Comunidad Andina: un mercado de 111 millones de personas
Jorge Hernando Pedraza, secretario general de la CAN, defiende medidas “ad portas” de ser aprobadas por este órgano como la de eliminación de costos de “roaming” entre los países miembros: Colombia, Perú, Ecuador y Bolivia.
María Alejandra Medina C. / @Alejandra_mdn
La CAN cumplió 50 años. ¿Cuál ha sido el papel de este organismo?
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La CAN cumplió 50 años. ¿Cuál ha sido el papel de este organismo?
Nacimos el 26 de mayo de 1969 en Cartagena con el propósito de, a través de la integración y el trabajo mancomunado, beneficiar y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos andinos. Éramos 34 millones, hoy somos 111 millones. En 50 años, con cerca de 2.111 resoluciones, se ha venido haciendo reglamentación en distintas materias: facilitación de comercio, movilidad libre de las personas dentro de los cuatro países, un programa en avance de interconexión energética, que además incluye a Chile con el propósito de generar excedentes que nos permitan ser exportadores y tener seguridad energética. Tenemos un satélite propio que nos permite tener cobertura para hacer un apalancamiento en temas de educación, salud, seguridad y lucha contra la minería ilegal. Tenemos un programa de lucha contra la minería ilegal; hemos tomado decisiones en materia de transporte, estamos actualizando algunas, retomando temas vigentes para hacer más expedito el transporte de mercancías en carretera para el comercio intracomunitario. Estamos cumpliendo el mandato presidencial andino del pasado 26 de mayo, en unos nuevos temas de agenda: retomar los temas sociales, educativos, culturales, de género. En lo educacional, por ejemplo, estamos retomando el camino para tener movilidad educativa, es decir, que una persona que se eduque en cualquier universidad de nuestros países pueda tener su título universitario y poder ejercer sin problema, sin requisito adicional, así como movilidad laboral. Por ejemplo: una persona que haya trabajado cinco años en Perú, cinco en Colombia, en Bolivia o en Ecuador pueda sumar sus tiempos pensionales y sus beneficios de seguridad social.
En la celebración de los 50 años usted dijo que la CAN había “estado dormida”. ¿A qué se refería y cómo está siendo esa “reactivación”?
Hay voces que de pronto por ignorancia no saben que la CAN ha tenido una permanente acción. Pero, si se pudiera comparar, salimos de un letargo, porque las instituciones son como la vida: hay épocas de gloria y de dificultad, y la tuvimos, hay que decirlo, con la salida de Venezuela de la CAN en 2006 por voluntad del presidente Chávez. Pero hoy tenemos una CAN moderna, dinámica, actual, con resultados. Estamos trabajando de la mano del consejo empresarial, con el tribunal de justicia andino y nuestra máxima autoridad que es el consejo presidencial andino, que no se reunía hace 9 años y logramos hacerlo en mayo de este año, y con todo el sistema andino de integración: el tribunal, el parlamento, el fondo de reservas latinoamericano, la CAF, organismos consultivos como el consejo empresarial andino, el consejo de autoridades locales, el consejo de autoridades de pueblos afrodescendientes e indígenas… Es todo un sistema en cuya médula está en la secretaria general, soy el articulador.
¿Qué impacto ha tenido en la comunidad la situación política de Bolivia?
Prefiero evitar calificaciones en el terreno político, porque eso es reservado a los jefes de Estado. Claramente hemos tenido dificultades en Perú, Bolivia, Ecuador y ahora recientemente las movilizaciones en Colombia. Son competencias, asuntos, que deben determinar y sobre los cuales debe opinar quien maneja la política de Estado: los presidentes de la república. El secretario de la CAN no está autorizado para dar conceptos de política de nuestros países y por eso prefiero mantener una línea de prudencia al respecto. Esperamos que con la normatividad que damos, con las decisiones que tomamos cada día, podamos dar mejores condiciones a todos porque es la forma de poder cumplir el mandato fundacional de elevar la calidad de vida de los ciudadanos andinos.
En el caso de Venezuela, la CAN se había comprometido a canalizar mejor la ayuda y la cooperación internacional.
Sin intervenir en ninguna calificación política he dicho: en el momento en que Venezuela lo requiera, probablemente cuando entre por el cauce de la democracia en su estabilidad institucional y política, no hay un aparato más idóneo que la CAN para poder regresar con normalidad a los mercados y poderle devolver los privilegios que tenía antes de que se fuera de la CAN.
Es decir, si se dan las condiciones, ¿Venezuela podría volver a la CAN?
Es una decisión del organismo máximo del sistema, el consejo presidencial andino. En el momento en que Venezuela pida el reingreso, cuando las circunstancias se den, estoy seguro que ningún jefe de Estado se negaría a la posibilidad de regresar los beneficios e integrar a Venezuela de nuevo a la CAN.
Sobre la eliminación de los costos de “roaming” internacional en los países de la CAN (medida aún por aprobar), ¿tendrían que aprobarlo los congresos?
No va a los congresos. Eso sucede en el caso de Mercosur, que lo aprobó en espejo de lo que hicimos nosotros, tienen que ir a los congresos y se tardarían años. En la CAN nuestras decisiones son norma supranacional: cuando se dicta la decisión se obliga a los Estados a adoptarlos.
En Colombia, Asomóvil se ha pronunciado diciendo que no está de acuerdo con esa propuesta y que el mercado interno terminaría subsidiando una decisión, para ellos antitécnica y financieramente insostenible.
No es una decisión antitécnica, al contrario: en Europa se hizo, es una decisión conveniente y financieramente no compromete las pérdidas y ganancias de las empresas. Es tan menor que las mismas empresas están diciendo que la medida beneficiaría solo a una parte muy pequeña de la sociedad, pero somos 111 millones de ciudadanos que se podrían beneficiar de la medida. Es la forma de echarle una mano al pueblo colombiano en estos momentos, así sea en mínimas circunstancias. Y no compromete nada: hicimos un estudio hace un par de años, que está certificado, que determinó que en el caso de Colombia eventualmente la diminución del ingreso sería de 0,05 %, algo realmente irrisorio, imperceptible en pérdidas y ganancias, y el beneficio sí sería mucho. Y es un tema de mercado: la gente seguirá utilizando otras herramientas como Whatsapp o Telegram, son ellos (los operadores) los que van a dejar de percibir un mercado. Hay otras maneras de buscar compensaciones, lo lograrían con la ampliación de valor agregado.
¿Qué otras medidas vienen en camino?
Acabamos de determinar una medida de facilitación de comercio para que los textileros y productores de calzado de los cuatro países tengan normas que faciliten el comercio, con etiquetado que va a generarnos identidad y acrecentar comercios; en cosméticos, para aumentar nuestros nichos de mercado y pasar de ser importadores a exportadores, como lo estamos haciendo ya a cerca de 24 países. Estamos avanzando en interconexión eléctrica, con Chile; hicimos un avance en temas fitosanitarios con una política de choque cuando hubo la aparición del fusarium 4 en Colombia, un riesgo para un renglón tan importante para toda la región como el banano y plátano. Y acabamos de hacer un estrecho relacionamiento con Euroasia (Bielorrusia, Kazajistán, Armenia, Kirguistán y Rusia) para buscar más exportaciones nuestras hacia allá, fortalecer ese nicho de exportación-importación, con bienes no tradicionales.