Néstor Lorenzo: “Tenemos que acostumbrarnos a pelear todos los campeonatos”
En dos años de gestión, el técnico argentino le dio identidad a la selección y consolidó un plantel fuerte futbolística y mentalmente, que da resultados y tiene muy claros sus objetivos.
Luis Guillermo Ordoñez
La relación de Néstor Lorenzo con Colombia surgió por allá en 1985. En enero de ese año enfrentó, en el Suramericano Sub-20, a la selección que revolucionó nuestro fútbol: la que dirigía Luis Alfonso Marroquín y lideraban René Higuita, John Jairo Tréllez y John Édison Castaño. Fue en el estadio Defensores del Chaco, en Asunción (Paraguay), en donde el duelo terminó 1-1 y al defensa argentino le llamaron la atención la calidad y el atrevimiento de sus rivales.
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La relación de Néstor Lorenzo con Colombia surgió por allá en 1985. En enero de ese año enfrentó, en el Suramericano Sub-20, a la selección que revolucionó nuestro fútbol: la que dirigía Luis Alfonso Marroquín y lideraban René Higuita, John Jairo Tréllez y John Édison Castaño. Fue en el estadio Defensores del Chaco, en Asunción (Paraguay), en donde el duelo terminó 1-1 y al defensa argentino le llamaron la atención la calidad y el atrevimiento de sus rivales.
Ese mismo año debutó como profesional en Argentinos Juniors y, aunque no jugó, vivió de cerca el triunfo sobre América de Cali en la final de la Copa Libertadores, en octubre.
Ama el fútbol desde niño y sabía que su destino estaba ligado a un balón. Eso era lo que le decía Luisa, su mamá, durante los largos recorridos diarios que hacían en autobús cuando ella lo acompañaba desde su barrio, Villa Celina, al suroeste de Buenos Aires, hasta la sede del club, en La Paternal, mucho más al centro.
En su carrera de futbolista jugó también en el Bari, de Italia, y el Swindon Town, de Inglaterra, antes de regresar a su país y vestir las camisetas de San Lorenzo, Banfield, Ferro Carril Oeste, Boca Juniors y Quilmes. Su mejor versión se vio entre 1988 y 1990, cuando defendió los colores de su país en los Juegos Olímpicos de Seúl y el Mundial de Italia 1990, en el que jugó la final perdida contra Alemania. En 1998, con apenas 32 años, se retiró.
“Era un jugador muy inteligente, que se adaptaba a las situaciones, un líder tranquilo, respetuoso, pero con carácter”, dice José Pékerman, quien lo dirigió en las divisiones menores y le vio potencial para ser entrenador. Por eso lo invitó a ser su asistente, primero en la albiceleste sub-20 y luego en la selección mayor. Y al lado de don José, tras pasar por Toluca y Tigres en México, llegó a Colombia para el exitoso proceso que lideraron entre 2012 y 2018, con las históricas actuaciones en los mundiales de Brasil 2014 y Rusia 2018. Lorenzo estaba encargado de hacerles seguimiento a los jugadores que actuaban en clubes europeos y de Norteamérica.
La apuesta de Colfútbol
Cuando terminó la era Pékerman, el Comité Ejecutivo de la Federación Colombiana de Fútbol estudió varias hojas de vida, incluso la de Néstor Lorenzo, pero los dirigentes querían un cambio y él significaba continuidad, más allá de que pusiera su sello particular. No obstante, el paso de Carlos Queiroz y Reinaldo Rueda, sin buenos resultados, y de los encargados Arturo Reyes y Héctor Cárdenas obligó a buscar de nuevo.
Fue entonces cuando el presidente Ramón Jesurún y sus colaboradores se la jugaron por Lorenzo. “Conoce bien al grupo, al fútbol colombiano y nuestra manera de trabajar”.
El estratega, que renunció al Melgar de Perú para venir a Colombia, asumió el cargo a mediados de 2022 y en dos años llevó al equipo a la final de la Copa América, pero su principal objetivo es clasificar al Mundial de 2026 y tener una buena participación. Como su maestro Pékerman, Lorenzo blindó al equipo, más allá de que atiende con frecuencia a los medios de comunicación y escucha a los directivos. Es él quien toma las decisiones y asume las consecuencias. Tiene autonomía para realizar convocatorias, aceptar o rechazar partidos e incluso para tomar decisiones sobre viajes y concentraciones.
Es un tipo tranquilo, más bien callado, que confía en la planificación y el trabajo. Cree que el éxito se construye día a día, sin dejar detalles al azar. Contradictoriamente, como buen argentino, también es agorero, por lo que desde que llegó ha dirigido siempre con la misma pinta, traje negro y camisa vino tinto.
En el aspecto deportivo, armó una base con jugadores consolidados y le integró experimentados que ya conocía y jóvenes con proyección. Si en un comienzo fue claro en que el plantel se fortalecería alrededor de Luis Díaz, la figura para mostrar en los clubes de élite mundial, Lorenzo logró que el juego no dependiera de él y que el colectivo fuera lo más importante. ¿Cómo? Con el funcionamiento y la intensidad. La selección se caracteriza por su solidez defensiva y su efectividad en el ataque, sus movimientos en bloque y su versatilidad para adaptarse a los rivales.
Por eso, durante su gestión, Colombia ha jugado de tú a tú, como nunca, contra Brasil, Argentina, Alemania y España, por ejemplo, pero también ha sabido imponer su superioridad con adversarios de menor talla que en otras épocas nos complicaban, como Bolivia, Costa Rica y Panamá, por ejemplo.
Lorenzo recuperó a jugadores cuestionados o que al parecer habían cumplido su ciclo en el equipo nacional y los hizo de nuevo importantes, como Camilo Vargas, Dávinson Sánchez, Yerry Mina, Matheus Uribe y, sobre todo, James Rodríguez. También les ha dado la oportunidad a otros que no habían tenido continuidad en la selección, como Richard Ríos, Yaser Asprilla, Kevin Castaño, John Córdoba y John Jader Durán, entre otros.
En esta Copa América de Estados Unidos, en la que perdió la final 1-0 ante Argentina, Lorenzo ratificó que el proceso va por buen camino y que, si se mantiene así, logrará su gran meta: que la selección de mayores se acostumbre a seguir peleando títulos y no tengamos que volver a esperar tantos años para disfrutar una nueva alegría.
“Creo que no lo siento como una derrota. Es algo raro, pero siento que los muchachos salieron victoriosos del torneo, creo que fue el equipo que mejor jugó a lo largo del torneo, siempre fue protagonistas”, dijo algo nostálgico después de la final de este domingo, en la que se impuso la albiceleste con un gol de Lautaro Martínez, a los 111 minutos.
“Argentina está marcando una era, no es una casualidad. Y antes de esta era perdió dos finales de Copa América y una final de un Mundial. Hace siete años que está Lionel Scaloni con los muchachos. Nosotros recién empezamos. Ojalá volvamos a jugar la final próxima y clasifiquemos al Mundial. No nos olvidemos del pasado reciente. Estoy Orgulloso de los muchachos. El camino hasta acá fue hermoso y se lo agradezco a los jugadores”, agregó.
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