Las cargas de responsabilidades del fracaso de Colombia en las Eliminatorias
¿El principal responsable? El entrenador. Pero luego la directiva y los jugadores también llevan una cuota de un proceso turbulento que se partió en dos por problemas al interior del vestuario.
Nadie sabe qué fue lo que pasó adentro, la verdad solo la tienen ellos. El punto es que algo se rompió y después Reinaldo Rueda no cumplió las expectativas. Con un funcionamiento cuestionable en todos sus partidos, Colombia está prácticamente eliminada de la Copa del Mundo con uno de los mejores planteles -por no decir el mejor- que ha tenido a lo largo de su historia. Pero el resultado fue el mismo de casi siempre: afuera de la cita más importante del fútbol.
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Nadie sabe qué fue lo que pasó adentro, la verdad solo la tienen ellos. El punto es que algo se rompió y después Reinaldo Rueda no cumplió las expectativas. Con un funcionamiento cuestionable en todos sus partidos, Colombia está prácticamente eliminada de la Copa del Mundo con uno de los mejores planteles -por no decir el mejor- que ha tenido a lo largo de su historia. Pero el resultado fue el mismo de casi siempre: afuera de la cita más importante del fútbol.
Las exigencias de Carlos Queiroz y su cuerpo técnico, su trato no paternalista, derivaron en algunos desencuentros con alguna porción de futbolistas. Las Eliminatorias empezaron con un camino muy esperanzador: una goleada 3-0 a Venezuela y un empate agónico 2-2 ante Chile en Santiago en un partido que Colombia dominaba con categoría, pero que se derrumbó por la lesión de Stefan Medina.
Las siguientes dos fechas fueron la bomba nuclear: una goleada 3-0 de Uruguay en Barranquilla. El equipo no estaba preparado para recibir un accidente. En los primeros minutos, una mala salida de Yerry Mina derivó en el primer gol de los charrúas, impotencia. Y calor... no le pudieron dar la vuelta.
En el intermedio entre el final del partido y el siguiente ante Ecuador en el que Colombia cayó goleada 6-1, en un acto de poco profesionalismo de los jugadores, algo pasó. Y no hubo retorno. El misterio de qué fue lo que pasó siguen en la oscuridad, al menos por ahora. Y Carlos Queiroz, que había hecho un gran trabajo a nivel de resultados y de funcionamiento con una identidad clara de juego, dejó su cargo con apenas 18 meses de trabajo.
Separando esos dos últimos partidos, que por los problemas internos deben separarse del análisis futbolístico, Queiroz tuvo 12 de 16 vallas invictas con apenas nueve goles en contra. Era un equipo que proponía a través de las transiciones rápidas, pero al que era casi imposible marcarle. Equilibrio. Colombia fue el mejor equipo de la primera ronda de la Copa América 2019 y cayó eliminada ante la Chile de Rueda por penales en los cuartos de final. El saldo final: 9 victorias, 5 empates y 4 derrotas en 18 partidos dirigidos del portugués.
Y así, con un Rueda desprestigiado en Chile por un fútbol con malos resultados y que tampoco llenaba a sus gentes, con apenas 4 puntos de 12 posibles en las Eliminatorias aterrizó en Colombia. El camino no mejoró.
En las Eliminatorias, al mando de Rueda, el equipo acumula dos triunfos, siete empates y tres derrotas en 12 partidos. Apenas 13 puntos de 36 posibles. Los números tampoco fueron buenos en la Copa América, a pesar de lo que significa la etiqueta del tercer puesto: dos victorias en siete partidos. Colombia sufrió para entrar a la fase de grupos, instancia en la que sufrió dos derrotas. Luego venció a Uruguay por penales en los cuartos de final tras un pálido 0-0 y perdió por penales ante Argentina en la semifinal. En la lucha por el tercer puesto se impuso 3-2 ante Perú en los últimos minutos por un gol de media distancia de Luis Díaz, la nota más alta de este proceso con Wilmar Barrios y David Ospina.
Barrios ha sido el mejor jugador en el global de los 18 partidos, Ospina ha sido figura y clave en la mayoría de juegos y Luis Díaz explotó el nivel que lo tiene a una firma del Liverpool en la Copa América, un pico alto que supo mantener este semestre en el Porto ratificándose, fecha tras fecha, como el mejor futbolista de la liga de Portugal y uno de los candidatos a ser el goleador del torneo junto al uruguayo Darwin Núñez.
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Los casi 40 días de concentración entre las dos fechas de Eliminatorias y la Copa América eran el escenario ideal y las patas para las selecciones para preparar la Copa del Mundo con el ingrediente más religioso con el que nunca cuentan: tiempo de trabajo. El equipo no pudo consolidarse en el torneo con un buen juego en los partidos, más allá del primer tiempo ante Brasil en la fase de grupos, juego en el que compitió de gran manera y el segundo tiempo ante Argentina. Tampoco aprovechó la cantidad atípica de partidos de la fase de grupos (4) para probar alternativas en defensa con Carlos Cuesta y Jhon Lucumí. Davinson Sánchez y Yerry Mina disputaron todos los partidos y la dupla jóvenes de centrales no tuvo minutos para probarse.
En sus ruedas de prensa, la tendencia en las palabras del entrenador ha sido calcada: habla de un equipo que genera muchas opciones de gol, pero que no ha podido definir. No parece del todo cierto. Al equipo le cuesta producir opciones claras para sus delanteros. Se hablan de los 650 minutos sin marcar, pero no tanto de que es fue equipo sólido en defensa. En los últimos siete partidos Colombia solo ha recibido tres goles.
Se ha entregado a la expresión individual de Luis Díaz, pero no le ha generado escenarios favorables para que haga su juego en el uno contra uno o para que llegue con posibilidades de remate. Es un pez suelto en el mar.
“Con un fútbol defensivo y amarrete, Colombia pasó de un séptimo puesto al cuarto en puestos de clasificación directa”, respondió con molestia Rueda en la rueda de prensa previa a la derrota ante Perú.
El principal responsable, por la generación de futbolistas con la que contó, es el entrenador. La directiva, por sus equívocas decisiones, por no tener un libro de ruta, también tiene un grado de responsabilidad. Y por supuesto los jugadores, a quienes no se les notó nunca la falta de ganas o iniciativa, pero que fueron quienes desataron la salida de Queiroz en curiosas circunstancias.
Una generación no merecía despedirse quedándose afuera de un Mundial. Ospina, James, Falcao y Cuadrado pedían un baile más. Quedan dos partidos, las matemáticas aún no cierran la puerta, pero la esperanza está perdida.