Colombia “se empobreció” con la devaluación
En una de las peores semanas para las bolsas globales, Juan Pablo Córdoba habla de la urgente necesidad de pensar la economía colombiana más allá del petróleo, así como de las posibles medidas para contener los efectos del virus en la producción.
Jorge Sáenz V. - jsaenz@elespectador.com - @jorges_v
El coronavirus llegó y puso la economía mundial patas arriba. Y en medio de este escenario se coló la guerra del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita.
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El coronavirus llegó y puso la economía mundial patas arriba. Y en medio de este escenario se coló la guerra del petróleo entre Rusia y Arabia Saudita.
Juan Pablo Córdoba, presiente de la Bolsa de Valores de Colombia, considera que la incertidumbre de la epidemia es más difícil de tratar que la de los energéticos. Señala que el país tiene que buscar alternativas que lo hagan menos dependiente del vaivén del precio del petróleo. No descarta que por coronavirus se tenga que apostar por una nueva reforma tributaria.
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¿De qué magnitud fue el susto del lunes de esta semana?
Fue considerable, en particular porque fue generalizado a nivel global. No hubo un solo mercado que se escapó. Eso fue un evento significativo por lo que fue tan transversal a lo largo y ancho del planeta. Los mercados se han corregido, pero en un orden de magnitud menor a lo que fue la caída. Es una buena noticia porque hay una calma, pero también lo que nos están diciendo es que las fuentes de incertidumbre no se han corregido, no se han eliminado. Hasta que haya solución a los problemas de incertidumbre va a ser difícil que los mercados recuperen los niveles que traían desde inicios de año.
¿Cuáles son esas fuentes de incertidumbre?
Una muy difícil de manejar porque simplemente no conocemos antecedentes que es el tema del coronavirus: realmente estamos ante un hecho que es, por lo menos en los últimos 500 años, la primera vez que estamos ante una amenaza de un tema como una pandemia. Es curioso porque la velocidad de contagio es muy alta, la mortalidad se mantiene baja y la gran mayoría de pacientes se recupera, pero de todas maneras psicológicamente se están afectando las decisiones de las personas. Ese nivel de incertidumbre, lo que sabemos es que se va a resolver en algún momento. La pregunta del millón es cuándo.
Entre el coronavirus y la guerra del petróleo ¿a qué se le debe temer más?
Yo le diría que al coronavirus porque en la guerra del petróleo conocemos el escenario y las variables que hay que mover y quiénes tienen la capacidad de tomar decisiones. Realmente lo del coronavirus es totalmente desconocido, no sabemos manejar eso, ni sabemos medir sus efectos económicos. En el tema del precio del petróleo es un asunto de una negociación entre países productores que tienen que llegar a un acuerdo y que va a lograr equilibrar la oferta y la demanda, y si no llegan a un acuerdo, igual el mercado va a alcanzar éste equilibrio.
¿Estamos desprotegidos ante los efectos del vaivén de los precios del petróleo?
Colombia tiene unos mecanismos que funcionan muy bien, no sólo en los momentos buenos, sino que están diseñados para que hagan lo mismo en los momentos malos. En el periodo 2015-2016 probamos la flotación cambiaria (precio de la divisa determinado por la oferta y la demanda). No nos gusta, pero es una muy buena herramienta para la economía colombiana y lo estamos viendo en estos días. Un shock de esta naturaleza se manifiesta primero en una presión en el tipo de cambio (dólar), pero eso está bien, así tiene que ser y creo que la flotación es la primera línea de defensa. Tenemos la buena fortuna que la transmisión de la devaluación a la inflación es relativamente baja y lenta. Tenemos un banco central con buena credibilidad en el manejo de la política monetaria y las metas de inflación, por lo cual esas dos instituciones le están sirviendo bien al país para atender el chaparrón.
¿Qué hacer para depender menos del petróleo?
Lo que le pase al precio del petróleo, nosotros tenemos poca injerencia en eso; lo que hagamos para depender menos del precio del petróleo sí es algo que nos concierne. Es responsabilidad de Colombia resolver su problema de alta dependencia en los recursos externos y en las fuentes de ingresos externos y fiscales del petróleo. Disminuir la dependencia no quiere decir dejar de producir petróleo: es ver cómo hacer para producir todo lo demás. Hasta hace unos años nos decían que no se producía todo lo demás porque la tasa de cambio no era competitiva. Hoy esa conversación ya no existe, ya no es un problema de tasa de cambio. Hoy tenemos una tasa de cambio competitiva pero lo que no tenemos son los sectores y las condiciones para que otras industrias produzcan ingresos de exportación.
¿No se ha podido aprovechar ese dólar caro?
No es un tema fácil porque uno no se vuelve competitivo de la noche a la mañana, no se vuelve bueno produciendo alguna cosa sólo porque la tasa de cambio se devalúe. Ya quedó sobre la mesa que el problema no solamente es de tasa de cambio; la tasa de cambio ya se depreció y no ha podido reaccionar el sector productivo para exportar más, lo cual pone de presente que hay otros problemas como capacidad empresarial, logística, competitividad o inclusive de saber hacer las cosas. Lo que ha puesto de presente esta situación es que el problema es mucho más complejo de resolver. Colombia perdió del orden de US$20.000 millones en exportaciones entre 2013 y 2016; los rubros de exportación de productos no tradicionales que más se exportan, si llegan a US$1.000 millones no llegan a más. Reemplazar US$20.000 millones requiere un esfuerzo grande. En café exportamos unos US$3.000 millones y llevamos 100 años produciéndolo.
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¿Aguanta la economía con un dólar en este nivel?
Una depreciación de esta naturaleza, sin que reaccione la competitividad de los productos que exportamos, lo que significa es que nos empobrecimos. La única manera de compensar ese empobrecimiento es si reaccionamos y empezamos a producir cosas que nos permitan compensar esa pérdida de ingreso que generó la depreciación, pero lo que vimos en 2015-2016 es que no pasó nada, entonces simplemente fue una devaluación que nos empobreció y esta otra arriesga ser igual si no hacemos algo al respecto.
¿Se hace necesario que el Gobierno piense en una nueva reforma tributaria?
El esfuerzo de la reforma tributaria del año pasado fue el adecuado, era lo que había que hacer y la señal que trató de mandar el Gobierno de decir “esta es la reforma tributaria y ya en este Gobierno no habrá más”, era la adecuada, obviamente, en ausencia de los problemas del coronavirus. Si queremos tener mayor autonomía fiscal y no estar al vaivén del precio del petróleo, Colombia necesita fortalecer sus fuentes de ingresos diferentes al petróleo. Si hay una situación muy crítica habría que volver a abrir esa puerta que no es deseable.
¿Diría que hay que revisar las exenciones tributarias?
En la discusión de las exenciones tributarias, actividad económica que genera ingresos, pero no impuestos, hay $60 billones de actividad que no genera impuestos; de esa cifra, $48 billones son exenciones de IVA. La fuente principal de exenciones o perforaciones fiscales es el IVA y no el impuesto de renta, que son $12 billones: son $6 billones de las empresas y $6 billones de las personas naturales. Si se suman los de las personas naturales y los $48 billones del IVA, estamos hablando de $54 billones de los $60 billones, que son altamente controversiales. Entonces a mí que no me digan que vamos a hacer otra reforma tributaria si no aceptamos como país que tenemos que tocar el IVA y las exenciones de las personas naturales.
¿Debe actuar el Banco de la República en estos momentos, recortando tasas?
Si la intervención que le estamos pidiendo al banco central es cómo combatir los efectos económicos y financieros de un efecto mayor del coronavirus, pues ahí hay razón en decir entre inflación y todo el caos que se puede generar por la prolongación de los efectos del coronavirus, prefiero tener un poquito de inflación. Ahora, no la voy a tener porque si la demanda está tan deprimida no voy a tener problemas de inflación y sí tiene que aliviar los problemas de liquidez de la economía. Disminuir las tasas de interés tendría que ser una de las líneas de defensa y la otra es asegurar que haya irrigación de liquidez en la economía. Es prematuro hablar de tomar medidas, lo que sí creo es que hay que tener el plan bien pensado para actuar cuando haya señales.
Ante coyunturas de devaluación, ¿hay necesidad de echar mano de las reservas internacionales?
Usar las reservas internacionales para mitigar los efectos de una devaluación atípica es justificado, pero en situaciones muy extremas. Y sólo se justifican si se cree que utilizando esas reservas se logra contener esa depreciación que se está generando. Si el efecto es más grande que la capacidad del banco central de intervenir, el organismo, por definición, tiene capacidad de reservas limitadas: si esa gasolina se va a acabar e igual el efecto de la devaluación se va a dar, no tiene sentido utilizar las reservas. Yo diría que Colombia ha utilizado bien la herramienta de flotación cambiaria. Las reservas internacionales tristemente juegan un papel para no usarse, porque lo que buscan es dar credibilidad: entre más reservas se tengan más credibilidad tiene y menos vulnerable es la tasa de cambio, pero ya cuando la tasa de cambio se devalúa ya no sirve de nada utilizarlas.
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¿Hay que modificar la regla fiscal?
Es una buena herramienta, adecuada. Pero como muchas cosas en Colombia nos ha dado por la contabilidad creativa en la que el déficit se reduce, pero la deuda se aumenta, entonces algo no está funcionando bien. El tema de fondo es qué es más importante controlar, la deuda o el déficit. Creo que si el déficit es un medio para llegar al resultado que es la deuda, entonces controlemos la deuda y no el déficit. Vale la pena hacer una modificación de la regla fiscal para tener, o bien una meta de deuda que sea la que al final del día cuente, o ambas. Hay que tener una meta de deuda en la regla fiscal.
En todo este panorama ¿le afecta que de la Bolsa de Valores se salgan muchas empresas y pocas lleguen?
Nosotros no hemos hecho sino reinventarnos. Yo no puedo seguir teniendo conversaciones para el mercado de 1980. La Bolsa tiene que evolucionar a la realidad de la vida y es que en esa oferta de valor de 1980 hay cada vez menos empresas interesadas, entonces yo tengo que evolucionar. ¿Qué estamos haciendo? Sacamos a2censo, una plataforma para el siglo 21, 100 % digital dirigida a las pymes, que son las que necesitan financiación: estamos buscando soluciones para las empresas colombianas, pero no para las grandes, sino para las pymes. Nosotros nos estamos reinventando adecuando nuestros productos y nuestra oferta de valor a la realidad del mercado y a lo que necesitan las empresas. Nos estamos adecuando a los tiempos.