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Los riesgos de inflación podrían justificar que la Reserva Federal comience a subir las tasas de interés el próximo año, dijo el presidente del banco de la Reserva Federal de St. Louis, James Bullard, respaldando un “despegue” de las tasas aún más temprana que el previsto por muchos de sus colegas.
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“Yo creo que empezaremos a finales de 2022”, dijo Bullard el viernes durante una entrevista televisiva en CNBC, refiriéndose a las proyecciones de tasas de interés publicadas el miércoles por el banco central de Estados Unidos tras una reunión de política de dos días.
“Pero hay que tener la idea de que estas están relacionadas con lo que son las proyecciones. Entonces, mi proyección dijo una inflación de 3 % en 2021 (inflación PCE subyacente) y una inflación PCE subyacente de 2,5 % en 2022 “, señaló. “Si eso es lo que crees que va a pasar, entonces para cuando llegues al final de 2022, ya tendrías dos años de inflación del 2,5 % al 3 %”.
Las declaraciones de Bullard son las primeras en público de un funcionario de la Fed desde que el presidente Jerome Powell concluyó su conferencia de prensa posterior a la reunión.
La Reserva Federal publicó el miércoles proyecciones económicas que muestran que 13 de los 18 miembros del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), encargado de fijar las políticas monetarias, piensan que probablemente sería apropiado comenzar a subir las tasas de interés desde sus actuales niveles cercanos a cero a finales de 2023. Esta cifra supone un aumento con respecto a los siete miembros que pensaban en marzo que ese cronograma era el apropiado, la última vez que se publicaron proyecciones actualizadas.
En las nuevas previsiones, siete miembros apuntaron a un despegue de las tasas en 2022, frente a los cuatro de marzo. Bullard forma parte del FOMC, pero este año no vota en las decisiones del comité.
Las proyecciones actualizadas se produjeron tras dos meses en que el Departamento de Trabajo informó que los precios al consumidor mostraron presiones inflacionarias más intensas de lo esperado en abril y mayo. Aunque los funcionarios de la Reserva Federal han afirmado en gran medida que las presiones sobre los precios de los últimos meses están asociadas a la reapertura de la economía y que, por tanto, serán transitorias, las previsiones de inflación publicadas junto a las proyecciones de tasas revelaron que muchos funcionarios ven el riesgo de que una mayor inflación sea algo persistente.
“Se trata de un debate sobre lo que sucederá en 2022. ¿La inflación que estamos viendo en 2021 persistirá en 2022 o no?”, dijo Bullard.
Para aquellos en el FOMC que actualmente no anticipan comenzar a subir las tasas el próximo año, “lo más probable es que estén asociados a una proyección que dice que la inflación volverá a bajar por debajo de 2 % durante ese año, y entonces el comité no estará orientado a subir las tasas en ese momento”, señaló.
Powell dijo en la conferencia de prensa que, durante la reunión, el comité no discutió una fecha para el aumento, y calificó esa evaluación como “muy prematura”.
Reducción del estímulo
“El enfoque del comité es el estado actual de la economía. Pero en términos de nuestras herramientas, se trata de compras de activos. Eso es en lo que estamos pensando. El despegue está en el futuro”, dijo Powell.
El FOMC mantuvo las compras mensuales de US$80.000 millones en bonos del Tesoro y US$40.000 millones en valores respaldados por hipotecas, y Powell dijo que el debate sobre la reducción de estos valores estaba comenzando. Powell se negó reiteradamente a decir cuándo comenzaría la reducción, pero prometió que los mercados recibirán una amplia advertencia.
“El presidente abrió oficialmente el debate en esta última reunión y ahora tendremos la oportunidad de tener discusiones más profundas en el futuro”, dijo Bullard, y señaló que era un debate complicado y que se necesitarían “varias reuniones” para resolver los diversos componentes implicados.
Entre ellos, la decisión sobre el calendario y el ritmo de la reducción del estímulo, si debe ponerse en piloto automático o ajustarse según cambien las condiciones económicas, así como el equilibrio entre los bonos del Tesoro y los valores respaldados por hipotecas.
“Me inclino un poco por la idea de que quizá no sea necesario estar en los valores respaldados por hipotecas con un mercado inmobiliario en auge”, dijo Bullard. “Me preocuparía un poco alimentar la espuma inmobiliaria que parece estar desarrollándose”.