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El presidente estadounidense, Joe Biden, está planeando el primer aumento importante de impuestos federales desde 1993 para ayudar a financiar el programa económico a largo plazo diseñado como seguimiento de su proyecto de ley de alivio por la pandemia, según personas familiarizadas con el asunto.
A diferencia de la ley de estímulo de US$1,9 billones, la próxima iniciativa, que se espera sea aún mayor, no dependerá únicamente de la deuda pública como fuente de financiamiento. Si bien está cada vez más claro que los aumentos de impuestos serán un componente —la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, ha dicho que al menos parte del próximo proyecto de ley tendrá que pagarse y mencionó tasas más altas—, los asesores clave están preparando un paquete de medidas que podría incluir un aumento tanto de la tasa impositiva corporativa como de la tasa individual para personas de altos ingresos.
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Dado que cada exención fiscal y crédito tiene su propio grupo de cabildeo para respaldarlo, modificar las tasas conlleva una gran cantidad de riesgo político. Eso ayuda a explicar por qué los aumentos de impuestos en la reforma de 1993 de Bill Clinton se sobresalen entre las modestas modificaciones realizadas desde entonces.
Para la Administración Biden, los cambios planeados son una oportunidad no solo para financiar iniciativas clave como infraestructura, clima y ayuda ampliada para los estadounidenses más pobres, sino también para abordar lo que los demócratas argumentan son desigualdades en el sistema tributario propiamente tal. El plan pondrá a prueba la capacidad de Biden para cortejar a los republicanos y la capacidad de los demócratas para permanecer unidos.
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“Su perspectiva general siempre ha sido que los estadounidenses creen que la política fiscal debe ser justa, y él ha visto todas sus opciones de política a través de esa lente”, dijo Sarah Bianchi, directora de política pública de Estados Unidos en Evercore ISI y exasesora económico de Biden. “Es por eso que el enfoque está en abordar el tratamiento desigual entre el trabajo y la riqueza”.
Si bien la Casa Blanca ha rechazado un impuesto a la riqueza, como propuso la senadora demócrata progresista Elizabeth Warren, el pensamiento actual de la Administración sí apunta a los ricos.
Se espera que la Casa Blanca proponga una serie de aumentos de impuestos, en su mayoría reflejando las propuestas de campaña de Biden en 2020, según cuatro personas familiarizadas con las discusiones.
Es probable que los aumentos de impuestos contemplados en cualquier paquete de infraestructura y empleo más amplio incluyan la derogación de partes de la ley tributaria de 2017 del presidente Donald Trump que benefician a las corporaciones y las personas adineradas, además de hacer otros cambios para que el código tributario sea más progresivo, dijeron las personas familiarizadas con el plan.
Las siguientes son algunas de las propuestas actualmente planificadas o bajo consideración, según las personas, que pidieron no ser identificadas ya que las discusiones son privadas:
- Elevar la tasa del impuesto de sociedades de 21 % a 28 %.
- Reducir las preferencias fiscales para las llamadas empresas de transferencia, como empresas de responsabilidad limitada o sociedades
- Aumentar la tasa del impuesto sobre la renta para las personas que ganan más de US$400.000
- Ampliar el alcance del impuesto a la herencia
- Una tasa impositiva más alta sobre las ganancias de capital para las personas que ganan un mínimo de US$1 millón al año. (Biden, en su campaña, propuso aplicar tasas de impuesto sobre la renta, que serían más altas)
Heather Boushey subrayó que Biden no tiene la intención de aumentar los impuestos a las personas que ganan menos de US$400.000 al año. Pero para “las personas en la cima que han podido beneficiarse de esta economía y no han sido tan afectadas, hay mucho espacio para pensar qué tipos de ingresos podemos recaudar”, dijo el lunes en una entrevista con Bloomberg TV.
Un análisis independiente del plan fiscal de la campaña de Biden realizado por el Centro de Política Fiscal estimó que recaudaría US$2,1 billones en una década, aunque es probable que el plan de la Administración sea menor. Bianchi escribió a principios de este mes que los demócratas del Congreso podrían acordar US$500.000 millones.
Aún no se ha presentado el programa general, y los analistas apuntan a entre US$2 y US$4 billones. Aún no se ha fijado una fecha para un anuncio, aunque la Casa Blanca dijo que el plan seguiría a la firma del proyecto de ley de ayuda por el COVID-19.