Así será el desarrollo rural y la asistencia técnica en la reforma agraria
Además de la distribución de las tierras, el éxito de la reforma agraria estará mediado por la forma como se recupere e incremente la productividad del campo. Esto incluye la asistencia técnica para el desarrollo de proyectos. La Agencia de Desarrollo Rural es la encargada de este aspecto de la reforma. Le contamos lo cómo avanza la entidad y cuáles son sus retos.
Una de las mayores preocupaciones cuando se habla de reforma agraria es que los campesinos abandonen sus tierras por falta de oportunidades para ponerla a producir. Desde el Ministerio de Agricultura han sido enfáticos al decir que a ellos se les dará acompañamiento con proyectos productivos para que esto no ocurra de nuevo.
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Una de las mayores preocupaciones cuando se habla de reforma agraria es que los campesinos abandonen sus tierras por falta de oportunidades para ponerla a producir. Desde el Ministerio de Agricultura han sido enfáticos al decir que a ellos se les dará acompañamiento con proyectos productivos para que esto no ocurra de nuevo.
Y es que en el país solo el 16 % de los pequeños productores reciben asistencia técnica. Aumentar esa cifra y ayudar a incrementar la productividad de los campesinos son algunos de los retos que enfrenta la ADR. Para ello, a la entidad se le asignó un mayor presupuesto que también implica transformaciones en su funcionamiento. Al respecto habla Diego Bautista, presidente de la agencia.
¿Cuál va a ser el papel de la ADR en la reforma agraria?
Es fundamental porque la reforma agraria va a cambiar la estructura de propiedad de la tierra. Eso implica la titulación para muchos campesinos que no tienen tierra y para quienes tienen insuficiente. Pero con eso no basta, necesitamos proveer proyectos productivos, desarrollo rural, generación de ingresos, articulación de esas economías que han sido marginadas.
Entonces nosotros vamos a resolver la pregunta que va a tener el campesino que recibe el título: ¿qué hacer con esta tierra? Ahí es donde la Agencia de Desarrollo Rural van a entrar con todos los apoyos en asistencia técnica en la siembra, la venta y cadenas de comercialización para generarle una economía de subsistencia. Y también insertarlo en los sistemas de exportación que ya existen.
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¿Y cómo va a ser el acompañamiento para que no solamente inicie el proyecto productivo, sino que se mantenga y que el campesino pueda quedarse en la tierra?
Estamos dándole una vuelta drástica a la agencia. En primer lugar, vamos a pasar de ese proyecto pequeño a funciones mucho más amplias y territoriales de proyectos de gran escala que contemplen la asociatividad de estos campesinos. De este modo se generan mayores ingresos, mejoran su poder de negociación frente a los compradores, pueden reducir los precios de insumos, maquinarias y otros costos. Eso es lo que vamos a promover y vamos a generar proyectos mucho más amplios, con asociaciones de asociaciones para beneficiar al territorio.
¿Cuál es el presupuesto que les fue asignado para realizar estas labores?
El presupuesto de la agencia se triplicó. Hoy estamos casi en 700.000 millones de pesos para el 2023 y venimos de un presupuesto de $223.000 millones en el 2022. Eso es exigente por las velocidades de la ejecución que debemos tener, pero también es una gran noticia porque podemos darle la vuelta a la ADR. Con este presupuesto vamos a atender más pobladores rurales, nos va a permitir desarrollar mucha más inversión privada y vamos a impulsar los contratos de largo plazo entre el campesino y el comprador.
Ahora tenemos un nivel de exigencia mayor porque tenemos que responder por la reforma agraria y a lo que ha dicho el presidente Gustavo Petro de que Colombia sea una potencia mundial agroalimentaria.
¿Cómo se van a articular con las agremiaciones y con esas asociaciones de productores que ya existen?
Nuestra pretensión es que también haya unas asociaciones con el sector privado que, en muchos territorios, ya tiene la tecnología y el conocimiento de los mercados. No se trata de que, por un lado, haya unos sectores agroindustriales y por el otro, los campesinos que hasta ahora tienen sus títulos. Vamos a plantear una estrategia de integración entre pequeños, medianos y grandes productores para compartir el conocimiento.
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¿Hay alguna zona en la que estén adelantando esas conversaciones o que vayan a priorizar para estos proyectos?
Nosotros estamos estudiando dónde ubicamos unas prioridades de zonas productivas a lo largo del país. Entre los criterios está la productividad, como en la costa, Antioquia, el Meta y aquellas que necesitamos integrar a la economía nacional. Estamos hablando del Pacífico colombiano, de Tumaco, Nariño, la costa pacífica Caucana, el sur de Bolívar, el Catatumbo, Bajo Cauca, entre otros.
Para esto tenemos en cuenta las tierras que se van a empezar a comprar, que sean cercanas a los polos de desarrollo, fértiles, con potencial hídrico y conectividad a los mercados. Por otro lado, a partir de los diálogos regionales vinculantes, estamos definiendo en cada región cuáles son sus potencialidades y determinar qué vamos a abordar en este Gobierno.
¿Cuál es el mayor reto al que se enfrentan en este proceso?
Es institucional porque la idea es que la ADR pueda responder después de estos cuatro años. Ni la reforma agraria ni todo el revolcón rural que estamos haciendo culmina en cuatro años de gobierno, pero sí podemos dejar modelos de comercialización y políticas públicas fuertes y sólidas. De tal manera que cualquiera que sea el Gobierno que viene cuente con unos instrumentos y sea irreversible el cambio que se va a dar en el campo colombiano.
¿Qué otros cambios adelantan en la ADR?, además del relacionado con los grandes proyectos, en lugar de los pequeños.
Estamos revisando el servicio de asistencia técnica porque el drama en Colombia es muy grande. Solamente el 16 % de los pequeños productores la reciben. Esto a todas luces no está funcionando, entonces, ¿cómo hacemos que esa asistencia técnica sea prestada por un mayor número de organizaciones? Y ¿cómo la mejoramos, lo evaluamos y le hacemos seguimiento?
También hay que vinculan a los alcaldes y gobernadores a esta estrategia, lo territorial es fundamental porque hay que descentralizar el servicio y lograr mayores impactos locales. Por eso evaluamos si solamente pueden prestar servicios de asistencia técnica quiénes estén habilitados por la institucionalidad o si se le permite a universidades y centros agrícolas privados.
¿Cómo avanzan esos proyectos productivos de la ADR?
Ya entregamos 20 proyectos integrales por $ 23.097 millones, para beneficio de 2.232 pequeños y medianos productores en 35 municipios de 14 departamentos (Cauca, Magdalena, Nariño, Boyacá, Cundinamarca, Norte de Santander, Risaralda, Cesar, Santander, Guaviare, Antioquia, Córdoba, La Guajira y Chocó). Y entregaremos 20 más antes de que finalice el año.
Estos tienen una caracterización especial por la participación de mujeres y sus asociaciones, comunidades étnicas y a jóvenes rurales. En el próximo año ya entraremos a estos proyectos mucho más grandes y que tengan un impacto territorial mucho más amplio.
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¿Hay algunos productos que se van a impulsar con más fuerza?
Los productos potencia que ya se están aprovechando son el cacao, café y flores. En cada territorio también hay unas nuevas apuestas que estamos definiendo como la miel en el Bajo Cauca y el cacao con un valor agregado. Nosotros hemos visto que, más allá de la siembra y de la venta del producto bruto, lo que vamos a necesitar es generar valor agregado en cada uno de los territorios. De ese modo habrá mayores ingresos para el campesino, pero depende mucho del producto.
Nosotros tenemos mucha información y sabemos qué es apto para sembrar en cada territorio. Pero eso no es suficiente, no basta, también tienen que estar los mercados que compren esos productos. Es un análisis más complejo y la ADR es la encargada de hacer ese esquema de negocios para que sea exitoso.
¿Cómo se han pensado la estrategia para integrar a los jóvenes, desde la asistencia técnica, a los proyectos productivos?
Responder esa pregunta implica ir más allá del sector agropecuario y es abordar la concepción del desarrollo rural, que no solamente es un desarrollo es agropecuario, sino un desarrollo de la población rural. Esto implica oportunidades en agroturismo, protección ambiental y temas que requieren tecnología.
Para eso hay que cambiar las condiciones del campo, que Las familias rurales tengan acceso a la salud y educación. Eso ancla para quedarse en el territorio, al igual que la conectividad. Se tiene que garantizar condiciones mucho más aptas y contemporáneas al joven en el campo.
¿De qué manera van a priorizar los proyectos productivos de las mujeres rurales?
Desde la adjudicación y titulación de tierras se va a priorizar a las mujeres. Nosotros tenemos un rezago gigante en ese sentido porque en el pasado solo se hacían a los hombres. Pero hacia adelante si va a haber un valor importante de reconocer lo que significa la mujer en el campo. Ella tiene un rol importantísimo que no es valorado económicamente y que se tiene que reflejar en términos de empleabilidad, recuperación del trabajo y de pensión.
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