¿Cómo el coronavirus puede impactar la economía global?
Los problemas en China con este caso son mucho más que un asunto local debido al peso mundial que tiene en exportaciones, importaciones, turismo y demanda de productos como petróleo.
Redacción Economía.
Que el coronavirus siga avanzando es una mala noticia en términos de salud pública, pero también lo es desde una perspectiva económica. Ahora bien, que el avance de esta enfermedad sea principalmente en China es una especie de pesadilla para una porción importante de la economía global.
Hasta el cierre de esta edición, se habían registrado 170 muertes debido a este virus y más 7.711 casos habían sido reportados, según los datos que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque esta última cifra puede ser mucho más alta debido al periodo de incubación del coronavirus (14 días).
En este punto, todas las provincias chinas tienen personas enfermas por este virus y se proyecta que el número de éstas crezca a nivel nacional. Por fuera de China continental, Tailandia y Japón concentran la mayoría de casos reportados, con 14 y 11, respectivamente. De acuerdo con la OMS, el virus ha sido registrado en al menos 15 países, incluso entre personas que no han viajado recientemente a China.
Las medidas de contención van, hasta el momento, desde restricciones a la movilidad de ciudades enteras, la más grande de ellas es Wuhan (en donde primero apareció el virus) hasta la extensión de las vacaciones por el año nuevo chino (que debían finalizar hoy). En el exterior, varios países han evacuado a sus ciudadanos (o parte de ellos al menos) desde la provincia cero del virus (Hubei) y Rusia está analizando si cierra su frontera con China, que abarca más de 4.000 kilómetros; las autoridades rusas le pidieron a sus ciudadanos posponer todos los viajes hacia territorio chino y suspendieron la emisión electrónica de visas para ciudadanos chinos.
Más allá de las implicaciones de salud pública (que no son pocas ni menores, en últimas estamos hablando de la vida de cientos de personas, en el mejor de los casos), el coronavirus parece que también está probando la resistencia de la economía global, cuando buena parte de ésta tiene fuertes lazos con China.
Para analizar qué papel juega China en la salud económica de varios países habría que mirar al país asiático desde, al menos, tres perspectivas: productor (o sea, como exportador) y consumidor (importador) de bienes y servicios. También vale la pena establecer su peso en la ecuación del turismo mundial, una industria que, para 2018, representó US$1.700 billones en exportaciones, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT).
Hablando de turismo, según las cifras más recientes de la OMT (2018), los turistas chinos gastaron US$277.000 millones en turismo internacional, una quinta parte del total registrado para ese año (este segmento registró un crecimiento de 5 % frente a 2017); son los que más invierten en turismo a nivel global. En esta lista le siguen los estadounidenses, con US$144.000 millones.
De acuerdo con la OMT, 10 % de los 1.400 millones de habitantes de China viaja internacionalmente y, para 2027, se estima que al menos 300 millones de chinos tendrán pasaporte.
Como parte de los esfuerzos de contención del coronavirus, el gobierno chino canceló los viajes de grupos de turistas desde la semana pasada. Esto impacta seriamente la industria aérea: compañías como British Aiways y Air Canada cancelaron esta semana todos sus vuelos hacia China continental. Otras empresas están reduciendo frecuencias (ya que el número de pasajeros también ha decrecido).
También es un golpe para las economías del turismo que derivan buena parte de sus ganancias cortesía de los turistas chinos. Es el caso de Tailandia, por ejemplo, que recibe el mayor número de visitantes internacionales desde China, según información del gobierno tailandés; Tailandia, como ya se dijo, tiene el mayor número de casos reportados de coronavirus por fuera de China continental.
En total, para 2018, Tailandia recibió 38,277 viajeros extranjeros, que dejaron más de US$63.000 millones en el país, según cifras de la OMT. Se estima que una cuarta parte de este dinero proviene de turistas chinos.
Este es un escenario similar al de Japón (segundo en número de reportes de coronavirus, después de Tailandia), que recibió más de 31 millones de visitantes extranjeros en 2018, según las cifras oficiales de las autoridades japonesas. Más de 8’300.000 de estos viajes fueron de ciudadanos chinos, que representan el mayor país de origen de turistas que llegan a Japón, seguidos de Corea del Sur, con poco más de 7’500.000 personas.
Japón, a su vez, es uno de los principales socios comerciales de China: representa el cuarto lugar de destino de las mercancías chinas, lo que ya es mucho decir, pues la economía china es la número uno en la exportación de mercancías, según la clasificación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Las cifras de la OMC sitúan a China como el mayor exportador de mercancías del mundo (además del segundo importador más grande, pero de importaciones hablamos luego): para 2018, las exportaciones chinas llegaron a casi US$2,5 billones (FOB), por encima de los cerca de US$1,7 billones que registró Estados Unidos, la segunda economía más grande bajo estos términos.
La vasta mayoría de estas exportaciones son clasificadas por la OMC como manufacturas (93,9 %) y los mayores destinos de exportación son Estados Unidos (19 %), la Unión Europea (16,5 %), Hong Kong (12,3 %), Japón (6,1 %) y Corea del Sur (4,6 %).
Este punto, el de la producción de manufacturas, toca a gigantes como Apple, compañía que tiene buena parte de su producción en China (a través d Foxconn, principalmente); la empresa ya cerró tres de sus tiendas como resultado de la situación alrededor del coronavirus. En una llamada con inversionistas esta semana (a raíz de la publicación de sus más recientes resultados financieros) Tim Cook, CEO de la empresa, dijo que la compañía aún no sabía cuál sería el impacto del coronavirus en el desempeño del gigante tecnológico.
La empresa detrás del iPhone aseguró que algunos de sus proveedores dejarían de operar durante febrero, como una medida de precaución ante el rápido avance del virus.
Los problemas de personal en fábricas e industrias es una situación que bien podría replicarse a otros sectores y otras compañías, que producen desde semiconductores y equipos de telecomunicaciones hasta carros. Estos inconvenientes también se derivan de la extensión de las vacaciones por el año nuevo chino, una medida que no estaba en los cálculos de nadie.
Y aquí hay otro asunto anexo: si las fábricas no regresan a operar normalmente después de las vacaciones, la demanda de productos como combustibles (por poner el ejemplo más básico) puede resultar seriamente impactada, lo que a su vez golpea a productores y exportadores en todo el planeta.
Para este año, la OPEP señala que la demanda global de petróleo llegará a casi 101 millones de barriles por día (en 2019 la cifra fue de 99,77 millones de barriles diarios). Buena parte de esta demanda será consumida por países como India y China.
Y por este lado pasamos a la otra importancia de China: su mercado de consumo. El ejemplo de Apple sirve para ilustrar el peso de este país en el bienestar económico del planeta. La compañía tiene buena parte de su producción en plantas chinas y el mercado chino es el segundo más grande en ventas para la empresa, sólo por debajo de Estados Unidos. De hecho, desde 2015, aproximadamente, los consumidores chinos son los que más compran teléfonos inteligentes en el mundo.
Según los datos de la OMC, en 2018 China importó más de US$2,1 billones en mercancías (CIF), una cifra que sólo fue superada por Estados Unidos (US$2,6 billones).
Aparte de mercancías, las compras en el extranjero de China son principalmente de combustibles y productos mineros (24,1 %), así como productos agrícolas (9,8 %), de acuerdo con la OMC.
El caso de Apple sirve para ilustrar cómo el impacto del coronavirus puede sentirse más allá de las fronteras chinas. En una conversación con medios esta semana, Yasutoshi Nishimura, ministro japonés de economía, dijo que había preocupación por el desarrollo de la situación y cómo ésta podría lesionar las exportaciones de su país, así como las ganancias de las compañías niponas.
“Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus"
Que el coronavirus siga avanzando es una mala noticia en términos de salud pública, pero también lo es desde una perspectiva económica. Ahora bien, que el avance de esta enfermedad sea principalmente en China es una especie de pesadilla para una porción importante de la economía global.
Hasta el cierre de esta edición, se habían registrado 170 muertes debido a este virus y más 7.711 casos habían sido reportados, según los datos que maneja la Organización Mundial de la Salud (OMS), aunque esta última cifra puede ser mucho más alta debido al periodo de incubación del coronavirus (14 días).
En este punto, todas las provincias chinas tienen personas enfermas por este virus y se proyecta que el número de éstas crezca a nivel nacional. Por fuera de China continental, Tailandia y Japón concentran la mayoría de casos reportados, con 14 y 11, respectivamente. De acuerdo con la OMS, el virus ha sido registrado en al menos 15 países, incluso entre personas que no han viajado recientemente a China.
Las medidas de contención van, hasta el momento, desde restricciones a la movilidad de ciudades enteras, la más grande de ellas es Wuhan (en donde primero apareció el virus) hasta la extensión de las vacaciones por el año nuevo chino (que debían finalizar hoy). En el exterior, varios países han evacuado a sus ciudadanos (o parte de ellos al menos) desde la provincia cero del virus (Hubei) y Rusia está analizando si cierra su frontera con China, que abarca más de 4.000 kilómetros; las autoridades rusas le pidieron a sus ciudadanos posponer todos los viajes hacia territorio chino y suspendieron la emisión electrónica de visas para ciudadanos chinos.
Más allá de las implicaciones de salud pública (que no son pocas ni menores, en últimas estamos hablando de la vida de cientos de personas, en el mejor de los casos), el coronavirus parece que también está probando la resistencia de la economía global, cuando buena parte de ésta tiene fuertes lazos con China.
Para analizar qué papel juega China en la salud económica de varios países habría que mirar al país asiático desde, al menos, tres perspectivas: productor (o sea, como exportador) y consumidor (importador) de bienes y servicios. También vale la pena establecer su peso en la ecuación del turismo mundial, una industria que, para 2018, representó US$1.700 billones en exportaciones, de acuerdo con cifras de la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas (OMT).
Hablando de turismo, según las cifras más recientes de la OMT (2018), los turistas chinos gastaron US$277.000 millones en turismo internacional, una quinta parte del total registrado para ese año (este segmento registró un crecimiento de 5 % frente a 2017); son los que más invierten en turismo a nivel global. En esta lista le siguen los estadounidenses, con US$144.000 millones.
De acuerdo con la OMT, 10 % de los 1.400 millones de habitantes de China viaja internacionalmente y, para 2027, se estima que al menos 300 millones de chinos tendrán pasaporte.
Como parte de los esfuerzos de contención del coronavirus, el gobierno chino canceló los viajes de grupos de turistas desde la semana pasada. Esto impacta seriamente la industria aérea: compañías como British Aiways y Air Canada cancelaron esta semana todos sus vuelos hacia China continental. Otras empresas están reduciendo frecuencias (ya que el número de pasajeros también ha decrecido).
También es un golpe para las economías del turismo que derivan buena parte de sus ganancias cortesía de los turistas chinos. Es el caso de Tailandia, por ejemplo, que recibe el mayor número de visitantes internacionales desde China, según información del gobierno tailandés; Tailandia, como ya se dijo, tiene el mayor número de casos reportados de coronavirus por fuera de China continental.
En total, para 2018, Tailandia recibió 38,277 viajeros extranjeros, que dejaron más de US$63.000 millones en el país, según cifras de la OMT. Se estima que una cuarta parte de este dinero proviene de turistas chinos.
Este es un escenario similar al de Japón (segundo en número de reportes de coronavirus, después de Tailandia), que recibió más de 31 millones de visitantes extranjeros en 2018, según las cifras oficiales de las autoridades japonesas. Más de 8’300.000 de estos viajes fueron de ciudadanos chinos, que representan el mayor país de origen de turistas que llegan a Japón, seguidos de Corea del Sur, con poco más de 7’500.000 personas.
Japón, a su vez, es uno de los principales socios comerciales de China: representa el cuarto lugar de destino de las mercancías chinas, lo que ya es mucho decir, pues la economía china es la número uno en la exportación de mercancías, según la clasificación de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Las cifras de la OMC sitúan a China como el mayor exportador de mercancías del mundo (además del segundo importador más grande, pero de importaciones hablamos luego): para 2018, las exportaciones chinas llegaron a casi US$2,5 billones (FOB), por encima de los cerca de US$1,7 billones que registró Estados Unidos, la segunda economía más grande bajo estos términos.
La vasta mayoría de estas exportaciones son clasificadas por la OMC como manufacturas (93,9 %) y los mayores destinos de exportación son Estados Unidos (19 %), la Unión Europea (16,5 %), Hong Kong (12,3 %), Japón (6,1 %) y Corea del Sur (4,6 %).
Este punto, el de la producción de manufacturas, toca a gigantes como Apple, compañía que tiene buena parte de su producción en China (a través d Foxconn, principalmente); la empresa ya cerró tres de sus tiendas como resultado de la situación alrededor del coronavirus. En una llamada con inversionistas esta semana (a raíz de la publicación de sus más recientes resultados financieros) Tim Cook, CEO de la empresa, dijo que la compañía aún no sabía cuál sería el impacto del coronavirus en el desempeño del gigante tecnológico.
La empresa detrás del iPhone aseguró que algunos de sus proveedores dejarían de operar durante febrero, como una medida de precaución ante el rápido avance del virus.
Los problemas de personal en fábricas e industrias es una situación que bien podría replicarse a otros sectores y otras compañías, que producen desde semiconductores y equipos de telecomunicaciones hasta carros. Estos inconvenientes también se derivan de la extensión de las vacaciones por el año nuevo chino, una medida que no estaba en los cálculos de nadie.
Y aquí hay otro asunto anexo: si las fábricas no regresan a operar normalmente después de las vacaciones, la demanda de productos como combustibles (por poner el ejemplo más básico) puede resultar seriamente impactada, lo que a su vez golpea a productores y exportadores en todo el planeta.
Para este año, la OPEP señala que la demanda global de petróleo llegará a casi 101 millones de barriles por día (en 2019 la cifra fue de 99,77 millones de barriles diarios). Buena parte de esta demanda será consumida por países como India y China.
Y por este lado pasamos a la otra importancia de China: su mercado de consumo. El ejemplo de Apple sirve para ilustrar el peso de este país en el bienestar económico del planeta. La compañía tiene buena parte de su producción en plantas chinas y el mercado chino es el segundo más grande en ventas para la empresa, sólo por debajo de Estados Unidos. De hecho, desde 2015, aproximadamente, los consumidores chinos son los que más compran teléfonos inteligentes en el mundo.
Según los datos de la OMC, en 2018 China importó más de US$2,1 billones en mercancías (CIF), una cifra que sólo fue superada por Estados Unidos (US$2,6 billones).
Aparte de mercancías, las compras en el extranjero de China son principalmente de combustibles y productos mineros (24,1 %), así como productos agrícolas (9,8 %), de acuerdo con la OMC.
El caso de Apple sirve para ilustrar cómo el impacto del coronavirus puede sentirse más allá de las fronteras chinas. En una conversación con medios esta semana, Yasutoshi Nishimura, ministro japonés de economía, dijo que había preocupación por el desarrollo de la situación y cómo ésta podría lesionar las exportaciones de su país, así como las ganancias de las compañías niponas.
“Estamos cubriendo de manera responsable esta pandemia, parte de eso es dejar sin restricción todos los contenidos sobre el tema que puedes consultar en el especial sobre Coronavirus"