Café alcanzó su nivel más alto de la historia: ¿por qué es una noticia agridulce?
La carga interna avanza hacia los $2 millones. Sin embargo, el buen precio tiene en aprietos a la comercialización.
Un millón novecientos setenta y dos mil pesos. Es la cifra más alta que por una carga de café (125 kilos) se ha pagado en Colombia. La cifra se alcanzó hoy, en tanto que en la bolsa de Nueva York la libro rompió récord de siete años, a casi US$2,22 por libra del grano.
Vale la pena recordar que el café colombiano cuenta con unas primas y diferenciales que elevan el precio interno más allá de la matemática resultante del precio en Nueva York multiplicado por la tasa de cambio. La TRM (tasa representativa del mercado), por cierto, era de $3.875 para el día.
Varias son las razones que han llevado al café a estos niveles a escala global. Pero, quizá, la principal es la situación en Brasil, el mayor productor mundial: sus cosechas arruinadas por el clima (heladas y sequías) han disparado la cotización internacional del grano.
Atrás quedaron los días en que la carga en Colombia se compraba por menos de $700.000, umbral a partir del cual prácticamente se dejaban de cubrir los costos de producción.
Sin embargo, la situación tiene varios matices. Por un lado, como indica el senador y cafetero Alejandro Corrales, del Centro Democrático, no se puede hablar de “bonanza”, pues lo que estamos viendo es apenas la cobertura de los costos de producción más una rentabilidad para los productores.
Lo segundo tiene que ver con el motivo del debate de control político en el que Corrales dijo esas palabras: lo que está sucediendo con los llamados futuros de café.
Como lo explicamos hace unos meses, cuando se empezó a desencadenar la situación, los futuros no son otra cosa que contratos sobre kilos de café que entre los productores y los compradores se negociaron hace meses, al precio de entonces, el cual, con seguridad, estaba por debajo de los niveles de hoy (casi $2 millones).
El problema que desde distintas instancias se señala hoy es que hay productores que están incumpliendo con las entregas de ese café, pues hoy les sale más rentable venderlo por otro lado, al histórico precio actual.
Lo complicado de los incumplimientos es su reacción en cadena: si el productor incumple, por ejemplo, a la cooperativa, esta a su vez le incumple al exportador y este, a su vez, se ve en aprietos para cumplir al comprador en Estados Unidos. Si, por otro lado, consigue café para cumplir los compromisos pactados, con seguridad será al precio de hoy y no al calculado hace meses. Un claro desajuste en las cuentas.
Toda esta situación, que, según el senador Jorge Enrique Robledo, citante al debate junto con Corrales, involucra recursos públicos, específicamente de la contribución de los caficultores al Fondo Nacional del Café, administrado por la Federación Nacional de Cafeteros.
En su intervención, el senador Robledo reprochó no haber obtenido por parte del Ministerio de Agricultura ni de la Federación cifras estimadas de las pérdidas que hay como resultado de los incumplimientos en la entrega de café.
Mientras reprochó que este instrumento financiero se promoviera entre los caficultores, por el nivel de incertidumbre que implica (no se sabe con certeza si el precio en el futuro caerá o subirá), pidió a la Contraloría General de la República investigar lo sucedido. Al gerente de la Federación, Roberto Vélez, le pidió dar un paso al costado para garantizar el desarrollo adecuado de esas investigaciones.
A su turno, el senador Corrales coincidió con Robledo en el llamado a los caficultores para que cumplan con las entregas de café a las que se comprometieron. Sin embargo, defendió la figura de los futuros como un mecanismo que bien manejado puede ayudar a dar rentabilidad, liquidez, reputación, entre otros beneficios. Insistió en que como buena práctica nunca debe venderse más del 50 % de la cosecha, y que quien sabe cuánto cosecha, cuánto compromete a futuro y cuánto efectivamente entrega es el productor. “El que venda más del 100 % es un especulador”.
Según los cálculos que mostró el senador, entre 15.000 y 30.000 cafeteros (de más de 500.000 que hay en el país) tienen contratos de café a futuro.
El viceministro de Agricultura, Juan Gonzalo Botero, explicó que por el dinamismo en el cumplimiento de los contratos no es sencillo tener cifras oficiales o consolidadas. Sin embargo, dijo que el cálculo es que a 31 de diciembre, de las 52.000 toneladas por entregar, se cumpla con el 41 %. Agregó, no obstante, que aspira a que con los llamados al cumplimiento y las campañas se llegue al 50 % y que, por lo tanto, el resultado contable comercial del Fondo Nacional del Café sea positivo. Para el restante, añadió, habrá plazos e incentivos.
Finalmente, Roberto Vélez, gerente de la Federación, hizo un llamado a no estigmatizar la figura de los futuros y, en cambio, a fortalecer la educación al respecto, en lo que ha trabajado el gremio. “La recomiendo y lo seguiré haciendo”, señaló.
mmedina@elespectador.com
Un millón novecientos setenta y dos mil pesos. Es la cifra más alta que por una carga de café (125 kilos) se ha pagado en Colombia. La cifra se alcanzó hoy, en tanto que en la bolsa de Nueva York la libro rompió récord de siete años, a casi US$2,22 por libra del grano.
Vale la pena recordar que el café colombiano cuenta con unas primas y diferenciales que elevan el precio interno más allá de la matemática resultante del precio en Nueva York multiplicado por la tasa de cambio. La TRM (tasa representativa del mercado), por cierto, era de $3.875 para el día.
Varias son las razones que han llevado al café a estos niveles a escala global. Pero, quizá, la principal es la situación en Brasil, el mayor productor mundial: sus cosechas arruinadas por el clima (heladas y sequías) han disparado la cotización internacional del grano.
Atrás quedaron los días en que la carga en Colombia se compraba por menos de $700.000, umbral a partir del cual prácticamente se dejaban de cubrir los costos de producción.
Sin embargo, la situación tiene varios matices. Por un lado, como indica el senador y cafetero Alejandro Corrales, del Centro Democrático, no se puede hablar de “bonanza”, pues lo que estamos viendo es apenas la cobertura de los costos de producción más una rentabilidad para los productores.
Lo segundo tiene que ver con el motivo del debate de control político en el que Corrales dijo esas palabras: lo que está sucediendo con los llamados futuros de café.
Como lo explicamos hace unos meses, cuando se empezó a desencadenar la situación, los futuros no son otra cosa que contratos sobre kilos de café que entre los productores y los compradores se negociaron hace meses, al precio de entonces, el cual, con seguridad, estaba por debajo de los niveles de hoy (casi $2 millones).
El problema que desde distintas instancias se señala hoy es que hay productores que están incumpliendo con las entregas de ese café, pues hoy les sale más rentable venderlo por otro lado, al histórico precio actual.
Lo complicado de los incumplimientos es su reacción en cadena: si el productor incumple, por ejemplo, a la cooperativa, esta a su vez le incumple al exportador y este, a su vez, se ve en aprietos para cumplir al comprador en Estados Unidos. Si, por otro lado, consigue café para cumplir los compromisos pactados, con seguridad será al precio de hoy y no al calculado hace meses. Un claro desajuste en las cuentas.
Toda esta situación, que, según el senador Jorge Enrique Robledo, citante al debate junto con Corrales, involucra recursos públicos, específicamente de la contribución de los caficultores al Fondo Nacional del Café, administrado por la Federación Nacional de Cafeteros.
En su intervención, el senador Robledo reprochó no haber obtenido por parte del Ministerio de Agricultura ni de la Federación cifras estimadas de las pérdidas que hay como resultado de los incumplimientos en la entrega de café.
Mientras reprochó que este instrumento financiero se promoviera entre los caficultores, por el nivel de incertidumbre que implica (no se sabe con certeza si el precio en el futuro caerá o subirá), pidió a la Contraloría General de la República investigar lo sucedido. Al gerente de la Federación, Roberto Vélez, le pidió dar un paso al costado para garantizar el desarrollo adecuado de esas investigaciones.
A su turno, el senador Corrales coincidió con Robledo en el llamado a los caficultores para que cumplan con las entregas de café a las que se comprometieron. Sin embargo, defendió la figura de los futuros como un mecanismo que bien manejado puede ayudar a dar rentabilidad, liquidez, reputación, entre otros beneficios. Insistió en que como buena práctica nunca debe venderse más del 50 % de la cosecha, y que quien sabe cuánto cosecha, cuánto compromete a futuro y cuánto efectivamente entrega es el productor. “El que venda más del 100 % es un especulador”.
Según los cálculos que mostró el senador, entre 15.000 y 30.000 cafeteros (de más de 500.000 que hay en el país) tienen contratos de café a futuro.
El viceministro de Agricultura, Juan Gonzalo Botero, explicó que por el dinamismo en el cumplimiento de los contratos no es sencillo tener cifras oficiales o consolidadas. Sin embargo, dijo que el cálculo es que a 31 de diciembre, de las 52.000 toneladas por entregar, se cumpla con el 41 %. Agregó, no obstante, que aspira a que con los llamados al cumplimiento y las campañas se llegue al 50 % y que, por lo tanto, el resultado contable comercial del Fondo Nacional del Café sea positivo. Para el restante, añadió, habrá plazos e incentivos.
Finalmente, Roberto Vélez, gerente de la Federación, hizo un llamado a no estigmatizar la figura de los futuros y, en cambio, a fortalecer la educación al respecto, en lo que ha trabajado el gremio. “La recomiendo y lo seguiré haciendo”, señaló.
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