Coviandes contraataca
La empresa a cargo de la operación de la vía al Llano le entregó al Gobierno un documento técnico en el que controvierte las conclusiones de la interventoría respecto a qué causó el derrumbe en el kilómetro 58.
El Espectador
La puja de Coviandes ahora es con la interventoría de la vía Bogotá-Villavicencio, el Consorcio Interconcesiones, que el pasado 12 de agosto le entregó a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) un informe técnico que señala que la caída de 600.000 metros cúbicos de tierra en la vía al Llano, entre junio y septiembre de este año, no se puede atribuir a la operación de la granja avícola que está sobre la meseta en cuestión.
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La puja de Coviandes ahora es con la interventoría de la vía Bogotá-Villavicencio, el Consorcio Interconcesiones, que el pasado 12 de agosto le entregó a la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) un informe técnico que señala que la caída de 600.000 metros cúbicos de tierra en la vía al Llano, entre junio y septiembre de este año, no se puede atribuir a la operación de la granja avícola que está sobre la meseta en cuestión.
Coviandes, firma del Grupo Aval que está a cargo de la operación y el mantenimiento del corredor, ha presentado evidencia para defender su tesis de que la inestabilidad en la meseta donde ocurrió el derrumbe en la entrada a Guayabetal (kilómetro 58) se explica en gran parte por la alteración del curso de las aguas lluvias en el predio de Pollo Olympico.
Aunque las primeras advertencias se hicieron en 2014, un estudio más completo se entregó a finales de 2018, y un nuevo texto insiste en ello.
Se trata de un documento de 90 páginas elaborado por un grupo consultor de Coviandes que llegó a la ANI el pasado 8 de octubre.
En este se insiste en la idea de que aunque no se puede atribuir la ocurrencia del derrumbe únicamente a la modificación, por cuenta de los galpones, de los canales por donde circulan las aguas lluvias, este cambio en el régimen de aguas “sí tiene notable influencia” en favorecer la infiltración de agua al subsuelo, dado que ellas “se orientaron hacia el tramo que hoy muestra la afectación”.
Además, en una carta dirigida a Carlos García, vicepresidente técnico de la Agencia Nacional de Infraestructura, Coviandes cuestiona que la interventoría “efectuó la revisión con criterio sesgado, parcial e incompleto, que conlleva a opiniones sin fundamento y muchas veces equivocadas”.
La vigilancia de la vía
Según el Consorcio Interconcesiones, que es responsable de la vigilancia del contrato de la vía al Llano, los galpones no tuvieron consecuencias importantes en la estabilidad de la ladera que da a la carretera; de hecho, concluye que “la posibilidad de que en el área de desarrollo de la industria avícola tenga ocurrencia la recarga de acuíferos es muy baja y la incidencia de las instalaciones en la meseta es insignificante”.
El Espectador tuvo acceso a este documento de Coviandes que comienza advirtiendo que “genera gran desconcierto” que frente a evaluaciones efectuadas por sus especialistas, “la interventoría se limite a exponer opiniones que carecen de sustento técnico”, cuando cuentan con gran documentación (actas, diseños, construcción del túnel, registros geológicos, registros geotécnicos de excavación e informes).
También señala que la revisión de la interventoría no fue exhaustiva, no aportó “estudios serios” y se opuso a sus estudios, “desestimando las evidencias resultado de análisis y mediciones desconociendo la realidad evidenciada técnicamente durante meses”.
La interventoría había sugerido que valía la pena considerar la posibilidad de que la excavación, en 2013, del túnel de 700 metros de longitud que se ubica en esa misma meseta, a 250 metros de profundidad, “haya tenido alguna influencia”. Esta hipótesis estaría apoyada, entre otras cosas, en el hecho de que este canal tiene una importante afectación en el último tercio de la estructura por inestabilidad en el terreno. En respuesta, Coviandes calificó como “incomprensible” que la firma interventora, que asistió a los comités técnicos y suscribió los documentos que indican que en la excavación no se evidenciaron procesos de falla que afectaran la ladera en el kilómetro 58, hoy tenga una opinión diferente.
“Pero lo que más llama la atención es que la interventoría omita señalar que recibió el túnel sin salvedad alguna”, sentenció la concesión.
Alberto Mariño, gerente de Coviandes, le dijo a este medio que el informe sobre el kilómetro 58 que le entregaron a la ANI es producto del trabajo de un grupo consultor interdisciplinario que contrataron ellos. A su parecer, “la interventoría no hizo estudios como Coviandes y simplemente se limitó a dar opiniones sin sustento técnico”.
El informe
Coviandes recoge en 90 páginas las críticas de la interventoría y los cuestionamientos a los estudios de Geoandina (contratados por Coviandes) para desestimar sus afirmaciones y justificar los resultados de las pruebas aplicadas, así como su interpretación. En varias partes, a lo largo del documento, el concesionario de la vía al Llano asegura que el informe de la interventoría está lleno de opiniones, calificativos, probabilidades y conclusiones que no han sido demostradas en ningún cálculo y que además son discutibles o contrarias a las evidenciadas técnicamente presentadas por el concesionario.
El viceministro de Infraestructura, Manuel Gutiérrez, recordó que están esperando el informe que le pidieron a la Sociedad Colombiana de Ingenieros, en su calidad de órgano consultivo del Gobierno, para sentar una posición. “Nos interesa saber la razón del origen, que es técnica, y esperamos que ese estudio sea concluyente, pero todavía no nos ha sido entregado”.
El funcionario explicó que el gremio y las universidades que están detrás del trabajo (Andes, Javeriana y Nacional) pidieron un plazo, “esperamos que al finalizar este año tengamos ese estudio”.
Mientras tanto, para garantizar la movilidad, adelantarán una serie de obras que incluyen mecanismos de contención y de canalización de las aguas, pues para el Ministerio de Transporte “resulta claro que, independiente de lo que se establezca en cada uno de los estudios, esto (la inestabilidad de la meseta) está asociado con el agua; en eso creo que no cabe la menor duda”, enfatizó el funcionario en relación con las evidentes complicaciones en la vía durante época de lluvias.
Frente a la posición de la interventoría, Gutiérrez dijo que aunque la firma cumple un rol de asistente técnico de la ANI, “sigue siendo un particular”. Y respecto a las discusiones entre la concesión y la interventoría, aseguró que no entrarán entrar a terciar en “si un verbo es correcto o no; nosotros debemos enfocarnos en resolver el tema y sacar el proyecto adelante”.
Cabe recordar que el gerente de Pollo Olympico ha argumentado que su actividad no pudo ocasionar la problemática y que sus drenajes se dispusieron de manera adecuada. Asimismo, aclaramos que a pesar de varios esfuerzos, El Espectador no pudo obtener respuesta por parte de la interventoría para conocer su versión respecto al informe de Coviandes.