¿Cómo escapar de las deudas crónicas?
La ley de insolvencia para personas naturales, o las reparadoras de crédito, son algunas alternativas para atender esas deudas impagables. Aprenda cómo funciona y sus implicaciones.
Redacción Economía.
Las deudas buenas son aquellas que se adquieren con planeación y con los motivos correctos: como cumplir sueños, y no para satisfacer deseos banales o antojos consumistas. Las deudas malas son todo lo contrario a las buenas, pues se identifican por afectar la salud financiera de quien las adquiere. Y las deudas crónicas son aquellas deudas malas que no se lograron controlar a tiempo y trascendieron a niveles insostenibles.
Este tipo de endeudamiento literalmente asfixia al que lo padece pues afecta tanto las finanzas que para sortearlas se requiere una reducción de todos los tipos de gastos, incluso los vitales. Y no es un sufrimiento pasajero, pues es uno de los perjuicios económicos que más tiempo pueden durar: meses, años, o dejar un daño de por vida.
En efecto el golpe anímico y psicológico es una de las razones por las cuales son tan perjudiciales, e incluso peligrosas. Yahira Guzmán, especialista en psiquiatría de la Universidad de la Sabana, explica que los problemas financieros “pueden afectar la estabilidad emocional, dado que la incertidumbre y la falta de recursos para satisfacer las necesidades personales y familiares, por un lado alteran la capacidad de decisión y por otro lado puede causar desenlaces relacionado con trastornos de ansiedad, depresión y en algunos casos desesperados incluso ideación de muerte o suicidio”.
Por lo que las deudas crónicas pueden poner en riesgo la vida de las personas, de hecho en un artículo publicado en la revista “British Journal of Psychiatry” se estima que se presentaron más de 10.000 suicidios en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) y Europa entre 2008 y 2010 por causa de la crisis financiera. Por lo que es fundamental saber entender cuáles son las causas de estos problemas económicos, cómo identificarlas, y qué alternativas hay frente a ellas.
Los imprevistos, sobre todo aquellos sobre los cuales no se tomaron precauciones, son una de las razones por las cuales se pueden presentar las deudas crónicas: perder el trabajo a la mitad de un crédito de gran escala (de la que no se haya adquirido seguro de desempleo), adquirir alguna enfermedad de gravedad, o incluso algún desastre natural que destruya el patrimonio que ha construido durante la vida.
Son contingencias que cambian las proyecciones personales, financieras, profesionales de cualquier persona. Por lo que se requiere una rigurosa planeación estratégica para poder salir de esta situación, al punto en el que podría ser indispensable hablar con algún experto para que ayude con el análisis. Básicamente hay que planear un nuevo plan de vida mientras se sale de la emergencia.
Los malos hábitos financieros es otra de las razones por las cuales se pueden tener deudas crónicas, pues al no ahorrar, o al extralimitarse con los gastos, es más difícil evitar que las deudas malas trascienden a su nivel más perjudicial. Además, para este tipo de personas es más difícil realizar los importantes cambios de comportamiento y de estilo de vida que se requieren para superar esta situación.
En realidad no es complicado identificar el endeudamiento crónico: a diferencia de las deudas malas, que aunque requieren sacrificios sí se pueden pagar, estas no se pueden saldar tal y cómo están estructuradas. Así es, la imposibilidad de pago, aún después de reducir todos los gastos posibles (vitales y no vitales), implica que se debe negociar con los acreedores mejores términos de pago o incluso considerar acogerse a las protecciones legales.
Sin embargo, las acciones que se tomen para salir de una situación de emergencia de este tipo pueden depender de un factor muy importante: si la deuda tiene colateral o no.
Las deudas con colateral son esos créditos que están respaldados en algo, por lo que en caso de incumplientos el acreedor lo puede reclamar para así evitar perder el dinero que prestó. El mejor ejemplo son los créditos hipotecarios, pues en caso de que no se paguen las cuotas por varios meses el banco puede quedarse con la vivienda y luego venderla.
Los créditos sin colateral son por ejemplo los de la tarjeta de crédito, que son deudas que no están respaldadas en nada. Por lo que en caso de incumplimiento se deben agotar varias instancias legales antes de obligar al deudor a pagar por medio de medidas como el embargo del sueldo. Es de hecho, un proceso extenuante y el banco muchas veces prefiere negociar.
Precisamente por esta situación es que se presenta una oportunidad para salir de las deudas crónicas sin colateral. Es cuestión de hablar con el acreedor y reconocer la imposibilidad de pagar el préstamo tal y cómo está estructurado, y de convencerlo que lo menos tortuoso para ambos es renegociar los términos y condiciones de pago: ampliar el plazo para reducir las cuotas mensuales, por ejemplo.
En el caso de los bancos las negociaciones pueden ser intimidantes y complicadas por los conceptos técnicos y legales. Para estos casos se pueden recurrir a las reparadoras de crédito: son entidades que se pueden contratar para que intercedan y negocien por el usuario, y al final se les paga una comisión respecto a lo que logren. Por ejemplo, pueden lograr pasar las cuotas de $500.000 a $300.000, de los cuales $270.000 irían para el banco y el resto para ellos (la reparadora de crédito).
Resuelve tu Deuda es una de las reparadoras de crédito más reconocidas en Colombia, pero con tan solo buscar en internet se pueden conseguir varias opciones. Sin embargo, hay que entender que, aunque es una opción para salir de la situación de emergencia, el perjuicio sobre el historial crediticio seguirá por varios años. De manera que hay que verlo como el último recurso para agotar, y no como algo para aprovecharse del acreedor.
Las deudas crónicas que tienen colateral no son tan simples de saldar, pues para el acreedor es más fácil ejecutar su derecho de reclamar el bien o activo en el que esta respaldado el crédito en vez de entrar en un proceso de negociación. Pero afortunadamente ya hay instrumentos legales a los que se puede recurrir en caso de que se presente una de estas situaciones de emergencia.
En Colombia ya no solo las empresas pueden declararse en quiebra, pues desde 2012 existe la Ley de Insolvencia para personas naturales (no comerciantes). Es un recurso legal que permite renegociar las deudas con sus acreedores antes de que les embarguen el sueldo o los desalojen de su casa, en el caso de un crédito hipotecario.
En la práctica puede que las negociaciones usando la Ley de Insolvencia no sean tan efectivas y fructíferas como las que se dan en caso de un crédito sin colateral, pero sí dan un alivio y lo más importante es que se evita un daño irreparable como la pérdida de un activo. Pero también hay que considerar las consecuencias de recurrir a esta alternativa legal.
Así es, acogerse a la Ley de Insolvencia los dejará muy restringido económicamente y los limitará en gran medida del sector financiero, por lo que deben tener la certeza que es la opción indicada. Lo primero es determinar si el incumpliento de pagos se debe a un problema estructural: si la proyección de flujos de varios meses, y hasta años, concluye que no es posible saldar esa deuda ni el corto ni en el mediano plazo, entonces, sí debe considerar declararse insolvente.
Pero dado que es una decisión trascendental, lo mejor es que se contrate a un asesor financiero que los ayude con el análisis y de recomendaciones y alternativas para enfrentar su condición de emergencia.
Pero si es la única alternativa, entonces hay que verlo como un sacrificio necesario para remediar las finanzas. De hecho, abundan las historias de éxito: de los más de 600 casos que ha atendido la firma Insolvencia Colombia sobre de personas que se han acogido a la Ley (de Insolvencia), el 80 % reportó que su situación financiera mejoró, el 19 % que siguió igual y un 2 % que empeoró.
Precisamente la investigación de la firma indica que la clave del éxito es establecer si la persona realmente necesita esta alternativa, si es realmente el último recurso, pues de lo contrario puede ser peor la cura que la enfermedad.
No importa lo difícil que parezcan una situación financiera, existen alternativas para salir de la emergencia. Aunque implique grandes sacrificios y mucha constancia y disciplina, no hay necesidad de contemplar esos pensamientos extremos como el suicidio. Es posible salir de las deudas crónicas.
Fragmento del libro Guía para no estar pelado de Camilo Vega de la editorial Paidós del Grupo Planeta
Las deudas buenas son aquellas que se adquieren con planeación y con los motivos correctos: como cumplir sueños, y no para satisfacer deseos banales o antojos consumistas. Las deudas malas son todo lo contrario a las buenas, pues se identifican por afectar la salud financiera de quien las adquiere. Y las deudas crónicas son aquellas deudas malas que no se lograron controlar a tiempo y trascendieron a niveles insostenibles.
Este tipo de endeudamiento literalmente asfixia al que lo padece pues afecta tanto las finanzas que para sortearlas se requiere una reducción de todos los tipos de gastos, incluso los vitales. Y no es un sufrimiento pasajero, pues es uno de los perjuicios económicos que más tiempo pueden durar: meses, años, o dejar un daño de por vida.
En efecto el golpe anímico y psicológico es una de las razones por las cuales son tan perjudiciales, e incluso peligrosas. Yahira Guzmán, especialista en psiquiatría de la Universidad de la Sabana, explica que los problemas financieros “pueden afectar la estabilidad emocional, dado que la incertidumbre y la falta de recursos para satisfacer las necesidades personales y familiares, por un lado alteran la capacidad de decisión y por otro lado puede causar desenlaces relacionado con trastornos de ansiedad, depresión y en algunos casos desesperados incluso ideación de muerte o suicidio”.
Por lo que las deudas crónicas pueden poner en riesgo la vida de las personas, de hecho en un artículo publicado en la revista “British Journal of Psychiatry” se estima que se presentaron más de 10.000 suicidios en Norteamérica (Estados Unidos y Canadá) y Europa entre 2008 y 2010 por causa de la crisis financiera. Por lo que es fundamental saber entender cuáles son las causas de estos problemas económicos, cómo identificarlas, y qué alternativas hay frente a ellas.
Los imprevistos, sobre todo aquellos sobre los cuales no se tomaron precauciones, son una de las razones por las cuales se pueden presentar las deudas crónicas: perder el trabajo a la mitad de un crédito de gran escala (de la que no se haya adquirido seguro de desempleo), adquirir alguna enfermedad de gravedad, o incluso algún desastre natural que destruya el patrimonio que ha construido durante la vida.
Son contingencias que cambian las proyecciones personales, financieras, profesionales de cualquier persona. Por lo que se requiere una rigurosa planeación estratégica para poder salir de esta situación, al punto en el que podría ser indispensable hablar con algún experto para que ayude con el análisis. Básicamente hay que planear un nuevo plan de vida mientras se sale de la emergencia.
Los malos hábitos financieros es otra de las razones por las cuales se pueden tener deudas crónicas, pues al no ahorrar, o al extralimitarse con los gastos, es más difícil evitar que las deudas malas trascienden a su nivel más perjudicial. Además, para este tipo de personas es más difícil realizar los importantes cambios de comportamiento y de estilo de vida que se requieren para superar esta situación.
En realidad no es complicado identificar el endeudamiento crónico: a diferencia de las deudas malas, que aunque requieren sacrificios sí se pueden pagar, estas no se pueden saldar tal y cómo están estructuradas. Así es, la imposibilidad de pago, aún después de reducir todos los gastos posibles (vitales y no vitales), implica que se debe negociar con los acreedores mejores términos de pago o incluso considerar acogerse a las protecciones legales.
Sin embargo, las acciones que se tomen para salir de una situación de emergencia de este tipo pueden depender de un factor muy importante: si la deuda tiene colateral o no.
Las deudas con colateral son esos créditos que están respaldados en algo, por lo que en caso de incumplientos el acreedor lo puede reclamar para así evitar perder el dinero que prestó. El mejor ejemplo son los créditos hipotecarios, pues en caso de que no se paguen las cuotas por varios meses el banco puede quedarse con la vivienda y luego venderla.
Los créditos sin colateral son por ejemplo los de la tarjeta de crédito, que son deudas que no están respaldadas en nada. Por lo que en caso de incumplimiento se deben agotar varias instancias legales antes de obligar al deudor a pagar por medio de medidas como el embargo del sueldo. Es de hecho, un proceso extenuante y el banco muchas veces prefiere negociar.
Precisamente por esta situación es que se presenta una oportunidad para salir de las deudas crónicas sin colateral. Es cuestión de hablar con el acreedor y reconocer la imposibilidad de pagar el préstamo tal y cómo está estructurado, y de convencerlo que lo menos tortuoso para ambos es renegociar los términos y condiciones de pago: ampliar el plazo para reducir las cuotas mensuales, por ejemplo.
En el caso de los bancos las negociaciones pueden ser intimidantes y complicadas por los conceptos técnicos y legales. Para estos casos se pueden recurrir a las reparadoras de crédito: son entidades que se pueden contratar para que intercedan y negocien por el usuario, y al final se les paga una comisión respecto a lo que logren. Por ejemplo, pueden lograr pasar las cuotas de $500.000 a $300.000, de los cuales $270.000 irían para el banco y el resto para ellos (la reparadora de crédito).
Resuelve tu Deuda es una de las reparadoras de crédito más reconocidas en Colombia, pero con tan solo buscar en internet se pueden conseguir varias opciones. Sin embargo, hay que entender que, aunque es una opción para salir de la situación de emergencia, el perjuicio sobre el historial crediticio seguirá por varios años. De manera que hay que verlo como el último recurso para agotar, y no como algo para aprovecharse del acreedor.
Las deudas crónicas que tienen colateral no son tan simples de saldar, pues para el acreedor es más fácil ejecutar su derecho de reclamar el bien o activo en el que esta respaldado el crédito en vez de entrar en un proceso de negociación. Pero afortunadamente ya hay instrumentos legales a los que se puede recurrir en caso de que se presente una de estas situaciones de emergencia.
En Colombia ya no solo las empresas pueden declararse en quiebra, pues desde 2012 existe la Ley de Insolvencia para personas naturales (no comerciantes). Es un recurso legal que permite renegociar las deudas con sus acreedores antes de que les embarguen el sueldo o los desalojen de su casa, en el caso de un crédito hipotecario.
En la práctica puede que las negociaciones usando la Ley de Insolvencia no sean tan efectivas y fructíferas como las que se dan en caso de un crédito sin colateral, pero sí dan un alivio y lo más importante es que se evita un daño irreparable como la pérdida de un activo. Pero también hay que considerar las consecuencias de recurrir a esta alternativa legal.
Así es, acogerse a la Ley de Insolvencia los dejará muy restringido económicamente y los limitará en gran medida del sector financiero, por lo que deben tener la certeza que es la opción indicada. Lo primero es determinar si el incumpliento de pagos se debe a un problema estructural: si la proyección de flujos de varios meses, y hasta años, concluye que no es posible saldar esa deuda ni el corto ni en el mediano plazo, entonces, sí debe considerar declararse insolvente.
Pero dado que es una decisión trascendental, lo mejor es que se contrate a un asesor financiero que los ayude con el análisis y de recomendaciones y alternativas para enfrentar su condición de emergencia.
Pero si es la única alternativa, entonces hay que verlo como un sacrificio necesario para remediar las finanzas. De hecho, abundan las historias de éxito: de los más de 600 casos que ha atendido la firma Insolvencia Colombia sobre de personas que se han acogido a la Ley (de Insolvencia), el 80 % reportó que su situación financiera mejoró, el 19 % que siguió igual y un 2 % que empeoró.
Precisamente la investigación de la firma indica que la clave del éxito es establecer si la persona realmente necesita esta alternativa, si es realmente el último recurso, pues de lo contrario puede ser peor la cura que la enfermedad.
No importa lo difícil que parezcan una situación financiera, existen alternativas para salir de la emergencia. Aunque implique grandes sacrificios y mucha constancia y disciplina, no hay necesidad de contemplar esos pensamientos extremos como el suicidio. Es posible salir de las deudas crónicas.
Fragmento del libro Guía para no estar pelado de Camilo Vega de la editorial Paidós del Grupo Planeta