¿Colombia importó un riesgo sísmico?

La Andi denuncia que desde 2014 han ingresado 185.000 toneladas de barras corrugadas, aleadas y sin certificación de sismorresistencia, que equivalen a 150.000 viviendas de 60 metros cuadrados². Constructores dicen que el producto representa un pequeño porcentaje y que sólo afecta las edificaciones informales.

Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092
22 de octubre de 2017 - 02:00 a. m.
Una barra corrugada sismorresistente debe soportar mínimo 60.000 psi (libras por pulgada cuadrada). / iStock
Una barra corrugada sismorresistente debe soportar mínimo 60.000 psi (libras por pulgada cuadrada). / iStock
Foto: Getty Images/iStockphoto - Roman Bodnarchuk
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Se encuentran en las casas, edificios, colegios y hasta en los puentes: las barras corrugadas son una parte esencial de la construcción en Colombia y en cualquier país. Cuando se fusionan con el cemento, les dan la resistencia precisa para soportar grandes tensiones, como las causadas por los terremotos. Por esto es vital que tengan propiedades químicas correctas, para que a la vez tengan un gran durabilidad y flexibilidad.

El problema que denuncia Camila Toro, directora del Comité Colombiano de Productores de Acero de la Asociación Colombiana de Empresarios (Andi), es que “desde 2014 se han importado 185.000 toneladas de barras corrugadas aleadas no certificadas como sismorresistentes, y las venden como las convencionales (que sí están certificadas). El material que ha ingresado al país es suficiente como para construir 150.000 viviendas de interés social de 60 m²”.

Un país como este, en el que el 85 % de la población está ubicada en zonas consideradas de riesgo sísmico alto y medio, debe poner especial atención a la calidad de sus materiales de construcción. Efrén Rabón, ingeniero estructural, explica que “la calidad de una barra corrugada aleada se mide por medio de una prueba de fluencia y debe poder soportar una presión de 60.000 psi (libras por pulgada cuadrada) por lo menos. Medida que se hace con base en el mapa de amenaza sísmica de Colombia. El temor con las barras aleadas que se importan es que son fabricadas en otros países, como China, con una sísmica diferente a la nuestra”.

Otro factor importante es que los químicos que se le añaden a la barra para alearla la pueden endurecer demasiado, por lo que se pierde una propiedad vital en caso de un terremoto: cuando tiembla, el acero se debe poder doblar y volver su estado original, pero si es muy rígido, se corre el riesgo de que se quiebre y que en consecuencia el edificio colapse.

El origen de la entrada de barras aleadas a Colombia se remonta a mediados de 2012, en el marco de la expedición del primer reglamento técnico de la barra corrugada (Decreto 1513 de 2012). A partir de este año se aprecia un incremento visible de las importaciones de este acero. Y un tema de plata es lo que habría desencadenado todo, pues los importadores traen las barras corrugadas aleadas bajo la subpartida 72.28.30.00.00, a la cual le cobran 5 % de aranceles, mientras que la subpartida de las barras corrugadas convencionales o sin alear (72.14.20.00.00) paga el 10 %.

“Nuestras estimaciones sugieren que se habría dejado de recaudar alrededor de $35.000 millones por esta práctica. Además, notamos que los importadores venden el producto al mismo precio al que venderían una barra corrugada sin alear, y se quedan con el diferencial. Tan solo este año han ingresado 45.000 toneladas, pero en agosto vimos que sólo ingresaron 100 toneladas y en septiembre no entró nada. Creemos que el trabajo pedagógico que hemos adelantado entre varias entidades a los agentes de mercado está dando fruto. Además, ya hubo una sanción, que también sentimos que ayudó a mejorar la situación”, dijo Toro.

En efecto, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) sancionó en julio de este año a la sociedad Servicios y Aceros Seracer S.A.S. con $317 millones de multa. La empresa se defendió diciendo que “en ninguna parte del decreto 1513 de 2012 se está afirmando que las únicas barras corrugadas que se pueden emplear como sismorresistentes son las que se clasifiquen en las subpartidas arancelarias especificadas en el artículo 3 de dicha normatividad”. Sin embargo, la SIC sostiene que en “Colombia solo se pueden comercializar las barras corrugadas para refuerzo de concreto en construcciones si corresponden en el decreto. Por lo que la entidad justificó la sanción en que la compañía trajo su producto bajo la subpartida 72.28.30.00.00 (aleadas) y no la 72.14.20.00.00 (sin alear)”.

¿Hay un riesgo sísmico nacional?

Alejandro Giraldo, superintendente delegado para el Control y Verificación de Reglamentos Técnicos y Metrología Legal, hace un llamado a la calma y explica que “no necesariamente las barras que han entrado bajo la subpartida de aleadas no son sismorresistentes. El reglamento técnico establece que la composición química de la barra no puede superar unos porcentajes de unos ciertos químicos, pero aún si se exceden en alguna medida, el acero puede cumplir con las condiciones. Es por esto que algunos importadores están trayendo el material bajo la subpartida de aleadas, pero luego certifican que cumple con los requisitos para ser sismorresistente (flexibilidad, que soporten más de 60.000 psi, etc.)”.

Giraldo agregó que “si bien hay barras que entran eludiendo el arancel mayor y sin certificado de conformidad, luego las certifican para venderlas. No creo que exista un problema de seguridad nacional, ninguna construcción seria se arriesgaría a usar acero que no esté certificado”.

Esto sugiere que, por ejemplo, la norma del arancel establece que si el acero tiene un porcentaje de aluminio igual o superior de 3 % se define como barra aleada y paga sólo el 5 % de impuesto al entrar a Colombia. Pero, esta característica química no impide certificar el producto como sismorresistente en Colombia para su posterior venta.

Por su parte, Sandra Forero, presidenta de la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol), aseguró que “tan solo el 10 % de las barras corrugadas que se importan son aleadas. Pero de todas formas, desde 2012 hemos venido haciendo capacitaciones a los constructores, distribuidores de insumos y demás agentes de mercado, con el fin de asegurar el cumplimiento del reglamento técnico y para que aprendan a identificar el material que no es sismorresistente. El acero sin alear que llegó ha penetrado el sector de la autoconstrucción (informal) y no en el licenciado, en el de vivienda nueva. Las ferreterías y demás comercio al menudeo representan una parte importante de la demanda de barras corrugadas, por lo que creemos que es por esta vía por donde se podrían estar distribuyendo”.

Es decir, aunque la importación de acero aleado sí es una realidad, es tan solo una fracción relativamente pequeña de las barras corrugadas que entran al país. Y el problema podría ser más de índole económica, no necesariamente representa un riesgo sísmico nacional. Pero, de todas formas, el material que realmente puede implicar un riesgo estaría en las construcciones ilegales, como el edificio que se desplomó en Cartagena.

¿Y los controles?

Al parecer, la importación de este acero aleado ha mermado, o tal vez terminado (no se importaron barras aleadas en septiembre). Asimismo, hace una semana el Ministerio de Comercio publicó la resolución que actualiza el reglamento técnico de la barra. En esta nueva norma permanece la condición de que sólo las barras corrugadas sin alear son aptas para construcción, lo que refuerza decisiones como la sanción que emitió la SIC.

Sin embargo, todavía queda la pregunta de qué hacer con el producto aleado que ingresó al país por más de cuatro años, sobre todo el que no fue certificado. “Casi en su totalidad, las barras corrugadas que hay en Colombia se utilizan para construcción. Creemos que gran parte del material se encuentra en la costa, ya que por lo general el acero importado se queda en esta región”, indicó Toro.

La labor de la SIC es hacer control al ingreso del producto al país y en puntos de comercialización, pero son los constructores los que deben garantizar que utilizan barras certificadas. En caso de que se encuentre una construcción que no esté utilizando barras certificadas, podríamos ordenar la suspensión de la construcción e inclusive la destrucción del edificio”.

No obstante, Giraldo destacó la dificultad de la identificación de las edificaciones terminadas que fueron construidas con barras aleadas. “Tendría que tumbarse una columna, tomar una muestra y mandar a pruebas de laboratorio”.

Forero también considera que es muy difícil “que se identifiquen las estructuras que tengan el acero aleado. Si conociéramos las rutas por donde pasaron las barras, ya lo hubiéramos denunciado. Pero es difícil hacer un proceso de inspección a tantas edificaciones que hay en el país, y hay que tener en cuenta que el material podría estar en estructuras sin licencia, que son más difíciles de rastrear”.

Las barras aleadas están llegando principalmente de Turquía, China y Ucrania. Pero tal parece que la solución a este problema yace en mayores controles aduaneros y que se fortalezcan las inspecciones para identificar las edificaciones ilegales. Las cuales serían las que tendrían las barras corrugadas aleadas, pero sin certificar. Y aunque este caso no sea el común, igualmente representan un riesgo sísmico.

 

Por Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092

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