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Tatiana Ariza: La gemela fantástica

Este martes (7:45 a.m., Gol Caracol) Colombia debutará ante Suecia en el Mundial de Alemania.

Juan Diego Ramírez Carvajal
27 de junio de 2011 - 09:00 p. m.

Hablar del fútbol femenino en el país es hablar de las hermanas Ariza Díaz. Las gemelas Natalia y Tatiana —21 de febrero de 1991, Bogotá— forman parte de una generación de niñas que le abrió con hacha y machete el camino a la selección femenina de Colombia a la élite mundial.

La siembra de esas semillas, en parte puestas por el equipo Sub 17 (2008) dirigido por Pedro Rodríguez y conformado por Natalia y Tatiana, han dado sus frutos. A tal punto que hoy un combinado nacional femenino disputará su primer partido de un Mundial de mayores ante Suecia, en el debut de Alemania 2011.

Quizás el destino o tal vez el indiscutible mejoramiento del nivel del fútbol femenino hizo que en medio de lágrimas Ricardo Rozo, quien hoy lleva la batuta en la selección de mayores, prescindiera de Natalia. Pero aunque por primera vez estarán separadas, la página en la que algún día escribieron su pasión por el fútbol debe contarse en conjunto, como una sola historia.

Esa que comenzó hace 35 años cuando sus padres Yolima y Luis Fernando se conocieron en el barrio La Soledad de Bogotá. Luis Fernando siempre quiso un varoncito para hacerlo futbolista, para que compartiera su afición por el balompié, el cual practicaba todos los domingos con sus amigos. Pero su sueño se fue diluyendo, ya que dos años después del matrimonio tendrían a su primer retoño: Andrea.

La emoción lo embargaría cuando cinco años más tarde pensaría que por fin el varoncito vendría en camino: la criatura pateaba el estómago de Yolima fuertemente, como “si ya estuviera practicando la veintiuna”. Pero no era un hombre, eran dos criaturitas, dos mujercitas.

Sin embargo, Luis Fernando no perdió la fe y se empeñó en que sus hijas jugaran. En un parque en el norte de Bogotá le enseñó a Andrea, y ella a sus hermanas menores, Natalia y Tatiana, quienes se enamoraron del fútbol y reemplazaron las muñecas por los balones.

No lo hacían mal, cuentan quienes veían a las gemelas jugando durante los recreos en el colegio Gimnasio de Los Andes. Eran enfermas por el deporte. Jugaban baloncesto —eran buenas—, voleyball —no tanto— y claro, en fútbol eran avezadas.

Ganaron cuanto campeonato intercolegiado disputaron. Tatiana los hacía; Natalia los evitaba en la defensa. Goleaban a sus contendoras de 15-0 para arriba.

Un día cualquiera el profesor de educación física inscribió su equipo de fútbol femenino para competir en un torneo organizado en Bogotá por la Fox Kids, cuyo premio final era la clasificación a un mundial intercolegiado en Barcelona. Su casting se basó en lo que había visto en los recreos, pero para sorpresa propia el equipo comandado por Natalia y Tatiana Ariza se coronaría campeón invicto del evento.

En España fueron novenas en el torneo que disputaron 20 equipos de todo el mundo.

Y fue con el conjunto de la Liga de Cundinamarca, disputando en 2007 los zonales para los Juegos Nacionales de 2008, donde se dieron a conocer. Pese a no clasificar fueron vistas por todos los técnicos del país, entre ellos Pedro Rodríguez, quien un mes después fue nombrado estratega de Colombia para el Suramericano Sub 17 de Chile, en donde Tatiana fue goleadora con seis dianas y la tricolor se clasificó al Mundial de Nueva Zelanda, tras coronarse campeona.

Empezaron a faltar a clases —a pesar de eso les iba muy bien —, se volvieron importantes para las selecciones de Colombia y también para el colegio. Por todo lo que hicieron con la Sub 17, ambas fueron recibidas con calle de honor por todos los alumnos .

Calle de honor que debió haber sido organizada años después. Pues las ‘gemelas fantásticas’ llegaron a la cúspide de sus carreras cuando finalizaron cuartas en el Mundial Sub 20 de Alemania en 2010. Se cotizaron. La aventura teutona las catapultó al fútbol estadounidense, en donde hoy estudian Negocios Internacionales en la Universidad de Austing Peay.

Por eso se perdieron el Suramericano en Ecuador, en donde la tricolor logró el cupo al Mundial de mayores por primera vez. Mientras las ‘chicas superpoderosas’ hacían historia en el país vecino, las Ariza lo hacían en Estados Unidos, pues siendo figuras del conjunto de su universidad, fueron subcampeonas de división uno, la más difícil.

Regresaron a Colombia acudiendo a la convocatoria del DT Ricardo Rozo, la misma que por capricho del destino quiso separarlas. “Me dio muy duro, fue muy doloroso porque además fue en la última instancia, pero hay que asumirlo y ahora concentrarse en el Mundial”, sentencia Tatiana, quien seguramente será titular hoy ante Suecia, por el Grupo C, que también integran Estados Unidos y Corea del Norte.

El país verá jugar a una gemela. La tierna, la tímida. Natalia es más extrovertida, cuentan quienes las conocen. Son diferentes en algunas cosas, por ejemplo, en que Tatiana ataca y Natalia defiende. Una porta la 15 —siempre lo ha hecho— y otra la cinco.

Así como coinciden quienes las rodean en calificativos como: amigueras, descomplicadas, bacanas, pilas en lo académico...

Y claro, ambas tienen un enorme corazón. Al de Tatiana se lo operaron por un soplo hace cuatro años, pero al fin y al cabo los de ambas laten igual de fuerte cuando saltan a la cancha a representar al país.

Esta vez Tatiana estará sola. Junto con Liana Salazar, Natalia Gaitán y Oriánica Velásquez (todas becadas en EE.UU.) demostrará en la cita orbital cuánto han mejorado en su ‘sueño americano’.

Alemania le trae buenos recuerdos a la menor de las Ariza. Ya conoce algunos escenarios y sueña con volver a colgarse una medalla como hace un año: “Vamos con perfil bajo a realizar grandes cosas”, suelta con mucha seguridad, como si todo lo tuviera fríamente calculado.

¿Cómo contrarrestar la altura de las americanas y alemanas?

Sencillo: “Jugando al toque, apostándole a la técnica, como lo hace el Barcelona: nosotros nos parecemos al Barcelona”, confiesa Tatiana, quien añade que “por mi posición de volante-lateral derecha soy la Dani Alves de esta selección”.

Sueña. Suelta una risa tierna cuando habla sobre el Mundial, la esconde si le preguntan por su hermana. Natalia y 44 millones de colombianos serán motivo para llenarse desde hoy de más coraje.

Por Juan Diego Ramírez Carvajal

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