Luis Díaz: el júbilo de un gol que le da esperanza a todo un país
Una noche histórica era la que la vida le tenía preparada a Luis Díaz, que fue el protagonista de la victoria de Colombia frente a Brasil.
Andrés Osorio Guillott
Evitó el silencio. Evitó la frustración. Qué estallido. No fue una bomba. No fue la violencia. Ganó esta vez la alegría, la paz. Sí. Volteen todos a mirar. Es Luis Díaz. No busquen en otro lado. Es el fútbol una de las cosas más mágicas de la vida y pidan un tinto para que pueda defender mi teoría. Si alguien no sabía lo que era la justicia poética, que mire lo que logró el guajiro. Ay, si los Díaz no han sabido ser profetas en esta tierra. Leandro Díaz. Diomedes Díaz. Ahora es Lucho. De los acordeones, de los vallenatos, los juglares y la pelota. Los coros con sabor a ron. Los goles con sabor a una cerveza fría, a un sorbo de alivio en un país sediento de paz.
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Evitó el silencio. Evitó la frustración. Qué estallido. No fue una bomba. No fue la violencia. Ganó esta vez la alegría, la paz. Sí. Volteen todos a mirar. Es Luis Díaz. No busquen en otro lado. Es el fútbol una de las cosas más mágicas de la vida y pidan un tinto para que pueda defender mi teoría. Si alguien no sabía lo que era la justicia poética, que mire lo que logró el guajiro. Ay, si los Díaz no han sabido ser profetas en esta tierra. Leandro Díaz. Diomedes Díaz. Ahora es Lucho. De los acordeones, de los vallenatos, los juglares y la pelota. Los coros con sabor a ron. Los goles con sabor a una cerveza fría, a un sorbo de alivio en un país sediento de paz.
Quién más lo merecía. Era él. No podía ser otro. Casi que Allison, que ahora era su rival, pero es su compañero en Liverpool, también celebra con él los goles que le anotó en una noche además histórica. Al final lo hizo. Lo felicitó. Todos lo hicieron. Cómo no. En algún lugar alguien ya está pensando en el guion para la película. Tuvo que vivir 13 días el martirio que viven cientos de familias que tienen a sus seres queridos secuestrados. Poco se sabía de su papá, de Luis Manuel Díaz. Lo tenía el ELN, al parecer en Venezuela. Qué días tan eternos. Lo volvió a ver a principio de semana cuando se fundieron en un abrazo y en unas lágrimas similares a las de la noche del jueves.
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Dos tantos de cabeza. Muy similar al que anotó mientras su papá estaba secuestrado y él estaba al otro lado del mundo mostrando una mentalidad inquebrantable y marcando con el Liverpool para alzar su camiseta y mostrar el mensaje: “Libertad para papá”. Se desquitó de su mala racha, se desquitó de su tristeza, de su preocupación, de la maldita suerte de este país que no descansa de la violencia, de la guerra. Celebró con el corazón, con las lágrimas de la alegría, con el júbilo de un gol, con el júbilo que no tiene comparación en el mundo.
Le dedicaste a tu papá los tantos que le dieron a Colombia la primera victoria en la historia de las eliminatorias frente a Brasil, Luchito. Es verdad, mi hermano, el protagonista eres tú. Te corriste la cancha, te la comiste. Nadie te alcanzaba, ni los rivales, ni los compañeros. Estabas hecho un monstruo. Tenías el arco cerrado en las fechas anteriores. La vida, Dios, el Universo, como lo quieran llamar, pero esta historia nos hace creer que todo estaba preparado para ti y tu familia. Los buenos corazones reciben recompensas que conmueven hasta las lágrimas. A ti todos te quieren. En Barranquilla te adoran porque no pierdes la humildad, porque sigues yendo al mismo peluquero que te atendió cuando llegaste a ser jugador del Junior. En el país todos te admiramos por tu talento, pero ahora por tu personalidad.
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Dos goles para ti, para tu familia, para la historia. Y qué ambiente. Antes del partido el estadio coreaba “fuera Petro”. Muchos se cansaron de las crisis, de un tiempo cíclico en el que se repiten los problemas, los males. No queremos de nuevo la inseguridad. O queremos, mejor, que se termine, porque para muchas poblaciones nunca se fue. Libertad para todos los secuestrados, para que las familias tengan a un Lucho Díaz entre ellos que pueda crecer y cumplir sus sueños, para que alguno haga historia, no importa si en el fútbol, pero que la haga, porque este país necesita otros relatos y otras memorias que guardar, otras como la que nos dejó el guajiro anoche. “Hemos pasado por momentos duros, pero la vida te hace fuerte y valiente. Eso es el fútbol y también la vida misma”, dijiste. Qué crack, hombre. Qué berraquera.
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