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Durante Nexos 2019, el Congreso Nacional de Comerciantes que se realizó del 18 al 20 de septiembre en Neiva, Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, volvió a poner sobre la mesa el tema de la contratación por horas en el país.
Cabal le propuso al presidente de la República, Iván Duque, liderar una reforma laboral que involucre al Gobierno, la academia, el Congreso, empresarios y trabajadores para resolver la informalidad y la tasa de desempleo que, de acuerdo con cifras del DANE, en julio de este año superó el 10 %.
Entre las propuestas de Fenalco se encuentran la flexibilidad en las condiciones de contratación y despido de los trabajadores, pues afirman que en la actualidad existe un exceso de intervencionismo del Estado en la actividad de la libre empresa; establecer el costo del salario mínimo por regiones o sectores, con base en productividad y competitividad; revaluar los costos de los recargos dominicales y festivos, o modificar el concepto de semana laboral. Además, Cabal aseguró que “también es necesario revisar los altos costos de contratación, período de prueba, cuota de aprendices Sena, incapacidades médicas y costos de despido”.
El líder gremial hizo énfasis en la contratación flexible por horas, con sus correspondientes prestaciones sociales, pues, según él, realizar esas reformas beneficiaría a todos los colombianos. “La idea es generar más empleo formal para todas las regiones. El régimen laboral necesita de una reforma a fondo, que flexibilice la contratación, que lo ponga a tono con las nuevas realidades del comercio mundial, que le elimine una serie de ‘retenes’ que se fijan con el deseo de proteger a los trabajadores, pero que lo único que logran es desprotegerlos: los envía al desempleo o a la informalidad”.
Cabe aclarar que la idea de una reforma laboral no es algo nuevo, pues se viene hablando desde comienzos de año, cuando se discutió el Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2018-2022. Incluso, en el artículo 197 del PND se incluyó el Piso Mínimo de Protección Social, una iniciativa que busca, por ejemplo, que un trabajador que gana menos de un salario mínimo y que trabaja algunas horas diarias reciba de parte de su empleador el 15 % para aportes a pensión y en salud. El Estado se haría cargo mediante el régimen subsidiado.
Sin embargo, el tema no termina de convencer. Para Fabio Arias, fiscal de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor desventaja de la contratación por horas está en el hecho de que sería la continuación de lo establecido en el artículo 197 del PND, “lo que es diferente a los mecanismos de la seguridad social del régimen contributivo. De esta manera se consolida la reducción de ingresos para los trabajadores por debajo del salario mínimo”.
En entrevista con El Espectador, Alicia Arango, ministra de Trabajo, aseguró que el Gobierno busca beneficiar tanto a los empresarios como a los trabajadores por horas, a quienes no alcancen a devengar un salario mínimo, para que tengan derecho a recibir salud, pensión y riesgos laborales. “Colombia tiene que saber y los trabajadores tienen que entender que por la rigidez actual en la contratación no es posible acabar con la informalidad”.
Tomemos como ejemplo un universitario que se debe pagar la carrera y trabaja cuatro horas diarias. Asume la cancelación de salud y pensión, pues el tiempo que labora no le alcanza para recibir un salario mínimo o para que el empleador lo pague. Lo que busca la reforma laboral que propone la ministra es que la empresa asuma un compromiso con la pensión respecto a las horas que trabaja.
Para el empresario sería un beneficio porque podría contratar a una persona para que haga una determinada función. Un caso sería el siguiente: el dueño de una empresa necesita un plomero para que le arregle un daño. Con la contratación flexible lo emplearía por las horas que necesita o que dure el arreglo y no ocho, como está actualmente estipulado por ley.
Arango también aclaró que el objetivo de la reforma laboral, que espera presentar en la legislatura de marzo, no implica quitarles derechos a los trabajadores. Por el contrario, que el país no solo se adapte a las nuevas tecnologías y formas de trabajar, como el teletrabajo, sino atender problemáticas de vieja data, como en el trabajo rural, en el que determinadas labores (como un ordeñador) se hacen solo por algunas horas. En el campo la informalidad supera el 80 %.
Iván Daniel Jaramillo, abogado del Observatorio Laboral de la Universidad del Rosario, critica la idea: “No nos podemos comparar con países que tienen otro tipo de economías. En Estados Unidos el mínimo en estados como Florida está entre 8 y 10 dólares. Nuestro salario mínimo por hora está en menos de un dólar: 3.400. También se debe pensar si eso va a ser beneficioso y va a mantener al menos la capacidad adquisitiva, ya bastante deteriorada, de los trabajadores”.
Por su parte, invitó a realizar un análisis para determinar si la reforma no deterioraría el modelo laboral colombiano. “Hay que vincular a la academia, a los sectores científicos en materia laboral, buscar la forma de correlación con los parámetros que da la Organización Internacional del Trabajo (OIT), para ver si cumple o no ese tipo de propuestas y los parámetros de constitucionalidad”.
La ministra Arango aseguró que este es un asunto que requiere de “mucho estudio” y socialización para llegar a una reforma que beneficie a empresarios y empleados, sin poner en riesgo los derechos que ya han adquirido los trabajadores.
El jueves, CUT, CTC y Fecode convocaron para el próximo 4 de octubre, un encuentro nacional de trabajadores para manifestar su desacuerdo con la reforma laboral y la pensional (que el Gobierno ha presentado como reforma para la “protección de la vejez”), pues para ellos harían más precarias las condiciones laborales de los trabajadores.