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Sacyr, constructora española a cargo del puente Hisgaura, en Santander, ha realizado una serie de intervenciones sobre las ondulaciones que despertaron polémica a finales de 2018. El proceso inició luego de que el Fondo de Adaptación y la Interventoría del proyecto le dieran luz verde hace dos semanas.
Las obras de imposta consisten, básicamente, en la instalación de un faldón metálico de 600 metros a cada lado de la estructura. Según la constructora, los retoques finales están previstos para la segunda semana de marzo, fecha en que harán entrega de la obra.
“La seguridad del puente Hisgaura ha estado siempre garantizada durante todas sus fases de ejecución, tanto por su diseñador como por los especialistas estructurales externos independientes”, señaló Sacyr.
La compañía indicó que estas sinuosidades “son habituales en este tipo de estructuras flexibles y atirantadas” y señaló que los faldones permitirán mejorar su estética.
Ni el Invías ni el Fondo de Adaptación se han manifestado al respecto.
Aunque el puente es seguro, preocupa su durabilidad
En diciembre de 2018 el puente fue sometido a una prueba de carga que llevó a ingenieros expertos en el tema a concluir que, a pesar de su apariencia irregular, el puente Hisgaura tiene todas las condiciones para ponerse en servicio y está lejos de llegar al colapso.
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En ese entonces, Leonardo Rosillo, gerente de Pedelta (empresa que diseñó el puente Hisgaura) aseguró que, durante la prueba de carga, el comportamiento del puente fue “más que satisfactorio” y resaltó que no encontraron ninguna señal preocupante.
El Invías, por su parte, aseguró que aunque el puente no se va a caer, preocupa “el mantenimiento y durabilidad de una obra que terminó como no fue contratada”.
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El puente, que es el más alto de Sudamérica, tiene 653 metros de longitud y una pila (la tercera) de 148 metros desde el nivel del suelo. El costo de la obra superó los $100.000 millones y se sostiene de 128 tirantes de acero de alta resistencia.