BP presenta plan para eliminar CO2 y desafía a grandes petroleras

La petrolera quiere eliminar todo el carbono que saca del suelo, así como todos los gases de efecto invernadero que emiten en sus operaciones para el 2050 o antes.

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12 de febrero de 2020 - 08:19 p. m.
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El nuevo jefe de BP Plc ha establecido el plan climático más audaz de cualquier compañía petrolera importante, comprometiéndose a eliminar casi todas las emisiones de carbono de sus operaciones y el combustible que vende a los clientes.

Bernard Looney, el director ejecutivo de la compañía desde hace solo una semana, estableció una agenda ambiciosa que es un desafío existencial para la industria petrolera. Si bien sus pares como Royal Dutch Shell Plc, Total SA y Equinor ASA han respondido a la presión de los inversores adoptando objetivos para reducir las emisiones, ninguno ha prometido poner en ceros todas las emisiones de los combustibles fósiles que bombean desde el suelo.

“El presupuesto mundial de carbono es finito y se está agotando rápidamente; necesitamos una transición rápida a cero neto. Tenemos que cambiar, y cambiar profundamente”, dijo Looney en un comunicado el miércoles.

Solo la española Repsol SA, una refinadora y productora de energía más pequeña, ha ido más allá, comprometiéndose a eliminar completamente las emisiones de “Alcance 3”, que incluyen el combustible que compra a terceros y vende a los consumidores.

Si bien Looney sonaba confiado, se enfrenta a una tarea enorme. El nuevo director ejecutivo no tenía respuestas detalladas a las preguntas sobre cómo eliminar el carbono de una de las compañías petroleras más grandes del mundo, que explotó los primeros campos en Irán a principios del siglo XX y perforó pozos salvajes en la frontera de Alaska hace más de 60 años.

“Aprecio que quieran más que una visión: quieren ver hitos, objetivos a corto plazo, algunas formas de medir el progreso. No tenemos nada de eso para ustedes en este momento, pero anunciaremos más medidas en septiembre”, indicó Looney en una sesión de preguntas y respuestas publicada en el sitio web de BP.

Cambio radical

Para que BP sobreviva a la transición energética en un mundo que está desenamorándose gradualmente del petróleo, necesitará realizar grandes inversiones en nuevas fuentes de energía limpia y garantizar que el efectivo siga fluyendo de sus activos de combustibles fósiles, al tiempo que canaliza generosos beneficios para los inversores. Es un acto de equilibrio complicado que su par más cercana, Shell, ya tiene dificultades para dominar.

El compromiso de BP de hacer todo esto sin dejar de impulsar el flujo de caja libre y los retornos para los accionistas es “realmente el desafío clave”, dijo el analista de RBC Capital Markets Biraj Borkhataria.

La compañía anunció cambios estructurales junto con su objetivo de emisiones. Looney desmantelará sus negocios “aguas arriba” y “aguas abajo” y los reorganizará en una entidad compuesta por 11 nuevos equipos que estarán más integrados y enfocados.

“Para nosotros, la declaración representa un cambio radical en términos de visión para la compañía y uno que mueve al grupo hacia la mayor reorganización y modernización en al menos dos décadas, si no un siglo. No se debe subestimar la magnitud y la naturaleza radical de este cambio”, dijeron analistas de Barclays en una nota.

Dirigirse a las emisiones de Alcance 3 es un gran paso para una industria que produce la mayor parte de las emisiones mundiales de calentamiento del planeta. Para cumplir con la promesa, Looney o uno de sus sucesores pueden algún día enfrentar un cálculo difícil: cambiar la producción de energía a energías renovables, inventar tecnología comercialmente viables para almacenar el carbono emitido por la quema de petróleo y gas, o quedarse con los combustibles fósiles y aceptar que la producción tendrá que caer.

Las propias operaciones de BP emiten el equivalente de aproximadamente 55 millones de toneladas al año de dióxido de carbono, mientras que el petróleo y el gas que bombea desde el suelo agregan otros 360 millones de toneladas, dijo la compañía.

Looney planea eliminar ambos conjuntos de emisiones en una base neta para 2050 o antes: “Esto es lo que queremos decir con hacer que BP sea cero neto. Se dirige directamente a todo el carbono que sacamos del suelo, así como a todos los gases de efecto invernadero que emitimos de nuestras operaciones. Estas serán reducciones absolutas, que es lo que el mundo necesita”.

División transatlántica

BP también tiene como objetivo reducir a la mitad la intensidad de carbono de los productos que comercializa –crudo y combustibles que compra de otras compañías y vende a sus clientes–, ofreciendo a las personas más opciones de productos bajos en carbono y sin carbono. Las propias operaciones “aguas arriba” de BP produjeron 1,14 millones de barriles diarios de líquidos en 2018, pero en realidad refinó 1,7 millones diarios y sus ventas totales a los consumidores fueron de 2,74 millones de barriles diarios, según su informe anual.

La medida aumenta la división entre las compañías petroleras a ambos lados del Atlántico. Las grandes empresas europeas están prestando atención a las presiones sociales y de los inversores para reducir drásticamente su huella de carbono. Las promesas de sus contrapartes estadounidenses ExxonMobil Corp. y Chevron Corp. son más modestas, se centran en reducir las emisiones de metano y, en general, se alinean con el Acuerdo Climático de París.

A principios de la década de 2000, la compañía cambió su marca a “Más allá del petróleo” bajo otro visionario director ejecutivo, John Browne. Pero las grandes inversiones en energía solar fracasaron en gran medida. En una de sus últimas entrevistas antes de dejar el cargo, el predecesor de Looney, Bob Dudley, advirtió que las grandes petroleras no debían moverse demasiado rápido sobre nuevas tecnologías para contrarrestar el cambio climático, porque su fracaso podría conducir a la ruina financiera.

Sin embargo, las circunstancias están cambiando. Volverse más ecológico ya no es una opción para los contaminadores más grandes del mundo.

Los efectos perjudiciales del aumento de las temperaturas globales son cada vez más evidentes y los inversores establecidos están comenzando a preocuparse por la vulnerabilidad de sus carteras de inversión a una crisis climática. Fue uno de los temas más debatidos en el Foro Económico Mundial de este año en Davos. El mes pasado, BlackRock Inc. agregó su respaldo a un grupo inversor de US$41 billones que está presionando a los mayores emisores para que cambien sus métodos.

Los Comisionados de la Iglesia de Inglaterra, uno de los inversores activistas que ha estado presionando a las grandes petroleras, elogiaron la medida de BP. “Esta es la ambición que el mundo necesita”, dijo Edward Mason, jefe de inversión responsable, en un tuit.

Por Bloomberg.

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