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Cruce de la Cordillera Central: los impactos económicos más allá de la obra

Los beneficios se sienten en distintos niveles: menores costos para los transportadores, mayor eficiencia en el tránsito de carga entre Buenaventura y Bogotá y un flujo mejorado para el turismo desde y hacia el Eje Cafetero, una zona que una buena porción de viajeros visita por tierra.

22 de noviembre de 2021 - 01:00 p. m.
Túnel de Anteojos, Cruce de la Cordillera Central.
Túnel de Anteojos, Cruce de la Cordillera Central.
Foto: Invías

El país lleva soñando despierto un siglo con la posibilidad de hacer más eficiente el viaje por tierra entre el centro del país y el Eje Cafetero. Es una necesidad estratégica prácticamente desde cualquier punto de vista, especialmente desde el económico.

Es una jugada largamente esperada que redundará en beneficios económicos que pueden sentirse directamente en por lo menos unos cuatro departamentos. Esto visto desde lo macro. Pero desde lo micro los impactos comienzan por lo más importante: más allá de las horas ahorradas, de los incrementos en competitividad y eficiencia, lo primero que se sentirá es la reducción en la accidentalidad. Las decenas o centenas de vidas que no finalizarán en algún punto de La Línea.

La vía entre Cajamarca (Tolima) y Calarcá (Quindío) está cerrada más de 800 horas cada año. Las obras nuevas, según las cuentas del Invías, disminuirán la accidentalidad en más de 90 %.

Habiendo dicho esto, la mayoría de los impactos del Cruce de la Cordillera Central se centrarán en mejorías en la movilidad en esta zona, que es parte vital de la ruta que conecta al puerto de Buenaventura con el centro del país. Aquí hay que tener en cuenta que la inversión total del proyecto fue de $2,9 billones, siendo de $620.000 millones la del actual Gobierno.

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En suma, la doble calzada en ambos sentidos y un recorrido con doce kilómetros menos disminuirán los tiempos de desplazamiento: vehículos livianos y pesados tomarán entre 30 y 50 minutos de viaje entre Calarcá y Cajamarca.

Y estas diferencias son particularmente sensibles para varias industrias. “Antes eran horas para poder cruzar La Línea y para el conductor era una incertidumbre llegar a Cajamarca y Calarcá porque no sabía cuánto tiempo se iban a demorar en la vía, que accidente se iban a encontrar, cualquiera carro que arrancara mal podría dañar una cruceta, una caja, un divisor y eso formaba los trancones más grandes”, cuenta Henry Cárdenas, presidente de Fedetranscarga.

Hay que aclarar que, como parte del proyecto Cruce de la Cordillera Central, fueron inaugurados el Túnel de La Línea y otras estructuras en septiembre de 2020. La apertura de ese túnel, dice Cárdenas, ya había mejorado la situación de movilidad.

De acuerdo con las cifras de este agremiación de transporte, sólo entre enero y octubre de este año se realizaron más de 1.089.209 viajes por el corredor entre Bogotá y Buenaventura, en los cuales se transportaron 15.219.170.924 kilos de carga en casi 52.000 vehículos.

Los datos de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga por Carretera (Colfecar) aseguran que por el puerto de Buenaventura entra y sale 42 % de la carga portuaria de todo el país, lo que resalta aún más la necesidad de mejorar la conectividad en el corredor que lleva del puerto al centro del país, y que también conecta las zonas de producción industrial del Valle del Cauca.

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Para Nidia Hernández Jiménez, presidenta ejecutiva de esta agremiación, la inauguración del Cruce es una buena noticia “teniendo en cuenta que según la Encuesta Nacional Logística el costo logístico sobre las ventas en Colombia es del 12,6 % (lejos de los niveles del resto de los países de la OCDE, cuyo estándar se encuentra en el 8 %). El principal beneficio de la obra es la reducción de tiempos improductivos por el paso de este cruce neurálgico para el transporte de carga, no obstante, es importante que este tipo de proyectos se encuentren alineados con iniciativas que mejoren el transporte urbano, pues, por ejemplo, el Túnel de La Línea representa una reducción de 50 minutos en el recorrido desde el Pacífico al centro del país, pero para ingresar a Bogotá una tractomula tarda aproximadamente tres o cuatro horas”.

La observación de Hernández se suma a otras hechas por el sector transporte en general: la culminación del Cruce de la Cordillera Central resalta el imperativo de que la Agencia Nacional de Infraestructura termine la doble calzada entre Ibagué y Cajamarca porque, a la larga, de nada sirve cruzar más rápido la cordillera para encontrar un cuello de botella en Tolima.

Esta urgencia es resaltada por Roberto Jairo Jaramillo, gobernador de Quindío, quien afirma que el Cruce mejora la competitividad del departamento, pero que falta culminar la totalidad de la promesa de tener doble calzada en cada sentido entre el departamento y Bogotá: “De todas formas la parte más difícil, en cuanto a trancones e incidentes, se resuelve con el Cruce de la Cordillera Central”, asegura el mandatario regional.

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Y agrega: “Nací en 1965, el departamento nació en 1966 y desde que tengo uso de razón siempre hemos anhelado el famoso túnel de La Línea, ese ya está, pero lo que la gente no sabe es que ese túnel va acompañado de otras obras. Los 25 túneles suman 22 kilómetros y los 31 puentes suman cinco kilómetros”.

Ahora bien, las mejoras en el flujo de carga por este corredor también tienen el potencial de impactar directamente a los consumidores. Según las cifras de Mercar, la central mayorista de Armenia, el Cruce de la Cordillera Central permitirá que llegue diariamente un 30 % más de carga a este lugar, al que arriban hoy entre 80 y 100 toneladas de alimento por día (desde destinos como Cundinamarca). La ecuación es fácil acá, en palabras de Omar Martínez, gerente de esta empresa: “Si bajan los costos del transporte, esto se verá representado en los costos de los productos”.

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De acuerdo con las cuentas del Comité Intergremial y Empresarial del Valle del Cauca, las obras del Cruce ahorrarán unos $300.000 millones al año en costos logísticos, “lo que significa que solo en 10 años se recuperará la inversión de esta obra solo en transporte. Tendrá muchos impactos en la economía, en comercio exterior, facilitará la movilización de carga, no sólo en Tolima y Quindío, sino en departamentos como el Valle, proveedor de materia prima, insumos y productos para el centro del país”, asegura Edwin Maldonado, director ejecutivo de esta organización.

Maldonado llama la atención sobre el corredor Buga - Buenaventura en el que también hace falta doble calzada para lograr la anhelada conexión del puerto con el centro del país en buenas condiciones. “Tenemos claro que para una real competitividad se tiene que tener una visión de corredor logístico. Es necesario que todo el corredor de Buenaventura a Bogotá este en buenas condiciones de velocidad, de doble calzada, que sea homogéneo”.

Turismo, el otro beneficiado

Después de nueve meses de cierres totales para el turismo con las restricciones para la movilidad en 2020 y una lenta recuperación en 2021, la inauguración de esta obra es una buena noticia para el sector.

Eduardo Mejía, director ejecutivo de Cotelco Quindío, afirma que desde hace años se están preparando para la apertura del Cruce de la Cordillera Central que acercará al departamento con Cundinamarca, Bogotá, Tolima y Huila, orígenes importantes para el turismo históricamente.

“La inauguración de las obras generará turismo porque los colombianos son curiosos y querrán conocerla. En la medida en que las obras garanticen que el invierno no afectará las vías como lo ha hecho históricamente, con derrumbes y cierres, el flujo de turistas será constante”, agrega Mejía.

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Hay que agregar acá que uno de los pilares de la reactivación del turismo ha sido un enfoque en los viajes nacionales, tratando de hacerle un poco el quite a las restricciones y problemas de transporte internacionales, productos todos de la pandemia.

El turismo local fue el gran protagonista durante la reactivación, por las restricciones y cierres en muchas fronteras, lo que ayudó a mantener a flote al sector e impulsó el mercado interno. Expedia afirmó que desde abril de 2020 las búsquedas de viajes domésticos superaron con creces las de destinos afuera. Además, según datos de TripAdvisor, siete de cada diez reservas realizadas a través de su portal en enero de 2021 fueron para futuros viajes nacionales.

Típicamente, el Eje Cafetero es un destino que se alcanza por tierra, de acuerdo con cifras de los propios transportadores terrestres. Por esto, una mejora sensible en la conexión tiene el potencial de impactar la dinámica del sector turismo en toda la zona, tanto en Quindío, como en Tolima.

Para Carlos Mario Nieto, director ejecutivo de Anato para el Eje Cafetero, la inauguración de las obras es la materialización de un sueño.“Con esta dinámica de reactivación de la conectividad terrestre esperamos que aumenten los viajeros nacionales, ese turismo doméstico que consideramos tan importante, que el colombiano recorra su propio país. El Eje Cafetero está preparado para presentar su oferta de productos y servicios turísticos”, asegura.

En esa misma línea, el Secretario General de Tolima, Santiago Barreto, manifestó que el desarrollo económico regional se potencializará “convirtiendo en un renglón importante de la economía el turismo sobre todo del paisaje cultural cafetero —declarado patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2011″.

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