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Actualmente en Colombia se realizan alrededor de 1.200 millones de operaciones y transacciones en el sistema financiero durante un semestre. Este gran volumen da lugar a innumerables quejas recibidas por las entidades de vigilancia y control, y cerca de una cuarta parte de ellas se relaciona con los costos que los bancos hacen a los usuarios por dichas operaciones y que, según las estadísticas, les dejan ganancias superiores a los $2 billones.
“Los bancos están hechos para vivir de los créditos y no de las transacciones que, de principio a fin, perjudican a los colombianos que tienen ingresos menores. Llegó la hora de generar un techo que frene el abuso que se genera por algunos de éstos”, dice el representante a la Cámara por Córdoba, David Barguil, del Partido Conservador, quien acaba de radicar en el Congreso un proyecto de ley que busca “meter en cintura a los bancos”, controlando el cobro que hacen a sus usuarios.
La iniciativa propone fijar una tarifa máxima para las transacciones hechas en cajeros automáticos, internet, audiorrespuesta y bancamóvil, así como establecer una tarifa preferencial o escalonada para aquellos colombianos que hacen transacciones no mayores a $50 mil u otra de rango menor que establezca la Superintendencia Financiera. Por otro lado, busca que en los extractos bancarios se publiquen cuadros informativos con los costos de cada servicio y, por último, pide que la Superintendencia publique en el Boletín del Consumidor un listado de los bancos más baratos y los más costosos del mercado.
“Me puse a revisar el tema del histórico de los costos de los servicios y transacciones que se hacen a través del sistema financiero y encontré que éstos han ido aumentando año tras año. La lógica económica dice que estos costos deberían bajar porque los bancos manejan economías de escala, es decir, que si se tiene un sólo cajero, valdría una plata, pero si tiene 80, el servicio debería valer menos”, argumentó el representante Barguil, quien reveló además que este año la cuota que se cobra en las entidades financieras por el manejo de las cuentas subió, en promedio, 22%.
“Lo anterior ha generado el escenario propicio para que el sistema financiero perciba gran parte de sus rentas por el cobro de servicios financieros diferentes al cobro de intereses. Es así como el sector financiero genera hoy en día más del 70% de sus utilidades por la prestación de estos servicios”, agregó el congresista conservador. En sus investigaciones, encontró también que el uso de los diferentes servicios empleados para realizar transacciones y consultas ha cambiado su composición hacia servicios que privilegian la reducción de costos operacionales, como por ejemplo los prestados a través de internet.
Las cifras de la Superintendencia Financiera muestran que el número de operaciones realizadas por este medio electrónico aumentó 33% durante 2009, mientras que las operaciones efectuadas en oficinas se redujeron alrededor del 7%. Pero en medio de esta mayor utilización de servicios con mayores ventajas por economías de escala, los cobros por el uso de tarjetas de crédito, entre otros, han venido también aumentando.
Un ejercicio realizado por Barguil para solventar su propuesta fue simular 10 transacciones que haría un colombiano del común y corriente al mes: cinco retiros, dos consultas de saldo y tres movimientos por internet u otro medio electrónico, además de la cuota de manejo de su cuenta. Según un promedio de entre todos los bancos, sacado de la información que maneja la Superintendencia Financiera, el valor de esas transacciones asciende a $16.086. ¿Cuánto se debe tener en la cuenta de ahorros para alcanzar esa cifra y no perder? La respuesta sorprende: $19’814.000, ya que la tasa de interés que pagan hoy las entidades bancarias, también en promedio, es del 1% anual, es decir, 0,08% mensual.
Una mirada al marco normativo actual muestra que la Ley 1328 de 2009 buscó crear un control sobre el accionar de las entidades financieras, pero no le otorgó ninguna competencia a la Superintendencia Financiera para la vigilancia sobre la determinación de los precios de las tarifas de los servicios. En el pasado se han presentado sin éxito proyectos que buscan regular mediante una ley los precios máximos de las tarifas e incluso prohibir cobros sobre algunos servicios.
“Esta iniciativa busca darle facultades a la Superintendencia Financiera para la fijación de una metodología por medio de la cual se establezcan tarifas diferenciales, en el entendido de que es ella la entidad con la capacidad técnica suficiente que permita el diseño de un instrumento que sea justo tanto con los consumidores financieros como con las entidades que prestan el servicio”, enfatizó Barguil.
‘Se cobra por lo que se presta’
En reiteradas ocasiones, María Mercedes Cuéllar, presidenta de la Asociación Bancaria, ha insistido en que el sistema financiero colombiano no se excede en los cobros que realizan por sus servicios. “La gente tiende a olvidar que eso (los servicios financieros) tiene unos costos y piensa que por ser rápido no hay por qué cobrarle”, explica María Mercedes Cuéllar.
La ejecutiva sostiene que es frecuente pasar por alto que hace unos años se perdía tiempo y dinero cuando se tenían que realizar gestiones en las sucursales bancarias y no se podía, por ejemplo, pagar facturas por medio de los cajeros electrónicos o internet.
Asobancaria también ha hecho énfasis en que en Colombia sí se da competencia entre los bancos, y que así lo demuestran varios estudios realizados sobre el tema. Asimismo, agrega que a partir de 2007, con la creación de Índice de Precios de los Productos y Servicios Financieros (IPPF), los usuarios pueden seguir por medio de la página web: www.superfinanciera.gov.co los costos de 17 servicios asociados con las cuentas corriente y de ahorro, y las tarjetas débito y de crédito.
Sobre el proyecto de ley que radicó el congresista David Barguil, el vicepresidente Económico de Asobancaria, Daniel Castellanos, manifestó que cualquier tipo de regulación sobre el tema debe hacerse “con mucha cautela”.