¿Cómo recuperar el empleo de las poblaciones más afectadas?
Las mujeres, los jóvenes y los trabajadores de las áreas urbanas son los grupos que más sufrieron el impacto de la pandemia. Es urgente coordinar acciones en frentes como fortalecer los servicios de búsqueda de empleo, los subsidios para la contratación y los empleos de emergencia.
Paola Ríos *
Las proyecciones sobre la recuperación del empleo no son muy alentadoras, sobre todo en lo que respecta al empleo formal. Como lo ha registrado el DANE en sus últimos datos presentados, la recuperación de la ocupación se ha dado sobre todo para los trabajadores informales. Teniendo en cuenta el fuerte choque económico que ha sufrido el país en el último año, pasará un buen tiempo para que el empleo y el crecimiento económico recuperen el dinamismo previo. Por ello se requieren esfuerzos adicionales para recortar la senda a la recuperación y ante la escasez de recursos se vuelve apremiante invertir en estrategias que favorezcan la recuperación del empleo de los más afectados.
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Los apoyos directos a empresas y hogares vulnerables son necesarios para recuperar la actividad económica y el empleo. En este sentido, el Gobierno tiene varias líneas de apoyo a las empresas, sobre todo para favorecer el acceso al financiamiento. Igualmente, ha venido extendiendo el plazo para la entrega de Ingreso Solidario.
Además de ampliar estas medidas a sectores y poblaciones que no han logrado beneficiarse de estos apoyos y lo requieren, es importante que se refuercen las Políticas Activas de Empleo, las cuales buscan aumentar la eficiencia y la igualdad en el mercado de trabajo, ya sea facilitando el encuentro entre empresas y buscadores de trabajo o fortaleciendo las oportunidades de empleo para quienes tienen mayores desventajas.
Para hablar de reactivación del empleo es importante tener en cuenta qué segmentos de la población se vieron más afectados durante el período de la pandemia. Sobresalen, entonces, los trabajadores de las áreas urbanas, los jóvenes y las mujeres. Por ello, es importante revisar cómo las Políticas Activas de Empleo podrían favorecer a estos grupos poblacionales y qué ha trazado el Gobierno al respecto.
Un primer tipo de medida es fortalecer los servicios de búsqueda de empleo. Esto puede impactar sobre todo a las personas que están en la búsqueda de trabajo en las zonas urbanas y a los jóvenes, quienes tienen mayor facilidad para acceder a plataformas tecnológicas que les permitan buscar vacantes e inscribir su perfil profesional.
En el paquete de medidas del Gobierno “Nuevo Compromiso por el Futuro de Colombia” no se expone un esfuerzo concreto por fortalecer estos servicios. No obstante, hubo un incremento presupuestal del 12 % para el Servicio Público de Empleo entre 2020 y 2021. Allí lo relevante, además de incentivar el uso de esta plataforma, es brindar servicios de capacitaciones que se ajusten a las demandas de las empresas y tengan en cuenta las habilidades y formaciones de los buscadores de empleo.
La segunda medida se refiere a la entrega de subsidios para la contratación. El Gobierno finalizó, en marzo del presente año, el programa PAEF, que otorgaba a las empresas del 40 % al 50 % de un salario mínimo por cada empleado; el objetivo del subsidio era mantener los empleos de las empresas afectadas por la crisis económica.
Con la finalización de este programa, ahora el Gobierno busca incentivar la contratación de nuevos trabajadores mediante el programa, que financiará el 25 % de un salario mínimo para las empresas que contraten jóvenes. Con esta medida se pretende favorecer a la población joven, que enfrenta mayores barreras para tener un empleo formal, las cuales se incrementan en un contexto de crisis económica. No obstante, el abaratamiento de los costos laborales que conlleva este nuevo incentivo no es garantía de grandes cambios en el empleo juvenil, si no se genera un ambiente para que las empresas se expandan y requieran un mayor personal para su operación.
El tercer tipo de medida se refiere a los empleos de emergencia. En el Conpes 4023 se estipula la creación de un programa de empleo de emergencia en obras y actividades públicas que cubrirá a la población con baja formación. Aunque aún no hay detalles sobre esta iniciativa, una opción que debería ser puesta en práctica es impulsar la economía del cuidado. Este sector que no ha sido utilizado tradicionalmente para las políticas de reactivación se vuelve esencial con la coyuntura actual. Apostarle a la economía del cuidado implica incrementar los servicios de cuidado a la primera infancia, las personas en condición de discapacidad y los adultos mayores; además, puede incluir otras actividades complementarias de salud.
La generación de empleos de emergencia en este sector conllevaría grandes réditos sociales, ya que las poblaciones a las que se les prestarían los servicios de cuidado se han visto gravemente afectadas con las políticas de aislamiento, generando afectaciones y deterioros en su salud mental y física. Adicionalmente, el promover estas iniciativas tendría otros dos beneficios: dado, que este sector emplea una gran proporción de mujeres y libera el tiempo de otras mujeres que suelen proveer el cuidado de manera no remunerada en su hogar. Esto, a su vez, reduciría las cifras de inactividad femenina, que se exacerbaron durante la pandemia.
Es importante que se realice un seguimiento juicioso del cómo las políticas implementadas por el Gobierno reenganchan a quienes se han visto más afectados durante esta difícil etapa. La desconexión prolongada de jóvenes y mujeres del mercado de trabajo puede tener graves consecuencias sociales, de manera que no se deben ahorrar esfuerzos para promover el empleo en estos segmentos de la población.
*Investigadora del Observatorio Laboral, U. Externado de Colombia.
Las proyecciones sobre la recuperación del empleo no son muy alentadoras, sobre todo en lo que respecta al empleo formal. Como lo ha registrado el DANE en sus últimos datos presentados, la recuperación de la ocupación se ha dado sobre todo para los trabajadores informales. Teniendo en cuenta el fuerte choque económico que ha sufrido el país en el último año, pasará un buen tiempo para que el empleo y el crecimiento económico recuperen el dinamismo previo. Por ello se requieren esfuerzos adicionales para recortar la senda a la recuperación y ante la escasez de recursos se vuelve apremiante invertir en estrategias que favorezcan la recuperación del empleo de los más afectados.
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Los apoyos directos a empresas y hogares vulnerables son necesarios para recuperar la actividad económica y el empleo. En este sentido, el Gobierno tiene varias líneas de apoyo a las empresas, sobre todo para favorecer el acceso al financiamiento. Igualmente, ha venido extendiendo el plazo para la entrega de Ingreso Solidario.
Además de ampliar estas medidas a sectores y poblaciones que no han logrado beneficiarse de estos apoyos y lo requieren, es importante que se refuercen las Políticas Activas de Empleo, las cuales buscan aumentar la eficiencia y la igualdad en el mercado de trabajo, ya sea facilitando el encuentro entre empresas y buscadores de trabajo o fortaleciendo las oportunidades de empleo para quienes tienen mayores desventajas.
Para hablar de reactivación del empleo es importante tener en cuenta qué segmentos de la población se vieron más afectados durante el período de la pandemia. Sobresalen, entonces, los trabajadores de las áreas urbanas, los jóvenes y las mujeres. Por ello, es importante revisar cómo las Políticas Activas de Empleo podrían favorecer a estos grupos poblacionales y qué ha trazado el Gobierno al respecto.
Un primer tipo de medida es fortalecer los servicios de búsqueda de empleo. Esto puede impactar sobre todo a las personas que están en la búsqueda de trabajo en las zonas urbanas y a los jóvenes, quienes tienen mayor facilidad para acceder a plataformas tecnológicas que les permitan buscar vacantes e inscribir su perfil profesional.
En el paquete de medidas del Gobierno “Nuevo Compromiso por el Futuro de Colombia” no se expone un esfuerzo concreto por fortalecer estos servicios. No obstante, hubo un incremento presupuestal del 12 % para el Servicio Público de Empleo entre 2020 y 2021. Allí lo relevante, además de incentivar el uso de esta plataforma, es brindar servicios de capacitaciones que se ajusten a las demandas de las empresas y tengan en cuenta las habilidades y formaciones de los buscadores de empleo.
La segunda medida se refiere a la entrega de subsidios para la contratación. El Gobierno finalizó, en marzo del presente año, el programa PAEF, que otorgaba a las empresas del 40 % al 50 % de un salario mínimo por cada empleado; el objetivo del subsidio era mantener los empleos de las empresas afectadas por la crisis económica.
Con la finalización de este programa, ahora el Gobierno busca incentivar la contratación de nuevos trabajadores mediante el programa, que financiará el 25 % de un salario mínimo para las empresas que contraten jóvenes. Con esta medida se pretende favorecer a la población joven, que enfrenta mayores barreras para tener un empleo formal, las cuales se incrementan en un contexto de crisis económica. No obstante, el abaratamiento de los costos laborales que conlleva este nuevo incentivo no es garantía de grandes cambios en el empleo juvenil, si no se genera un ambiente para que las empresas se expandan y requieran un mayor personal para su operación.
El tercer tipo de medida se refiere a los empleos de emergencia. En el Conpes 4023 se estipula la creación de un programa de empleo de emergencia en obras y actividades públicas que cubrirá a la población con baja formación. Aunque aún no hay detalles sobre esta iniciativa, una opción que debería ser puesta en práctica es impulsar la economía del cuidado. Este sector que no ha sido utilizado tradicionalmente para las políticas de reactivación se vuelve esencial con la coyuntura actual. Apostarle a la economía del cuidado implica incrementar los servicios de cuidado a la primera infancia, las personas en condición de discapacidad y los adultos mayores; además, puede incluir otras actividades complementarias de salud.
La generación de empleos de emergencia en este sector conllevaría grandes réditos sociales, ya que las poblaciones a las que se les prestarían los servicios de cuidado se han visto gravemente afectadas con las políticas de aislamiento, generando afectaciones y deterioros en su salud mental y física. Adicionalmente, el promover estas iniciativas tendría otros dos beneficios: dado, que este sector emplea una gran proporción de mujeres y libera el tiempo de otras mujeres que suelen proveer el cuidado de manera no remunerada en su hogar. Esto, a su vez, reduciría las cifras de inactividad femenina, que se exacerbaron durante la pandemia.
Es importante que se realice un seguimiento juicioso del cómo las políticas implementadas por el Gobierno reenganchan a quienes se han visto más afectados durante esta difícil etapa. La desconexión prolongada de jóvenes y mujeres del mercado de trabajo puede tener graves consecuencias sociales, de manera que no se deben ahorrar esfuerzos para promover el empleo en estos segmentos de la población.
*Investigadora del Observatorio Laboral, U. Externado de Colombia.