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Eiffage, firma francesa seleccionada por Coviandes para reconstruir el viaducto de Chirajara, ya no está vinculada al proyecto de terminación de esta importante obra de infraestructura.
Esto le fue confirmado a El Espectador por dos personas involucradas en el proceso que, sin embargo, pidieron la reserva de sus nombres, pues la información no ha sido divulgada oficialmente. Este diario contactó a representantes de Coviandes (concesionario de la vía Bogotá-Villavicencio y responsable máximo de la obra), pero aún no ha obtenido respuesta de su parte.
Esta noticia se conoce luego de que las cabezas de la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) confirmaran en entrevista con este diario que la propuesta de esta entidad respecto al proyecto es empezar, literalmente, de ceros: cambiar el diseño de la estructura y descartar la cimentación que quedó en pie.
Esta propuesta, vale la pena aclarar, no es una decisión tomada aún, pero cambiaría por completo el panorama porque incluye desechar los diseños ya hechos (a cargo de Eiffage), cambiar el modelo del puente (de viaducto atirantado con torres en forma de diamante a puente atirantado de voladizos sucesivos) y añadirle, al menos, seis meses más a la obra por cuenta de los cimientos de la nueva estructura que tocaría hacer.
En la accidentada historia de la reconstrucción de Chirajara, los cimientos son tanto la base de la estructura, como la nuez de una dura disputa entre Coviandes y la interventoría del proyecto, a cargo de Ginpro.
Ambas partes están enfrascadas en un debate acerca de si la cimentación de la estructura que colapsó puede ser reutilizada para edificar el nuevo puente o si, por el contrario, hay problemas en el terreno que ameritan hacer nuevos cimientos; esto añadiría, como ya se dijo, al menos seis meses más de construcción en el proyecto (el tiempo extra podría ser de un año).
Vale la pena aclarar que después de la caída del puente (ocurrida en enero de 2018), los estudios que adelantaron tanto la firma mexicana Mexpresa (que produjo el primer informe sobre la caída del viaducto), como la propia Coviandes (con la firma Modjeski and Masters) concluyeron que la cimentación no presentaba fallas ni problemas; estos hallazgos han permitido afirmar al concesionario en varias ocasiones que la nueva estructura puede edificarse sobre las bases de la anterior.
Sin embargo, hay diferencias de opiniones (con argumentos técnicos de lado y lado) sobe la idoneidad sísmica del terreno en donde están anclados los cimientos que quedaron del colapsado viaducto. En pocas palabras: se pone en duda si los cimientos están en condiciones sísmicas y de terreno óptimas para soportar una nueva estructura.
Esta controversia, que no es de poca monta, tiene paralizado todo el proyecto, cuya terminación debe darse en febrero del próximo año, aunque no se ha puesto la primera piedra de la reconstrucción.
De acuerdo con una de las fuentes consultadas por este diario, que pidió el anonimato, esta controversia y la inactividad en la obra son las razones de fondo para que el consorcio colombo-francés abandone el proyecto. De hecho, en febrero de este año circuló el rumor de que Eiffage se desprendía de la reconstrucción del viaducto, pero en ese momento esta información fue desmentida oficialmente por todas las partes.
Eiffage fue seleccionado como constructor en una licitación privada realizada por Coviandes, en asociación con la firma colombiana Puentes y Torones; la propuesta de esta sociedad venció a otras tres iniciativas que analizó el concesionario de la vía. Este anuncio se dio en octubre de 2018.
Para noviembre de ese año, se conoció que la reconstrucción de Chiraraja tomaría 27 meses (entre diseño y trabajos de obra). Todo el proyecto, de acuerdo con la propuesta original, estaba alrededor de los $96.000 millones, monto que asumiría Coviandes, según dijo la empresa en su momento.
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Eiffage es uno de los constructores más grandes de Europa (con negocios por encima de los 14.000 millones de euros) y es reconocido por estar detrás de la Casa de la Ópera de Sídney, así como el viaducto Millau (Francia), que cuenta con un récord por la elevación de sus pilares (el más alto llega a 245 metros).
Con la salida de Eiffage y la propuesta que contempla la ANI, entonces, surgen una serie de preguntas vitales para el futuro de una obra que resulta fundamental para la conectividad de los Llanos con el centro del país: ¿quién reconstruirá el viaducto?, ¿cuándo estará listo si hay que seleccionar un constructor nuevo?, ¿cuánto costará esto?, ¿quién asumirá estos costos?, ¿cómo se compensarán los perjuicios en caso de no tener la obra a tiempo por segunda vez (como es posible que suceda)?, ¿la salida del constructor le generará perjuicios a la Nación?, ¿definitivamente se cambiará de diseño y se requiere la construcción de nuevos cimientos?