Demandan a Kim Kardashian por supuesta estafa con criptomonedas
Inversionistas en California tomaron acciones legales contra esta celebridad y contra el boxeador Floyd Mayweather por las pérdidas en una criptomoneda que en apenas siete meses perdió 97 % de su valor. La participación de celebridades en el mundo cripto suele enturbiar aún más las aguas en un mercado en el que la volatilidad suele ser la norma del mercado.
Una demanda colectiva fue instaurada en una corte de California contra una serie de celebridades que estuvieron promoviendo el año pasado un token basado en blockchain llamado Ethereum Max. Los demandados incluyen a Kim Kardashian, el boxeador Floyd Mayweather y el exjugador de baloncesto Paul Pierce.
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Una demanda colectiva fue instaurada en una corte de California contra una serie de celebridades que estuvieron promoviendo el año pasado un token basado en blockchain llamado Ethereum Max. Los demandados incluyen a Kim Kardashian, el boxeador Floyd Mayweather y el exjugador de baloncesto Paul Pierce.
En junio del año pasado, Kardashian hizo una publicación en Instagram en la que promocionaba el token. En ese mismo mes, el token fue admitido como forma de pago para una pelea entre Mayweather y el youtuber Logan Paul. Pierce, por su lado, publicó sobre Ethereum Max en Twitter.
Solo en los días anteriores al encuentro entre Mayweather y Logan Paul, el volumen de transacciones del token se duplicó.
Siete meses después, Ethereum Max ha perdido 97 % de su valor, lo que llevó a que varios inversionistas interpusieran la demanda, alegando que el token fue inflado por las publicaciones de estas celebridades, quienes vendieron sus participaciones mientras estaba alto el valor, según dice la demanda.
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Aquí hay que aclarar que Ethereum Max no tiene nada que ver con Ethereum, la segunda mayor criptomoneda. Los demandantes aseguran que la marca del token es un esfuerzo deliberado para confundir a los inversionistas y hacerlos pensar que están relacionados con la red de Ethereum.
Celebridad, cripto y espejismos
La participación de celebridades en el mundo cripto no es, en justicia, un asunto nuevo. Como tampoco lo son los líos que devienen de este cruce entre un mundo que resulta complejo de entender y el aire caliente que insertan estas personalidades en el espacio de criptomonedas.
Para no ir mucho más lejos, el propio Mayweather tuvo que pagar US$600.000 por cuenta de una investigación del órgano de regulación financiera de Estados Unidos (la SEC), que lo acusaba de inflar la salida pública de una criptomoneda.
El rápido ascenso y caída de este token ha llevado a que algunos reguladores miren con sospecha el proyecto entero y acusen a las celebridades de alimentar un ciclo de inflar para vender, que funciona para ellos, pero no termina entregando valor, sino problemas, a los demás inversionistas.
“No hay escasez de historias de personas que han perdido sus ahorros al haber sido atraídos a la burbuja cripto bajo delirios de riqueza inmediata, muchas veces después de haber escuchado a sus influenciadores favoritos, que están listos para traicionar a sus seguidores por una cuota”, dijo Charles Randell, cabeza del regulador financiero del Reino Unido, hablando específicamente de la publicación que hizo Kardashian sobre Ethereum Max.
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Kardashian y Mayweather no son, ni de cerca, las únicas celebridades que andan promoviendo productos en el ecosistema cripto.
Matt Damon, por ejemplo, ha prestado su imagen para impulsar un sitio de venta de criptomonedas con sede en Singapur. El jugador de fútbol americano Tom Brady es un portavoz de otro mercado de criptomonedas, así como también lo es Charli D’Amelio, una personalidad de redes sociales.
Ahora bien, las herramientas detrás de algunas de estas monedas, entre ellas el blockchain o cadena de bloques, sí pueden tener un impacto positivo y directo en la forma de hacer negocios, por ejemplo. Estas tecnologías “están llamadas a transformar el funcionamiento de los sistemas con los que operan la mayoría de las compañías. Es posible, por ejemplo, que varias empresas puedan manejar sus datos e información de forma cooperativa, sin necesidad de tener una entidad centralizada que haga esta tarea”, dice Emin Gün Sirer, exprofesor de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, y uno de los investigadores más reputados en el mundo cripto.
Pero, más allá de los impactos potenciales y positivos en asuntos como los registros públicos de tierras o documentos notariales, por solo dar dos ejemplos, el mundo de las criptodivisas sigue siendo un espacio no regulado en el que la volatilidad es el santo patrón.
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Y en esta ecuación la participación de celebridades, que poco o nada saben o tienen que ver con los fundamentos financieros detrás de estos criptoactivos, termina por ensuciar aún más las aguas.
La demanda contra Kardashian y compañía recuerdan las palabras de una columna reciente de la escritora y periodista española Marta Peirano: “Ni descentralizado, ni liberador, ni democrático, ni verde. Si no entiendes el cryptomundo es porque sus promesas apenas esconden su única realidad: es un instrumento especulativo no regulado para explotación desvergonzada de recursos e incautos”.