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Después de una revisión externa, el Banco Mundial (BM) anunció que no seguirá adelante con el informe Doing Business, que intentaba medir las condiciones de un país para recibir inversión extranjera. El reporte solía ser un insumo para alterar política pública o para sacar pecho por parte de los gobiernos, o las dos. La decisión llega luego de un demoledor informe sobre cómo los resultados de la investigación fueron alterados para las ediciones de 2018 y 2020.
Sobre esta publicación ya pesaban serias críticas metodológicas, que a su vez cubrieron de dudas los resultados del documento. Pero lo que la investigación expone no son errores de cálculo, sino un intenso juego político y de corrupción para alterar significativamente la clasificación de los mejores países para hacer negocios, que a su vez era la columna vertebral del informe.
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La investigación fue contratada por el propio Banco Mundial para explorar las denuncias que había alrededor del Doing Business. Y sus resultados son a ese escalafón lo que la guillotina fue para Luis XVI.
“Los cambios en los datos de China en Doing Business 2018 parecen ser el producto de dos tipos distintos de presión aplicada por el liderazgo del banco en el equipo de Doing Business”, se lee en el reporte. Y las acusaciones de esa presión incluyen a Kristalina Georgieva, hoy directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), pero quien se desempeñó como directora general del Banco para la época de los hechos.
“Estoy esencialmente en desacuerdo con las conclusiones e interpretaciones de la investigación de irregularidades en los datos en lo que respecta a mi papel en el informe Doing Business de 2018 del Banco Mundial”, dijo Georgieva a través de un comunicado. “Ya tuve una sesión informativa inicial con el directorio ejecutivo del FMI sobre este asunto”.
La economista búlgara se desempeñó como directora ejecutiva del BM desde enero de 2017 hasta el 1 de octubre de 2019, antes de pasar a encabezar el FMI para suceder a Christine Lagarde (quien hoy lidera el Banco Central Europeo).
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Entre otros asuntos, la auditoría hecha al Doing Business concluyó que la ahora cabeza del FMI habría presionado al equipo detrás del informe para “hacer cambios específicos en los puntos de datos de China” para mejorar la posición del país en la clasificación justo en momentos en los que el BM buscaba el apoyo del Gobierno chino para incrementar el capital de la institución.
La posición de China en el informe de 2018, publicado en octubre de 2017, debería haber estado siete lugares más abajo, en el puesto 85 en lugar de permanecer en el 78, según informó el propio Banco.
Para lograr el perfil de China en el escalafón, el equipo detrás del Doing Business le sumó al país los puntajes logrados por Hong Kong y Macao, dos lugares con particularidades económicas y políticas, además de dos sitios con enormes inversiones de capital extranjero.
Las revelaciones no sólo involucran a Georgieva, sino a Simeon Djankov, quien fue uno de los fundadores del Doing Business, ocupó varios cargos en el Banco y fue ministro de Finanzas de Bulgaria.
De acuerdo con el informe de auditoría, para la versión 2020 del Doing Business, Djankov le exigió al equipo detrás del escalafón que le bajaran la calificación a Jordania, país que para ese año se ubicaba como el país que más había mejorado en el listado. Además de degradar la posición de Jordania, el ejecutivo ordenó que se alterara la revisión de Arabia Saudita, que iba de segundas en esta parte de la lista general.
¿Qué viene para Georgieva?
El liderazgo de Kristalina Georgieva al frente del FMI pareció debilitado en la medida en la que políticos y analistas económicos cuestionaban las acciones que tomó la ejecutiva, según la auditoría que contrató el propio Banco Mundial.
Los países miembros del FMI “tendrán que tomar una decisión sobre si se sienten cómodos con ella y si continuará en ese puesto”, dijo este viernes Paul Romer, premio Nobel de Economía, en declaraciones citadas por la agencia AFP. Romer renunció en 2018 como economista jefe del Banco Mundial después de cuestionar los cambios en el orden de Chile en el informe Doing Business.
Antes de salir del BM, Romer criticó duramente a Georgieva por buscar “encubrir” y “blanquear” cuestiones que a él le preocupaban sobre el Doing Business.
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En su momento, Justin Sandefur, de la organización Centro para el Desarrollo Global, había escrito extensamente sobre los problemas con la metodología en el ranking de Doing Business, que, según argumentó en ese entonces, se prestaba para “este tipo de interferencia y manipulación”. Este viernes el experto dijo “que el jefe del FMI haya estado involucrado en la manipulación de datos es una acusación bastante condenatoria. Parece un verdadero golpe para su credibilidad”.
Estados Unidos será crucial para determinar el futuro de Georgieva, ya que Washington tiene la mayor participación con derecho a voto en el Fondo Monetario Internacional (FMI).
“Estos son hallazgos graves”, dijo el Departamento del Tesoro estadounidense en un comunicado. “Nuestra principal responsabilidad es defender la integridad de las instituciones financieras internacionales”.
Varios legisladores republicanos comenzaron a exigir respuestas, y acciones, por parte de la administración Biden frente a estos hechos que, dijeron, empañan la reputación de las instituciones multilaterales, que ya habían estado en la mira del expresidente Donal Trump, quien se gastó parte de su mandato criticando todo lo que oliera a cooperación internacional.