Atentados, un roto en finanzas de Ecopetrol
Se perderían unos $67.000 millones, entre lo que reciben Ecopetrol, Occidental, el Gobierno Nacional y los municipios productores.
Jorge Sáenz v.
Mientras los jefes del grupo subversivo Eln se encuentran reunidos en Ecuador con representantes del Gobierno colombiano, dando puntadas a un proceso de paz, sus cuadrillas arrecian los ataques contra la infraestructura petrolera. La historia no ha cambiado. Por años, los “elenos” han declarado una atroz guerra contra los oleoductos y eso continúa.
En lo corrido de 2017 se han registrado 23 atentados contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas, en tanto que han sido retiradas cuatro válvulas ilícitas, dice un informe de Ecopetrol. Esta tubería, que completa 23 días de parálisis, tiene una longitud de 774 kilómetros y su recorrido lo hace por 33 municipios de siete departamentos. Por esta vía se transporta el mayor volumen de crudo para exportación. “La arremetida terrorista de las últimas semanas contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas no solo ha afectado el transporte de crudo por este sistema. La producción de petróleo del campo Caño Limón también se ha visto impactada por los ataques”, dice la estatal petrolera.
Los atentados dinamiteros de los últimos días se han concentrado en Norte de Santander, con 21; uno en Arauca y otro más en Boyacá. En Norte de Santander las voladuras del oleoducto se han presentado sobre varios tramos de tubería en los municipios de El Carmen, El Tarra y Teorama. En Arauca, la detonación se produjo en el municipio de Arauquita, y en Boyacá, en Cubará.
“Le pedimos al doctor Juan Camilo Restrepo que instara al Eln a terminar estos ataques contra la infraestructura y contra las caravanas de camiones. Esa es nuestra solicitud y creemos que es apenas lógica en medio de un proceso de conversaciones de paz”, dijo el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry. Hasta el momento ese clamor no ha dado resultados: hay “cero producción y cero bombeo. Falta inspeccionar unos cráteres; ha habido dificultades de orden público y clima”, dice un funcionario de la estatal petrolera desde la zona de operación.
El año pasado se perpetraron al menos 50 atentados contra la infraestructura petrolera. De esta cifra, 42 afectaron el oleoducto Caño Limón-Coveñas, recuerda la petrolera colombiana. Ese año los costos de reparación de los oleoductos afectados por voladuras superaron los $40.400 millones. Solo reparar los daños causados al oleoducto Caño Limón-Coveñas costó una cifra cercana a los $36.000 millones.
En 30 años de operaciones el oleoducto ha sufrido más de 1.400 ataques. “En los últimos 30 años se han derramado más de 4 millones de barriles de crudo en distintos ecosistemas estratégicos del país. Más allá de las pérdidas económicas, los atentados contra la industria petrolera son la causa de una tragedia ambiental silenciosa”, dice el presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), Francisco José Lloreda. En 2016, el número de ataques y de barriles derramados disminuyó en parte gracias al proceso de paz con las Farc. “Esperamos que con la negociación con el Eln el país pueda superar esta tragedia silenciosa, cuyos impactos tardarán años en restaurarse por completo”, dijo.
Caño Limón, paralizado
El reporte de Ecopetrol indica que desde el 15 de febrero de este año, cuando se suspendió el bombeo por el oleoducto, la producción del campo Caño Limón ha tenido que ser almacenada en tanques. Esa situación conllevó a que la capacidad de almacenamiento del campo se agotara el pasado lunes 6 de marzo. Esto derivó en el cierre temporal de los 346 pozos con que cuenta Caño Limón, que en conjunto producen un promedio de 51 mil barriles por día.
El drama social que generan los ataques contra la infraestructura petrolera en esta zona del país significa menos ingresos para la compañía y, por consiguiente, menores regalías para las regiones por concepto de producción y transporte de los hidrocarburos. Las regalías del campo Caño Limón son del 20 %; de mantenerse cerrado el campo por más tiempo, la producción diferida acumulada llegaría a 455 mil barriles. “Si tenemos en cuenta que cada barril de crudo liviano, como el de Caño Limón, se comercializa en los mercados internacionales en unos 55 dólares, se perderían unos 67 mil millones de pesos, entre lo que reciben Ecopetrol, Occidental, el Gobierno Nacional y los municipios productores”, dice la petrolera. “En este momento el campo Caño Limón está parado, porque si uno no puede bombear, la capacidad de almacenaje se copa. Esperamos reactivarlo pronto, Más que el costo económico, lo que nos preocupa es el costo social y el costo ambiental en esta región”, señala Echeverry.
Mientras los jefes del grupo subversivo Eln se encuentran reunidos en Ecuador con representantes del Gobierno colombiano, dando puntadas a un proceso de paz, sus cuadrillas arrecian los ataques contra la infraestructura petrolera. La historia no ha cambiado. Por años, los “elenos” han declarado una atroz guerra contra los oleoductos y eso continúa.
En lo corrido de 2017 se han registrado 23 atentados contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas, en tanto que han sido retiradas cuatro válvulas ilícitas, dice un informe de Ecopetrol. Esta tubería, que completa 23 días de parálisis, tiene una longitud de 774 kilómetros y su recorrido lo hace por 33 municipios de siete departamentos. Por esta vía se transporta el mayor volumen de crudo para exportación. “La arremetida terrorista de las últimas semanas contra el oleoducto Caño Limón-Coveñas no solo ha afectado el transporte de crudo por este sistema. La producción de petróleo del campo Caño Limón también se ha visto impactada por los ataques”, dice la estatal petrolera.
Los atentados dinamiteros de los últimos días se han concentrado en Norte de Santander, con 21; uno en Arauca y otro más en Boyacá. En Norte de Santander las voladuras del oleoducto se han presentado sobre varios tramos de tubería en los municipios de El Carmen, El Tarra y Teorama. En Arauca, la detonación se produjo en el municipio de Arauquita, y en Boyacá, en Cubará.
“Le pedimos al doctor Juan Camilo Restrepo que instara al Eln a terminar estos ataques contra la infraestructura y contra las caravanas de camiones. Esa es nuestra solicitud y creemos que es apenas lógica en medio de un proceso de conversaciones de paz”, dijo el presidente de Ecopetrol, Juan Carlos Echeverry. Hasta el momento ese clamor no ha dado resultados: hay “cero producción y cero bombeo. Falta inspeccionar unos cráteres; ha habido dificultades de orden público y clima”, dice un funcionario de la estatal petrolera desde la zona de operación.
El año pasado se perpetraron al menos 50 atentados contra la infraestructura petrolera. De esta cifra, 42 afectaron el oleoducto Caño Limón-Coveñas, recuerda la petrolera colombiana. Ese año los costos de reparación de los oleoductos afectados por voladuras superaron los $40.400 millones. Solo reparar los daños causados al oleoducto Caño Limón-Coveñas costó una cifra cercana a los $36.000 millones.
En 30 años de operaciones el oleoducto ha sufrido más de 1.400 ataques. “En los últimos 30 años se han derramado más de 4 millones de barriles de crudo en distintos ecosistemas estratégicos del país. Más allá de las pérdidas económicas, los atentados contra la industria petrolera son la causa de una tragedia ambiental silenciosa”, dice el presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), Francisco José Lloreda. En 2016, el número de ataques y de barriles derramados disminuyó en parte gracias al proceso de paz con las Farc. “Esperamos que con la negociación con el Eln el país pueda superar esta tragedia silenciosa, cuyos impactos tardarán años en restaurarse por completo”, dijo.
Caño Limón, paralizado
El reporte de Ecopetrol indica que desde el 15 de febrero de este año, cuando se suspendió el bombeo por el oleoducto, la producción del campo Caño Limón ha tenido que ser almacenada en tanques. Esa situación conllevó a que la capacidad de almacenamiento del campo se agotara el pasado lunes 6 de marzo. Esto derivó en el cierre temporal de los 346 pozos con que cuenta Caño Limón, que en conjunto producen un promedio de 51 mil barriles por día.
El drama social que generan los ataques contra la infraestructura petrolera en esta zona del país significa menos ingresos para la compañía y, por consiguiente, menores regalías para las regiones por concepto de producción y transporte de los hidrocarburos. Las regalías del campo Caño Limón son del 20 %; de mantenerse cerrado el campo por más tiempo, la producción diferida acumulada llegaría a 455 mil barriles. “Si tenemos en cuenta que cada barril de crudo liviano, como el de Caño Limón, se comercializa en los mercados internacionales en unos 55 dólares, se perderían unos 67 mil millones de pesos, entre lo que reciben Ecopetrol, Occidental, el Gobierno Nacional y los municipios productores”, dice la petrolera. “En este momento el campo Caño Limón está parado, porque si uno no puede bombear, la capacidad de almacenaje se copa. Esperamos reactivarlo pronto, Más que el costo económico, lo que nos preocupa es el costo social y el costo ambiental en esta región”, señala Echeverry.