Crearon una solución que repone las condiciones de suelos y agua contaminados con hidrocarburos. / Cortesía.
Durante dos años, Tatiana Solano fue testigo de los efectos devastadores de los derrames de crudo ocasionados por voladuras en Colombia. “No es lo mismo leer una noticia que diga ‘Otra vez atentado contra el oleoducto’”, que ver las problemáticas allá. Hay niños descalzos quemándose, crudo entrando a las casas de la gente y personas llorando porque perdieron sus fuentes hídricas, vacas y perros”, cuenta.
Por Valeria Cortés Bernal / @cortesbernal_v
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