Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Fue un partidazo de fútbol. Colombia le puso freno de mano al puntaje perfecto de Brasil y sacó un empate gallardo sin goles en Barranquilla. Tal vez, a pesar del éxtasis del 3-1 ante Chile, el mejor partido de la selección en este nuevo ciclo. La gente vuelve a entonarse.
El libro de ruta del comienzo fue cantado: dominar al rival con un 4-2-3-1 con Juan Fernando Quintero de enganche y Roger Martínez de mediocampista ofensivo derecho. Pero en frente estaba el mejor equipo de las clasificatorias y terminaron sometiendo al de Reinaldo Rueda en la primera parte. Martínez, quien no tiene el oficio que le exigió el partido para defender, fue una de las grietas. Brasil se adueñó de la pelota todo el tiempo. Y no tenerla, con el calor, cansa. Colombia logró sacar el empate para la segunda parte.
Entrevista Cafú: Cafú: “Tengo la certeza de que un país suramericano ganará el Mundial de Catar”
Cuando entraron los dos hombres que mejor presionan de todo el plantel: Rafael Santos Borré y Matheus Uribe llegó la llave de la selección para poder hacer su juego en Barranquilla y competir. A tal escala de poder ganarlo y quitarle un invicto a Brasil por eliminatorias que tiene desde octubre de 2015, cuando perdió ante Chile en Santiago.
Figura compartida. El primero, el futbolista capital de la era Rueda: Wilmar Barrios. Con su posicionamiento, sacrificio y quites defensivos logró sostener a Colombia en las buenas y en las malas. También fue el eje de salida con su buen criterio con los pies, así se haya dicho por mucho tiempo que no, como mentira que se repite muchas veces para ser tratada como una verdad. No solo lo tiene, es atrevido. El mariscal de campo de la selección colombiana.
El segundo, Carlos Cuesta. El central de 22 años respaldó su titularidad dándole al equipo muchas cosas que no tenía antes. Su lectura de juego superdotada para entender cuándo abandonar su posición para hacer los anticipos y no dejar descubierta su porción de campo. Y las bondades con los pies para el inicio de juego preciso y fluido desde el fondo. No va a soltar las llaves del equipo, es un central de década. Ya más atrás, en medio de sus carencias, Yerry Mina y Dávinson Sánchez van perdiendo su hueco en el equipo. Porque también viene otro portento como Yerson Mosquera, defensor del Wolverhampton de Inglaterra. Y mención especial a David Ospina y sus tres grandes intervenciones, no pasó nadie.
Neymar, que tuvo unos primeros quince minutos en los que nadie lo pudo domar, no tuvo un buen juego. En la primera parte, Brasil salió con un planteamiento diseñado para dejar sin posibilidades a su rival, con muchas variantes y caminos para hacerlo. Y en la segunda, con la entrada de Rafinha, uno de los jugadores más trabajados por Marcelo Bielsa en el Leeds de Inglaterra, abrió un nuevo tornado con sus desbordes, gambetas y media distancia por el sector izquierdo de Johan Mojica.
Lea: Argentina goleó a Uruguay en el clásico del Río de la Plata
Colombia terminó el partido luchando, creyendo y con muchas ganas. En la frecuencia que tanto había buscado por mucho tiempo. Se lo creyó, ya lo sabe: no tiene por qué sentirse menos que nadie. Con cabeza agachada y resignada no, pues tiene una generación de futbolistas imperial en todas las líneas del campo. Y miró de tú a tú a los ojos a Brasil.
En las otras latitudes sudamericanas los resultados también se dieron: Venezuela le ganó 2-1 a Ecuador, Bolivia venció 1-0 a Perú y Argentina goleó 3-0 a Uruguay. Tres rivales directos se estrellaron, todo conspiró, como aquel día del empate 2-2 ante Argentina, a favor de los intereses del equipo.
La carretera, tras tantos recovecos, por fin se está mirando recta a Catar. La próxima salida será el próximo jueves ante Ecuador en Barranquilla. Y una victoria pondrá a Colombia con 18 puntos en puestos directos de clasificación al Mundial. Quedan cuatro partidos en casa, y en caso de sacar buenos resultados, Colombia conseguirá el cupo.
Le puede interesar: más de la selección de Colombia y toda la información deportiva
Tras ese encuentro, el próximo mes, con el regreso de las fechas dobles, Colombia se volverá a medir a Brasil de visitante. Un duelo picante otra vez con la ilusión de tumbarle el invicto. Y después, el 16 de noviembre, recibirá a Paraguay en Barranquilla para cerrar el 2021 con alma confidente en el campeonato mundial. El número mágico, en medio de tantas irregularidades y empates del grueso de los equipos para ir a Catar, tal vez ya no sea 27.
Reinaldo Rueda, cada vez más, está encontrando el equipo. Al pelotón se van sumando hombres para consolidar la idea y posicionar a Colombia como uno de los mejores equipos del continente. En 2026 ya no será necesaria esta guerra para ir al Mundial, el formato será distinto, irán casi todos. Pero el país puede despertar tranquilo sabiendo que se puede mirar a los ojos con cualquiera, de tú a tú. Sin complejos.