Café y flores en tiempos de coronavirus: tan similares, pero tan distintos
El dólar caro en otras circunstancias les estaría generando solo rentabilidad. Sin embargo, 140.000 empleos en la floricultura demandan soluciones prontas. Ambos sectores enfrentan retos distintos, pero con factores comunes, como las eventuales dificultades logísticas.
Redacción Economía.
El café y las flores son probablemente los productos del agro colombiano más reconocidos a nivel global. Son estrellas en las exportaciones y, para bien o para mal, su desempeño a nivel económico ha estado tradicionalmente ligado a los vaivenes del dólar.
Sin embargo, ambos se acaban de encontrar con un nuevo factor, desconocido para ellos y, literalmente, para el mundo entero: el coronavirus. A pesar de tener cosas en común, hoy cafeteros y floricultores enfrentan la crisis de formas distintas.
Para los dos, un dólar a $4.000 sería en principio algo positivo para su rentabilidad. Pero, en la coyuntura actual, hay algo que los pone en una posición diferente frente a la crisis: el comportamiento del consumo.
Le puede interesar: Coronavirus: la crisis que siembra en las calles colombianas
A pesar de que, según Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), globalmente ha habido un impacto en el consumo por cuenta de los cierres temporales de lugares como las cafeterías, este se puede estar viendo compensado por las compras que están haciendo los hogares para pasar sus cuarentenas y aislamientos preventivos.
En este contexto, mientras que materias primas como el petróleo se han ido en picada, el café ha vuelto posicionarse cerca del U$1,20 por libra, que, sumados a la tasa de cambio, han llevado a que la carga interna del grano se esté cotizando por encima de $1'200.000 (el doble en comparación con los precios de la crisis de 2018). Un verdadero respiro para los productores.
Eso, por el contrario, no está sucediendo con las flores. Según el gremio de exportadores de flores, Asocolflores, como consecuencia de la pandemia que afronta el mundo ya se han cancelado más del 50 % de las ventas programadas para lo que queda de este semestre.
La situación se está desarrollando en vísperas de una fiesta que es quizá tan importante como San Valentín para los floricultores: el día de la madre. Por eso, el primer semestre del año siempre es fundamental para el sector. El 60 % de las ventas anuales se hacen en los primeros cincos meses.
“Hasta la semana pasada la actividad de exportación de flores estaba parcialmente afectada en mercados como Corea, Japón e Italia, principalmente. Sin embargo, el lunes de esta semana se precipitaron las cancelaciones de órdenes de muchos otros países incluyendo Estados Unidos, que representa el 80% de las ventas totales del sector, generando gran alarma entre los floricultores”, aseguró Augusto Solano, presidente de Asocolflores. La crisis se ha desatado justo cuando el sector iba viento en popa, superando incluso al café en valor de exportaciones a Estados Unidos. Lea más sobre esto: Exportaciones de flores a EE. UU. superaron a las de café: ¿qué hay detrás de esto?
Para los cafeteros, sin embargo, el panorama está lejos de despejarse. Tradicionalmente, entre los bajonazos de la economía mundial y el consumo de café no ha habido una relación, dice el gerente de la FNC. Pero, debido a que la pandemia actual supone retos sin precedentes, Vélez asegura que “esta es una situación nueva en la que la historia no sirve para diagnosticar nada”.
Y aquí vuelve a entrar otro factor en común: la logística. Por ser ambos sectores exportadores, lo que suceda tanto internamente con las restricciones a la movilidad, como lo que ocurra a nivel internacional con el tráfico aéreo y marítimo, es crucial para estas actividades económicas (y un sinnúmero de otras).
En este punto también coincide Luis Alejandro Jiménez, presidente de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos. Desde la Anuc, el principal llamado que hacen a las autoridades es impartir medidas claras y coordinadas para que los campesinos sepan a qué "atenerse" para la obtención de sus insumos y el despacho y transporte de sus productos.
Para Vélez, la restricción a la movilidad requiere de coordinación con los mandatarios, pues se avecina la cosecha cafetera de mayo y es necesario contar con recolectores, que suelen viajar a una zona u otra en épocas de cosecha. Durante un año, estas labores pueden emplear a cerca de 300.000 personas. Aunque, reitera el gerente, de nada servirá tener la mano de obra si luego el producto llega a trilladoras que no están funcionando o encuentra barreras en los puertos.
Solano destacó que, para el caso del simulacro de aislamiento en Bogotá y Cundinamarca, se pudieron llegar a acuerdos con la Alcaldía y la Gobernación, con condiciones especiales, para que los trabajadores de los cultivos pudieran cumplir con sus labores. El cultivo, al ser tan delicado y su producto tan perecedero, no podía ponerse en pausa ni se podía tomar el riesgo de perder las pocas ventas que quedaron vigentes.
En medio de todo esto, la generación o conservación de los empleos es una preocupación común. En el país, cerca de cinco millones de personas se dedican a actividades agropecuarias. Solo el sector caficultor les da el sustento a más de 550.000 familias y el floricultor, a 140.000. Por eso, la reducción en ventas para este último es tan sensible en este momento.
Solano, de Asocolflores, apuntó: “estamos haciendo un ejercicio juicioso para manejar los flujos de caja frente a la evidente reducción de las ventas que incluye importantes conversaciones con el Gobierno en búsqueda de fórmulas para mitigar la crisis. En este sector nuestros clientes realizan los pagos a 30 o 60 días, razón por la que inclusive buena parte de las ventas de San Valentín aún no se han recibido”, puntualizó el dirigente gremial.
“Tenemos que sortear serias dificultades. De nuestro esfuerzo sectorial y gremial y direccionamiento estratégico depende el trabajo formal de 140.000 hombres y mujeres del país”, agregó.
Hasta el momento, según el Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), no se tienen reportes oficiales de afectación de puestos de trabajo en medio de esta crisis. En materia laboral, en general, el Ministerio de Trabajo ha llamado la atención sobre que la situación actual no es una causa de fuerza mayor para justificar despidos o suspensiones masivas de contratos, aunque ha asegurado que puede haber excepciones. La cartera ha resaltado alternativas como el trabajo en casa, la flexibilización de las jornadas e incluso la adopción de vacaciones remuneradas individuales o colectivas, incluso de forma anticipada (sin que se haya cumplido el año laborado).
Lo que hasta el momento es indiscutible es que todos los productores y empresarios están preparándose para un impacto, que, por cierto, afectará a todos los eslabones de la cadena en una forma u otra. Jiménez, de la Anuc, señala que, en caso de que haya disminución de ventas para la industria, tendrán que buscar otras plazas en donde probablemente tendrán que vender más barato para que sus productos no se echen a perder. La gran incertidumbre es la magnitud y duración del impacto.
La producción agropecuaria, de todas formas, debe continuar. Su actividad es indispensable para todos. No en vano los mandatarios que optaron por el simulacro de aislamiento obligatorio pusieron el abastecimiento de alimentos como una excepción. Sobre el tema, desde la SAC reportaron normalidad en el flujo de estos bienes. Al igual que el Ministerio de Agricultura, el gremio hizo un llamado a la compra con racionalidad, para evitar choques de demanda como el que en días pasados elevó precios en algunas ciudades.
El café y las flores son probablemente los productos del agro colombiano más reconocidos a nivel global. Son estrellas en las exportaciones y, para bien o para mal, su desempeño a nivel económico ha estado tradicionalmente ligado a los vaivenes del dólar.
Sin embargo, ambos se acaban de encontrar con un nuevo factor, desconocido para ellos y, literalmente, para el mundo entero: el coronavirus. A pesar de tener cosas en común, hoy cafeteros y floricultores enfrentan la crisis de formas distintas.
Para los dos, un dólar a $4.000 sería en principio algo positivo para su rentabilidad. Pero, en la coyuntura actual, hay algo que los pone en una posición diferente frente a la crisis: el comportamiento del consumo.
Le puede interesar: Coronavirus: la crisis que siembra en las calles colombianas
A pesar de que, según Roberto Vélez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), globalmente ha habido un impacto en el consumo por cuenta de los cierres temporales de lugares como las cafeterías, este se puede estar viendo compensado por las compras que están haciendo los hogares para pasar sus cuarentenas y aislamientos preventivos.
En este contexto, mientras que materias primas como el petróleo se han ido en picada, el café ha vuelto posicionarse cerca del U$1,20 por libra, que, sumados a la tasa de cambio, han llevado a que la carga interna del grano se esté cotizando por encima de $1'200.000 (el doble en comparación con los precios de la crisis de 2018). Un verdadero respiro para los productores.
Eso, por el contrario, no está sucediendo con las flores. Según el gremio de exportadores de flores, Asocolflores, como consecuencia de la pandemia que afronta el mundo ya se han cancelado más del 50 % de las ventas programadas para lo que queda de este semestre.
La situación se está desarrollando en vísperas de una fiesta que es quizá tan importante como San Valentín para los floricultores: el día de la madre. Por eso, el primer semestre del año siempre es fundamental para el sector. El 60 % de las ventas anuales se hacen en los primeros cincos meses.
“Hasta la semana pasada la actividad de exportación de flores estaba parcialmente afectada en mercados como Corea, Japón e Italia, principalmente. Sin embargo, el lunes de esta semana se precipitaron las cancelaciones de órdenes de muchos otros países incluyendo Estados Unidos, que representa el 80% de las ventas totales del sector, generando gran alarma entre los floricultores”, aseguró Augusto Solano, presidente de Asocolflores. La crisis se ha desatado justo cuando el sector iba viento en popa, superando incluso al café en valor de exportaciones a Estados Unidos. Lea más sobre esto: Exportaciones de flores a EE. UU. superaron a las de café: ¿qué hay detrás de esto?
Para los cafeteros, sin embargo, el panorama está lejos de despejarse. Tradicionalmente, entre los bajonazos de la economía mundial y el consumo de café no ha habido una relación, dice el gerente de la FNC. Pero, debido a que la pandemia actual supone retos sin precedentes, Vélez asegura que “esta es una situación nueva en la que la historia no sirve para diagnosticar nada”.
Y aquí vuelve a entrar otro factor en común: la logística. Por ser ambos sectores exportadores, lo que suceda tanto internamente con las restricciones a la movilidad, como lo que ocurra a nivel internacional con el tráfico aéreo y marítimo, es crucial para estas actividades económicas (y un sinnúmero de otras).
En este punto también coincide Luis Alejandro Jiménez, presidente de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos. Desde la Anuc, el principal llamado que hacen a las autoridades es impartir medidas claras y coordinadas para que los campesinos sepan a qué "atenerse" para la obtención de sus insumos y el despacho y transporte de sus productos.
Para Vélez, la restricción a la movilidad requiere de coordinación con los mandatarios, pues se avecina la cosecha cafetera de mayo y es necesario contar con recolectores, que suelen viajar a una zona u otra en épocas de cosecha. Durante un año, estas labores pueden emplear a cerca de 300.000 personas. Aunque, reitera el gerente, de nada servirá tener la mano de obra si luego el producto llega a trilladoras que no están funcionando o encuentra barreras en los puertos.
Solano destacó que, para el caso del simulacro de aislamiento en Bogotá y Cundinamarca, se pudieron llegar a acuerdos con la Alcaldía y la Gobernación, con condiciones especiales, para que los trabajadores de los cultivos pudieran cumplir con sus labores. El cultivo, al ser tan delicado y su producto tan perecedero, no podía ponerse en pausa ni se podía tomar el riesgo de perder las pocas ventas que quedaron vigentes.
En medio de todo esto, la generación o conservación de los empleos es una preocupación común. En el país, cerca de cinco millones de personas se dedican a actividades agropecuarias. Solo el sector caficultor les da el sustento a más de 550.000 familias y el floricultor, a 140.000. Por eso, la reducción en ventas para este último es tan sensible en este momento.
Solano, de Asocolflores, apuntó: “estamos haciendo un ejercicio juicioso para manejar los flujos de caja frente a la evidente reducción de las ventas que incluye importantes conversaciones con el Gobierno en búsqueda de fórmulas para mitigar la crisis. En este sector nuestros clientes realizan los pagos a 30 o 60 días, razón por la que inclusive buena parte de las ventas de San Valentín aún no se han recibido”, puntualizó el dirigente gremial.
“Tenemos que sortear serias dificultades. De nuestro esfuerzo sectorial y gremial y direccionamiento estratégico depende el trabajo formal de 140.000 hombres y mujeres del país”, agregó.
Hasta el momento, según el Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), no se tienen reportes oficiales de afectación de puestos de trabajo en medio de esta crisis. En materia laboral, en general, el Ministerio de Trabajo ha llamado la atención sobre que la situación actual no es una causa de fuerza mayor para justificar despidos o suspensiones masivas de contratos, aunque ha asegurado que puede haber excepciones. La cartera ha resaltado alternativas como el trabajo en casa, la flexibilización de las jornadas e incluso la adopción de vacaciones remuneradas individuales o colectivas, incluso de forma anticipada (sin que se haya cumplido el año laborado).
Lo que hasta el momento es indiscutible es que todos los productores y empresarios están preparándose para un impacto, que, por cierto, afectará a todos los eslabones de la cadena en una forma u otra. Jiménez, de la Anuc, señala que, en caso de que haya disminución de ventas para la industria, tendrán que buscar otras plazas en donde probablemente tendrán que vender más barato para que sus productos no se echen a perder. La gran incertidumbre es la magnitud y duración del impacto.
La producción agropecuaria, de todas formas, debe continuar. Su actividad es indispensable para todos. No en vano los mandatarios que optaron por el simulacro de aislamiento obligatorio pusieron el abastecimiento de alimentos como una excepción. Sobre el tema, desde la SAC reportaron normalidad en el flujo de estos bienes. Al igual que el Ministerio de Agricultura, el gremio hizo un llamado a la compra con racionalidad, para evitar choques de demanda como el que en días pasados elevó precios en algunas ciudades.