Colombianas crean el “aceite de Dios”, una sustancia que separa el petróleo del agua
La hermanas Tatiana y Natalia Solano son proveedoras de Naciones Unidas y concursantes del Premio Zayed, que se entregará en Emiratos Árabes Unidos.
Valeria Cortés Bernal / @cortesbernal_v
Durante dos años, Tatiana Solano fue testigo de los efectos devastadores de los derrames de crudo ocasionados por voladuras en Colombia. “No es lo mismo leer una noticia que diga ‘Otra vez atentado contra el oleoducto’”, que ver las problemáticas allá. Hay niños descalzos quemándose, crudo entrando a las casas de la gente y personas llorando porque perdieron sus fuentes hídricas, vacas y perros”, cuenta.
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Durante dos años, Tatiana Solano fue testigo de los efectos devastadores de los derrames de crudo ocasionados por voladuras en Colombia. “No es lo mismo leer una noticia que diga ‘Otra vez atentado contra el oleoducto’”, que ver las problemáticas allá. Hay niños descalzos quemándose, crudo entrando a las casas de la gente y personas llorando porque perdieron sus fuentes hídricas, vacas y perros”, cuenta.
La huilense, profesional en HSEQ (seguridad industrial y medioambiental), trabajó en campos de la compañía Ecopetrol entre 2014 y 2016, años en que atendió contingencias en pozos y oleoductos de Caquetá y Putumayo. En ese período, la petrolera nacional registró un total de 265 ataques a su infraestructura.
A pesar del drama humano que presenciaba en cada emergencia, Solano solo podía limitarse a llenar actas. Registraba el número de hectáreas de tierra cultivable que dejarían de producir, las fuentes de agua a las que dejarían de acceder y la flora y fauna que se perdía por la contaminación. Los animales cubiertos de crudo debían ser limpiados con alcohol, thinner o varsol, y morían a los pocos días por problemas epiteliales. “Era una muerte por un lado o por el otro. O el hidrocarburo les tapaba los poros o lo hacía la limpieza”, recuerda.
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Mientras tanto, las cuadrillas de la petrolera intentaban controlar el derrame y recoger el suelo afectado, que luego se rellenaría con otro tipo de tierra y arena. Según Solano, un solo litro de hidrocarburo puede esparcirse tan rápido como si se tratara de barriles completos. El crudo frustra procesos naturales de la vegetación, mata ecosistemas en cuestión de tres o cuatro horas y tarda décadas en degradarse. “El daño es irreversible, y uno como profesional se siente impotente de tratar de recoger lo que más se pueda, pero saber que los daños ambientales, sociales y comunitarios todavía quedan”, comenta la joven.
La creación de “Godoil”
Desde 2012, Tatiana y su hermana Natalia, licenciada en biología química, comenzaron a explorar alternativas para limpiar el petróleo del agua, los suelos y las pieles de animales y humanos. Luego de probar productos sintéticos para quitar la grasa, las Solano optaron por experimentar con aleaciones de nanocarbonos y plantas naturales, como moringa y espirulina. Su método tomó forma gracias a un grupo de investigación liderado por el profesor José María Jaramillo, y en el que también participó Henry Martínez, uno de los geólogos de Continental Gold asesinados en Yarumal por disidencias de las Farc en 2018.
Tras casi cuatro años de investigación consiguieron desarrollar la fórmula precisa, que por sus cualidades bautizarían como “Godoil” o “aceite de Dios”. Crearon una solución que no solo retira los hidrocarburos de las zonas afectadas, sino también repone las condiciones de los suelos y el agua para que en ellos resurja la vida. En palabras de Solano: “Hicimos que esos carbonos del hidrocarburo, que son negativos, pasen a ser positivos y se oxiden rápidamente. Ya no hay que esperar 50 o 100 años para descomponerlo. Lo estamos haciendo orgánicamente en un año y medio”.
En 2016, cuando validaron el producto, las hermanas Solano y la inversionista Consuelo Franco crearon su propia empresa en Neiva: el Grupo Empresarial Solanco, que comercializa el producto, ofrece acondicionamiento de suelos y acompaña a las comunidades para que puedan recuperar sus proyectos productivos. Hoy emplean a 15 personas directas y la mayoría de sus miembros son mujeres.
La empresa ha participado en la limpieza de la quebrada La Cristalina y la ciénaga de Palagua (Boyacá), regiones en las que han intervenido exitosamente metros cúbicos con concentraciones de hasta 80 % de hidrocarburo. En 2018 fue elegido como el mejor emprendimiento de la región en el certamen TIC Américas, y ha obtenido reconocimientos de la OEA y de Naciones Unidas, organización de la que hoy son proveedoras. En lo que va del año han facturado $2.400 millones y están abriendo mercados en Perú, Ecuador y México, con miras a Dubái. El Grupo Empresarial Solanco también se encuentra concursando en la categoría agua del Premio Zayed, que se entregará en Emiratos Árabes Unidos. Los ganadores serán anunciados en octubre de este año.
Sin embargo, más allá de los premios, las jóvenes tienen claro que su mira está en lidiar con los cerca de cuatro millones de barriles de crudo en suelos, ríos y quebradas del país. “Lo más gratificante de todo el proceso es ver el bienestar de la gente. Porque así como los vimos llorar y perderlo todo, hoy les devolvemos la esperanza. Eso no tiene precio”, concluye Solano.
*Nota del editor: este artículo fue modificado el 16 de julio de 2019 para corregir la participación del Grupo Empresarial Solanco en el Premio Zayed. La empresa se encuentra concursando en certamen, sin embargo, aún no es finalista.