Ante todas las complicaciones en el tablero cabe preguntarse: ¿solo basta con una norma que regule desde lo legal, lo contractual o lo policivo a los arriendos? Imagen de referencia.
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Vivir en arriendo tiene mala fama. No hace parte de los planes de muchas familias colombianas, dado que se asocia con falta de recursos económicos, con incertidumbre, con pobreza. Es el malo, Caín, frente al hermano bueno, Abel, que sería la vivienda en propiedad. No por nada se escucha tanto la frase de “cumplir el sueño de tener vivienda propia” y si se les pregunta a las mamás, pocas aconsejarían a sus hijos vivir en alquiler.
Por Daniel Felipe Rodríguez Rincón
Comunicador Social y Periodista. Desde 2017, se ha desempeñado en diferentes medios de comunicación colombianos.@DanfeRodriguezdrodriguez@elespectador.com