La nostalgia del “toque toque” y la incertidumbre en la selección de Colombia
En la década de 1990, Francisco Maturana, junto a una generación maravillosa, le mostró al mundo que en Colombia también había fútbol. Eran tiempos difíciles, en los que el narcotráfico acaparaba los titulares del país. Sin embargo, la herencia de esos años le dio a nuestro fútbol una identidad por primera vez. Hoy, en tiempos de crisis después de la eliminación de Catar 2022, la selección de Colombia añora esa época efímera.
Fernando Camilo Garzón
Camila Granados Arango
1990 representó una revolución para el fútbol colombiano cuando, después de 28 años, la selección comandada por Francisco Maturana regresó a un Mundial en la copa de Italia 90.
Mire nuestro especial: ¿A qué jugamos?: La identidad de fútbol colombiano
El principal cisma que promovió la generación de jugadores como Carlos El Pibe Valderrama, Freddy Rincón, René Higuita y Faustino Asprilla fue que, por primera vez en la historia, Colombia se sintió representada por un estilo de juego propio.
Eran tiempos de extrema violencia, los años más duros del narcotráfico. Y en medio de la violencia, la sangre y la barbarie, la camada liderada por Maturana le mostraba al mundo nuestro fútbol.
Durante años, la selección de Colombia luchó por encontrar un modelo de juego que la devolviera a las Copas del Mundo, tras su debut en Chile 1962. Una búsqueda que, como uno oasis, solo pareció encontrarse en esa década de los 90.
Años que, incluso hoy, tras la revolución de José Néstor Pékerman y la incursión de otra camada extraordinaria con jugadores como James Rodríguez, Falcao García o Luis Díaz, el fútbol colombiano todavía extraña. Es, en definitiva, la búsqueda de una identidad perdida que jamás terminó de consolidarse.
Reviva la primera parte de este documental: Génesis: buscando la identidad perdida del fútbol colombiano
Por eso, la pregunta sobre el juego que pregonamos en Colombia puede quedarse sin respuesta ante la gran incertidumbre que plantea el futuro. De ahí, la añoranza por esa década del 90, el estilo que llamamos “el toque toque” y que durante unos años representó lo que éramos. Ahora, tras eliminación del Mundial de Catar 2022, buscamos retornar a esas ideas o a unas que nos permitan redefinir lo que sentimos como propio y responder la gran pregunta: ¿a qué jugamos?
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador
1990 representó una revolución para el fútbol colombiano cuando, después de 28 años, la selección comandada por Francisco Maturana regresó a un Mundial en la copa de Italia 90.
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Eran tiempos de extrema violencia, los años más duros del narcotráfico. Y en medio de la violencia, la sangre y la barbarie, la camada liderada por Maturana le mostraba al mundo nuestro fútbol.
Durante años, la selección de Colombia luchó por encontrar un modelo de juego que la devolviera a las Copas del Mundo, tras su debut en Chile 1962. Una búsqueda que, como uno oasis, solo pareció encontrarse en esa década de los 90.
Años que, incluso hoy, tras la revolución de José Néstor Pékerman y la incursión de otra camada extraordinaria con jugadores como James Rodríguez, Falcao García o Luis Díaz, el fútbol colombiano todavía extraña. Es, en definitiva, la búsqueda de una identidad perdida que jamás terminó de consolidarse.
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Por eso, la pregunta sobre el juego que pregonamos en Colombia puede quedarse sin respuesta ante la gran incertidumbre que plantea el futuro. De ahí, la añoranza por esa década del 90, el estilo que llamamos “el toque toque” y que durante unos años representó lo que éramos. Ahora, tras eliminación del Mundial de Catar 2022, buscamos retornar a esas ideas o a unas que nos permitan redefinir lo que sentimos como propio y responder la gran pregunta: ¿a qué jugamos?
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