¿Cómo mejorar y aumentar la financiación del agro en medio de la crisis climática?
Bajo la sombrilla de la cumbre Finance in Common, expertos hablan acerca de las necesidades y formas de inversión para impulsar el sector agro y la producción de alimentos, en un mundo que busca acabar con el hambre, pero también producir sosteniblemente.
Santiago La Rotta
La cumbre de Finance in Common en Cartagena (FICS, por sus siglas en inglés) podría pasar como una maquinaria para exponer ciertas paradojas o ineficiencias, como podrían llamarse en el idioma paralelo del mundo financiero: “A pesar de que hay una relación clara entre la producción de alimentos y el cambio climático, las inversiones en agricultura siguen siendo menores en muchos portafolios de los bancos de desarrollo”.
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La cumbre de Finance in Common en Cartagena (FICS, por sus siglas en inglés) podría pasar como una maquinaria para exponer ciertas paradojas o ineficiencias, como podrían llamarse en el idioma paralelo del mundo financiero: “A pesar de que hay una relación clara entre la producción de alimentos y el cambio climático, las inversiones en agricultura siguen siendo menores en muchos portafolios de los bancos de desarrollo”.
Las palabras son de Álvaro Lario, quien encabeza el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), una institución de las Naciones Unidas. Lo que dice casi que podría ser contrario a buena parte de la agenda no sólo de un evento como FICS (que agrupa a bancos de desarrollo de todo el mundo), sino a las misiones de estas entidades, que hoy tienen los Objetivos de Desarrollo Sostenible como un norte natural para las inversiones que generan y canalizan.
Lea también: ¿Cómo invertir en desarrollo sin llevarse por delante las metas climáticas?
Invertir en agro y en producción de alimentos es un asunto fundamental en general, pero resulta crítico cuando las cifras de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO) dicen que en 2030 habrá 600 millones de personas que sufrirán hambre a nivel global.
Para 2022, 9,2 % de la población global se encontraba subalimentada. En otras palabras, sufría de hambre. En números redondos esto significa unos 700 millones de personas en todo el mundo, con crecimientos en áreas como Asia occidental, de acuerdo con la FAO.
Parte del mensaje de la cumbre FICS es acelerar y aumentar la financiación en una multitud de sectores, entre esos la agricultura y la producción de alimentos en general.
Pero no es un reto fácil o inmediato. “Colombia tiene 43 millones de hectáreas dispuestas para la agricultura y una de las mayores riquezas hídricas en el planeta”, cuenta Jhenifer Mojica, ministra de Agricultura. Y, a pesar del peso del agro en el PIB (una participación de 9 %, aproximadamente), sólo 10 % de las unidades productivas en el sector acceden a servicios de extensión agropecuaria.
Una de las tareas pendientes, según la ministra Mojica, es el mejoramiento de los servicios de poscosecha, lo que traería una mejor productividad y seguridad en ingresos para el renglón agro. Pero también guarda la promesa de mejorar la producción de alimentos en un país en donde la inseguridad alimentaria en las zonas rurales ronda 40 %, según datos del Ministerio.
“Hay una oportunidad enorme de invertir en temas de agro y cambio climático”, aseguró Lario.
¿Cómo mejorar la financiación internacional del agro?
Uno de los problemas para que los recursos de bancos de desarrollo e instituciones multilaterales llegue al sector tiene que ver con los sistemas y requisitos para acceder a fondos.
Ariel Zabala, gerente del Banco de Desarrollo Productivo de Bolivia, contó en el marco de FICS que su entidad lleva cinco años certificándose ante un organismo multilateral para recibir recursos para adaptación a cambio climático. “Los fondos, nos dijeron, pueden estar disponibles para 2026. Pero la cosa es que el cambio climático está sucediendo ya. No podemos esperar a 2026 para comenzar a estructurar proyectos”.
De acuerdo con Martial Bernoux, el encargado de recursos naturales en la FAO, la inversión en agro se debe concentrar en tres pilares, principalmente: finanzas climáticas, el nivel de creación de políticas públicas y en la creación de herramientas y datos de análisis del sector.
Ahora bien, Ángela María Penagos, directora de Finagro, también puntualiza que no sólo es un asunto de dinero, sino también de conocimiento y de instrumentos para tomar mejores decisiones, especialmente para el caso de las mujeres.
Ya en el tema estricto de financiación, Penagos finaliza diciendo que una de las necesidades claves en el agro es tener créditos de largo plazo, pues el crédito típicamente se piensa para 12 o 18 meses, y muy enfocado en capital de trabajo. Hay que invertir en la agroindustrialización del país, si se busca una verdadera transformación del agro.
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