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ChatGPT es, probablemente, la inteligencia artificial conversacional más popular del momento. La capacidad de responder a preguntas complejas, seguir un hilo conversacional y redactar escritos con la naturalidad con la que lo haría una persona (incluso con la capacidad de replicar estilos de artistas) ha generado asombro en millones.
Desarrollado por la empresa Open AI, ChatGPT hoy está integrado a Bing (el buscador de Microsoft) y se proyecta como una de las grandes herramientas tecnológicas del futuro.
Recientemente la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) informó que se encuentra investigando el funcionamiento de esta inteligencia artificial, con el propósito de verificar si cumple, o no, con la normativa que tiene el país en materia de protección de datos personales (la cual se encuentra en la Ley Estatutaria 1581 de 2012).
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Hay que entender que una inteligencia artificial (del tipo que sea) funciona con vastas bases de datos. Constantemente estas IA recopilan información para continuar su proceso de aprendizaje y así refinar sus capacidades. Lo que busca la SIC con su investigación es entender cómo recopila datos Chat GPT y qué tipo de tratamiento le da a los mismos.
Esto es importante, pues un mal uso podría afectar derechos que da la constitución a los colombianos, como el de la privacidad o el uso comercial no consensuado (entre otros).
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“De acuerdo con la SIC, dicha actuación busca determinar si se han implementado medidas relacionadas con el Principio de Responsabilidad Demostrada de conformidad con la regulación nacional, la cual está orientada a proteger información personal de los usuarios de dichas empresas. Esta actuación se enmarca en un trabajo coordinado por la Red Iberoamericana de Protección de Datos, de la cual hacen parte la Superintendencia de Industria y Comercio y otras 15 autoridades de diferentes países de la región, cuyo objetivo es promover y garantizar el derecho fundamental a la protección de datos personales”; precisó la SIC.
Se recomienda a los usuarios de este chat conversacional, así como otros que puedan aparecer (como Bard, desarrollado por Google), consultar la política de privacidad asociada a su servicio y que, de forma autónoma, valoren la conveniencia de aportar, o no, sus datos personales en las consultas que realicen.
“También se recomienda cautela con la información que el servicio les suministra, mientras se surte el proceso administrativo que adelanta la autoridad”, concluyó.
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