, de incentivar el sentido de pertenencia y de resguardar en lo deportivo y en lo humano los principios y los rasgos que nos caracterizan, demostrando así que representar al país, además de ser un orgullo por las victorias individuales, requiere una responsabilidad mucho mayor por el mensaje y lo que representan dentro y fuera de la cancha para las actuales y futuras generaciones.
Alguna vez Albert Camus dijo: “Todo lo que sé de la moral y de las obligaciones del hombre se lo debo al fútbol”. Y es que en tiempos de crisis –que parecen ser los tiempos de siempre y no los que son producto de una época–, los ciudadanos de a pie buscamos desesperada, e incluso inconscientemente, símbolos que nos ayuden a recobrar la esperanza en los otros y en el momento en el que vivimos.
El fútbol en Colombia ha sido desde hace tiempo un símbolo de unión. Sus referentes terminan siendo ejemplos de vida y faros para muchos que no necesariamente quieren seguir el camino del deporte, pero que sí quieren adoptar una actitud de valentía y una convicción tal que cada paso que den se convierta en una reafirmación de sus sueños.
El país atraviesa un momento complejo, una crisis aguda que tenía que estallar en algún momento. Y el fútbol es la muestra también de esto, pues seguramente si la situación hubiera sido otra, la victoria del pasado domingo del combinado nacional contra Ecuador en la Copa América, la habríamos celebrado en un estadio de nuestro territorio, seguramente se habría podido organizar, como estaba estipulado, este torneo internacional en Colombia.
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Pero nos acomodamos siempre a las adversidades, aun cuando corremos el peligro de normalizarlas y perpetuarlas. Y en medio del contexto, aparece el deporte con valores que no le son propios, pero que se enaltecen y puede influir para que la mentalidad entre nosotros cambie. Y es ahí cuando esperamos, para bien o para mal, que esos referentes demuestren que, pese a que son producto de la sociedad, pueden apartarse y ser ejemplo desde sus actos.
Las palabras de James Rodríguez en una transmisión en vivo por Instagram junto con Camilo Zúñiga y Teófilo Gutiérrez no sentaron muy bien. Al 10 habitual de la selección se le admira por sus virtudes como futbolista, por su visión de juego y su buena pegada. Su sello en el Mundial de Brasil 2014, en la mejor participación hasta ahora de Colombia en este torneo, dejó un grato recuerdo en la memoria colectiva. Pero pasando la página, y anhelando siempre desde la pasión que esté en su mejor nivel para que sus actuaciones no sean solo reminiscencias sino celebraciones aun en el presente, habría que preguntarse por qué dejó de lado el liderazgo y olvidó dar un mensaje de unión y respaldo al grupo de jugadores que ahora nos representan en la Copa América.
“Me faltaron al respeto”, dijo James cuando se refirió al no llamado de Reinaldo Rueda para las eliminatorias y la Copa. Y si bien aclaró que deseaba que a la selección le fuera bien siempre, la sensación que dejó fue de haber olvidado que como líder su función está en unir y no en dividir.
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Sin mencionarlo, pero haciendo un llamado a la unión. Así fueron los mensajes que dejaron Juan Guillermo Cuadrado y Edwin Cardona al cabo del compromiso contra Ecuador. Más allá del regular nivel que mostraron ambas selecciones, y que bastó con una gran jugada de laboratorio liderada por el volante de Boca Juniors, que además reemplazó a James como el 10 de la selección, lo que queda tras bambalinas es la intención del grupo por reflejar una buena relación entre todos los integrantes.
“Nadie es más que todo el equipo, porque cuando estamos unidos, creo que somos más fuertes. Y si alguien se sale de ese planteamiento del profe Rueda, creo que va a ser mucho más difícil. Cuando estamos unidos somos más fuertes”, dijo Cuadrado.
“La unión hace la fuerza. Lo único que hacemos es entrenar y ponernos a disposición del cuerpo técnico. Este equipo quiere soñar y acá todos somos iguales (...) Hay que tener humildad, porque de pronto mañana podemos estar en la tribuna”, afirmó Edwin Cardona.
Dos mensajes sumados a la celebración, a la imagen de un grupo arrodillado y abrazado, demostrando que en la selección, más allá de los objetivos deportivos, está la intención también de predicar con el ejemplo, de que además de afianzar las variantes tácticas del 4-4-2 o 4-3-3 del profe Reinaldo Rueda, lo que debe mantenerse al frente son los valores, y entre esos el de la unión, que no solo se necesita para que haya una buena comunicación y coordinación de movimientos dentro del campo de juego, sino también para que la identidad del grupo se mantenga sólida y se evite volver a la imagen de un aparente camerino fragmentado como el que vimos después de caer goleados contra Ecuador por la cuarta fecha de las eliminatorias a Catar 2022.
Es un momento de transición en la selección de Colombia. Cada vez son menos los jugadores de aquel Brasil 2014 que hacen parte de la actual plantilla, por ende, en momentos de giros y renovación, aquellos que hacen parte del pasado y que permanecerán en un presente y futuro próximo, deben saber que en ellos recae la responsabilidad de la herencia, del legado, de incentivar el sentido de pertenencia y de resguardar en lo deportivo y en lo humano los principios y los rasgos que nos caracterizan, demostrando así que representar al país, además de ser un orgullo por las victorias individuales, requiere una responsabilidad mucho mayor por el mensaje y lo que representan dentro y fuera de la cancha para las actuales y futuras generaciones.