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La disputa entre Claro y sus competidores presentes en el negocio de las telecomunicaciones casi que se ha convertido en una novela epistolar. Hace aproximadamente un mes compañías como Movistar y Tigo, entre otras, enviaron una carta al presidente Duque, y demás autoridades gubernamentales, para que se declare la dominancia de Claro en el mercado; otra carta similar fue enviada en los últimos días a la OCDE y la compañía acusada hizo lo mismo para defenderse en las últimas horas.
Carta viene y carta va, las siete compañías que denuncian la dominancia, y Claro, como empresa acusada, se encuentran a la espera de que la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) decida si existe o no dominancia en el mercado.
Claro, en su carta dirigida a la OCDE, se muestra confiada en que el fallo será a su favor, ya que previamente ha recibido conceptos favorables de parte de la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), autoridad que no ha encontrado evidencias que prueben que la compañía acusada adelante una competencia desleal en el mercado.
“La SIC recuerda que, bajo la legislación colombiana, dominancia es la capacidad de un competidor de determinar las condiciones de precios y cantidades en el mercado, sin consideración a los demás operadores competidores y no simplemente la participación de mercado del competidor”, explica Claro en la misiva enviada a la OCDE.
Lo anterior lo menciona la compañía ya que parte de la argumentación de sus competidores es que su dominancia en el mercado se debe a su protagónica participación.
Un reporte presentado por el Ministerio de las Tecnologías de la Información y Comunicaciones (Mintic), muestra que al cierre de 2018 Claro contaba con más de seis millones de suscriptores en internet móvil, de un total de 11,6 millones. Eso le da a la empresa una participación de casi el 52% en el mercado, mientras que Movistar, Tigo y Avantel abarcan 3,4 millones, 1,4 millones y 527.000, respectivamente.
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Claro se defiende diciendo que su masiva participación en el mercado no significa una dominancia, ya que esto no influye en que sus competidores puedan sacar promociones más atractivas y hagan que sus usuarios se sientan tentados a mudarse de operador.
Para la compañía, lo que quieren las otras empresas es “obtener a través de la regulación lo que deben ganarse invirtiendo y compitiendo en el mercado”. En suma Claro defiende su papel protagónico en la ocupación del mercado colombiano argumentando que ha sido la empresa que más le ha invertido al país, y que lo que buscan sus competidores es una “distribución equitativa” de los usuarios, algo que al finalizar terminaría por desestimular las inversiones en el mercado de las telecomunicaciones.
Curiosamente un argumento similar emplean quienes acusan la dominancia de Claro. Para ellos el papel protagónico de esta compañía desestimula la inversión de los competidores en la industria movil, que ha pasado, señalan en la carta enviada a la OCDE, de US$1.500 millones en 2011 a US$857 millones en 2018.
“Una reducción de más del 40%. Esta situación es atípica, especialmente teniendo en cuenta que Colombia está en pleno proceso de despliegue de la red 4G y todavía hay una relativa baja penetración de internet móvil en el país, así mismo consideramos que las inversiones realizadas por un operador o por cualquier agente no pueden convertirse en un pasaporte para evitar la actuación del Estado, en este caso la declaratoria de posición de dominio y la toma de medidas particulares en el mercado móvil”, mencionan los competidores de Claro.