Con el fin de año en el horizonte, ¿cómo está la economía colombiana?
Mientras la economía global entra en lo que, se estima, sería uno de los capítulos finales de los ajustes pospandemia, Colombia navega en aguas de recuperación económica. Las caídas en la inflación, los recortes en tasas de interés y la recuperación de la demanda interna auguran un panorama más alentador para un crecimiento económico que, no obstante, ha sido disparejo en lo sectorial y flojo en inversión.
Daniel Felipe Rodríguez Rincón
Octubre, noviembre, diciembre y se acabó el 2024. Solo restan dos datos del Producto Interno Bruto (PIB), tres del Índice de Precios al Consumidor (IPC), tres de desempleo y un puñado de informes económicos más para tener el panorama completo de lo que fue el 2024. ¿Se encauzará la recuperación económica en el país? ¿En cuánto terminará la inflación? ¿Vendrán días mejores para el sector privado y la inversión?
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Octubre, noviembre, diciembre y se acabó el 2024. Solo restan dos datos del Producto Interno Bruto (PIB), tres del Índice de Precios al Consumidor (IPC), tres de desempleo y un puñado de informes económicos más para tener el panorama completo de lo que fue el 2024. ¿Se encauzará la recuperación económica en el país? ¿En cuánto terminará la inflación? ¿Vendrán días mejores para el sector privado y la inversión?
Muchos ya piensan en el 2025 y están a la espera de señales para decidirse por un crédito, una casa, una inversión o un emprendimiento, de ahí que afloren los pronósticos y hasta las adivinaciones sobre el cierre de año.
Prever el rumbo del país podría asemejarse a una consulta oftalmológica: se pasa por varios lentes, se evalúa la agudeza visual y se entrega un diagnóstico. Actualmente, la visión de la economía colombiana es bastante más clara que antes, “con cierto grado de opacidad, pero con capacidad de enfoque”, dice Laura Clavijo, directora de Investigaciones Económicas, Sectoriales y de Mercado de Bancolombia, continuando la analogía.
A estas alturas, el consenso general es que la economía colombiana pasó la página, en muchos aspectos, de un prolongado periodo de desaceleración. El segundo trimestre de 2024 fue el primer periodo en más de un año en registrar un ritmo de crecimiento superior al 2 %, lo que dio un parte de tranquilidad tras el tímido crecimiento del primer trimestre, del 0,8 %.
En los primeros seis meses del año, el Producto Interno Bruto (PIB) consolidó una variación de 1,5 %, una señal de que el país entró en una fase de crecimiento tras la normalización en gasto y consumo que trajo la pospandemia.
No obstante, el PIB de la primera parte del año aún se encuentra en la cota inferior del rango que prevén los analistas del Centro de Estudios Económicos ANIF para el cierre de año (1,5 % a 2 %); Bancolombia, por su parte, estima expansiones de 1,8 % para este año y de 2,6 % para 2025, mientras que BBVA pronostica una variación del 2 % para 2024, que se acelerará a un 2,8 % en 2025.
Inflación y consumo
El grueso de los pronósticos sobre PIB indica mayores expansiones que las actuales. ¿La economía colombiana tendrá el fuelle para hablar de recuperación al cierre de 2024?
El mapa de calor muestra que ramas de actividad como la demanda interna tienen buena temperatura actualmente, mientras que hay otras más fríos como la inversión.
El informe ‘Situación Colombia’ de BBVA, correspondiente a octubre de 2024, indica que la demanda interna “tomó el volante” del crecimiento, o mejor, que el consumo de los hogares colombianos es lo que está aumentando las revoluciones de la economía, pues registró un repunte (1,6 %) en el segundo trimestre tras estar en negativo desde 2022. Según BBVA, dicho repunte fue impulsado por el mayor gasto en bienes.
Dentro de la radiografía del consumo es preciso mencionar que factores como el comportamiento de las remesas (que crecieron un 15,5 % durante el primer semestre), así como menores presiones en los precios, han contribuido a impulsar el gasto de los hogares, que se ha concentrado en bienes no durables (como los alimentos) y servicios.
Esta dinámica podría continuar, teniendo en cuenta las mejores tasas de interés y la tendencia a la baja en la inflación. Asobancaria estima que el gasto de los hogares se expandirá 2,3 % en 2024 y 4,2 % en 2025.
Y es que, además del consumo de los hogares, el gasto del Gobierno también ha hecho lo suyo para el repunte de la demanda interna. Este rubro creció un 1,5 % en el segundo trimestre y, según Asobancaria, se aceleraría en la segunda parte del año si se cumplen las expectativas de mayor ejecución, con lo cual el gasto público se expandiría en 3,2 % en 2024.
Entre tanto, el gremio pronostica que en 2025 el crecimiento del gasto público bordearía un 4,1 % si se alinean algunos astros, tales como un déficit no menor a 5 % y lo que ocurra con el Presupuesto General de la Nación (que se expedirá por decreto) y la Ley de Financiamiento (proyecto que deberá pasar por el Congreso).
Los pronósticos de BBVA señalan que la demanda interna seguirá siendo el motor principal del crecimiento en lo que resta de 2024 y en 2025 y en 2026. Que la demanda interna siga siendo motor de la economía implica hablar de precios.
En poco más de un año, se ha logrado llevar la inflación desde su pico de 13 % (en marzo de 2023) al 6 % de agosto pasado, incluso, con las presiones de los precios de bienes regulados (como las alzas a los combustibles), servicios (incrementos en precios de la energía) o los arriendos (de los rubros que más están pesando en el costo de vida), entre otros productos indexados.
Bancolombia estima que la inflación se ubicará en un 5,7 % para finales de 2024 y ANIF en 5,6 %, todavía lejos del rango meta del Banco de la República (entre el 2 % y 4 %), pero -en general- los análisis de los bancos y centros de pensamiento indican que el Índice de Precios al Consumidor se ubicará, finalmente, en niveles aceptables para el Emisor en 2025.
“Esta moderación se verá impulsada principalmente por la caída en los precios de los alimentos, que han tenido incrementos muy moderados en 2024 y continuarán con esta tendencia en 2025, lo que aliviará las presiones inflacionarias en la canasta básica”, señala el informe de BBVA.
A esto se suma una reducción más profunda de la inflación otros bienes más allá de los alimentos, de la mano de una esperada estabilización de los costos de producción y a la reducción de los cuellos de botella en las cadenas de suministro que se observaron en años anteriores.
Desde ANIF resaltan que, a pesar del estancamiento en la desaceleración de los precios observado en mayo y un leve repunte en julio, la variación del Índice de Precios al Consumidor de agosto reafirma la tendencia a la baja de la inflación en 2024. “Si la inflación continuara disminuyendo al ritmo que lo ha hecho los últimos dos meses, que ha sorprendido a la mayoría de los analistas, el descenso de esta podría ser un poco más rápido al estimado”.
Con niveles récord en remesas, la tasa de cambio del dólar frente al peso colombiano podría ubicarse en unos $4.100 para finales de 2024, según analistas consultados por este diario.
Tasas de interés
Entre tanto, las condiciones financieras serán clave en este proceso de recuperación de la demanda interna como del PIB, de ahí que tasas de interés más bajas sean necesarias para estimular el gasto y la inversión.
Luego de un periodo prolongado de política monetaria restrictiva, el Banco de la República encadena varias reducciones en su tasa de interés y se espera que estos movimientos continúen en los próximos meses. “Este cambio es importante para el sector crediticio pues las menores tasas fomentan la demanda de crédito, lo que tiene el potencial de dinamizar la economía a través del acceso al financiamiento tanto para los consumidores como para las empresas”, indican desde ANIF.
A la fecha, el banco central acumula una reducción de 275 puntos básicos a lo largo de 2024, tras la reducción de 50 puntos a finales de septiembre, una reducción calificada como insuficiente por el mercado en general.
Al respecto, BBVA estima que la tasa de política monetaria continúe descendiendo hasta alcanzar el 6 % en 2025, y se mantenga en ese nivel en 2026 si no hay sorpresas con los precios de la energía o el impacto de ajustes salariales en la inflación.
De cara al próximo año, el ciclo bajista de las tasas de interés, entre otras estrategias como el Pacto por el Crédito, seguirán contribuyendo a que la cartera comercial se recupere. Para Asobancaria, la cartera comercial se recuperará en 2024 con un repunte de 0,2 % y un 3,4 % en 2025, “lo que permitirá que la inversión se expanda a un ritmo de 1,7 % en 2024, con un posterior crecimiento de 4,6 % en 2025″.
Dos velocidades
La economía colombiana se ubica en los inicios de una fase de expansión, sí, pero esto no quita que la recuperación ha sido desigual entre sectores. El dinamismo del agro, por ejemplo, contrasta con las caídas constantes de la industria manufacturera o la construcción. Las actividades más rezagadas podrían ser los lunares en el balance del 2024.
En detalle, el agro impulsó el incremento del más reciente Índice de Seguimiento de la Economía (ISE). En julio de 2024, último dato disponible, el ISE creció un 3,68 % frente al mismo mes de 2023, como resultado de actividades como administración pública y entretenimiento, que aportaron 1,9 %, y del agro, que aportó 1 %.
Por su parte, las actividades secundarias (como la manufactura y la construcción) están viendo un comportamiento mixto. De acuerdo con los informes de Bancolombia, la manufactura enfrenta una débil demanda de bienes durables (especialmente, en industrias como metalurgia y fabricación de muebles) y la construcción ha mostrado un desempeño superior a lo esperado por el segmento de las obras civiles. “Sin embargo, la baja demanda de vivienda y los elevados inventarios que persisten en el sector representan riesgos a la baja significativos”, advierte Laura Clavijo.
Mercado laboral
El mercado laboral se ha mantenido resiliente en lo corrido de 2024 y, según analistas, llama la atención que el desempleo no haya repuntado tras el bajo crecimiento de la economía en 2023.
Entre enero y julio, la tasa de desempleo promedia un 10,8 %, una cifra por debajo del mismo periodo de 2023 (11,1 %). Ya en agosto, la tasa de desocupación fue 9,7 %, mientras que en agosto de 2023 fue 9,3 %.
Sin embargo, dentro del universo estadístico del mercado laboral, la tasa de ocupación, es decir, las personas que participan en el mercado laboral, se ha erosionado. Desde ANIF explican que, en junio, el desempleo tuvo un repunte del 0,9 % como resultado de una de las mayores caídas en la tasa de ocupación desde junio de 2023 (-1,2 %).
“A excepción de mayo, que resulta ser un mes atípico, hay menos personas participando del mercado laboral y menos puestos de trabajo para aquellos que todavía permanecen”, indica un reciente informe de ANIF.
Además, hay que tener en cuenta que algunas de las actividades que más generan empleo, como la construcción, administración pública e industria, son las que más aportaron a esa caída en la población de ocupados. Justamente, la construcción y la industria son dos de los sectores más rezagados dentro del crecimiento de la economía. ANIF proyecta un desempleo en 10,9 % para el cierre de 2024 y de 10,6 % para el 2025.
Y posibles contracciones en el número de puestos de trabajo que pone la administración pública podrían derivar en deterioros del mercado laboral para 2025, año en el que Bancolombia una tasa de desempleo cercana al 11,1 %. “Para el próximo año, las restricciones de gasto a las que se enfrentaría el Gobierno nacional implicarían una menor capacidad de incremento de las nóminas públicas. La necesidad de cautela en el gasto, tanto en 2024 como en 2025, nos lleva a pensar que este motor del mercado laboral perderá tracción”, precisa Laura Clavijo.
Las apuestas
Uno de los problemas persistentes de la economía colombiana ha sido la baja tasa de inversión, que actualmente ronda el 18 % del PIB. Un lastre que habrá que superar si se quiere hablar de un crecimiento económico robusto.
Como lo indica el informe de BBVA, la inversión ha caído por debajo de los picos alcanzados en momentos dinamismo económico. “Hoy en día no existe un catalizador claro que reactive la inversión con la misma intensidad de esos años de auge”, señala BBVA.
Expertos coinciden en que sectores emergentes como la tecnología, la manufactura avanzada y la economía verde tienen el potencial de jugar un rol crucial en la transformación económica del país y en sus perspectivas de crecimiento.
La reducción de las tasas de interés hará su parte, pero para dar continuidad a este ciclo de expansión, habrá que pensar en clave de inversión, con políticas públicas que pasen por la modernización industrial y la tecnificación de industrias, lo que no será fácil teniendo en cuenta las afugias que enfrentan las finanzas públicas con la caída del recaudo tributario.
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