Deportes electrónicos: negocio creciente en Colombia
La industria de los “e-sports” llegó a mover en 2018 casi US$900 millones. Los jugadores profesionales entrenan diariamente para desarrollar habilidades como agilidad, reflejos y trabajo en equipo.
Diego Ojeda / @diegoojeda95.
Miles de aficionados agolpados en tribunas, reflectores que iluminan un escenario deportivo que contiene hileras de computadores, que a su vez irradian luces de color rojo, verde y azul, narradores que describen el desarrollo del videojuego y una copa que espera ser levantada por el equipo campeón, es el escenario que se vive en la final de una liga de deportes electrónicos; un espectáculo que nada le envidia a la celebración de un torneo de fútbol.
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Juan Esteban Valencia es uno de estos deportistas, cuyo desempeño en los videojuegos lo ha llevado a representar a Colombia en varios países como Argentina, México, Chile y Brasil. En este último, junto con su equipo Vault, participó en el torneo Logitech G Challenge, donde los ganadores recibieron US$5.000.
La vida de un gamer profesional dedicado a los deportes electrónicos no es como la de un rockstar. Así como un atleta, este colombiano de 26 años debe cuidar su alimentación, los ciclos del sueño, entrenar diariamente durante largas jornadas y hasta asegurarse de contar con una excelente salud mental. Todos elementos con los que se prepara para dar el 100 % en la arena de juego.
“Existen disciplinas que aportan al desarrollo de uno como deportista. Los mejores equipos tienen nutricionistas, psicólogos deportivos y entrenadores físicos. Incluso he tenido la experiencia de consumir comida preparada por expertos asesores, que han llegado a medir la cantidad de mis porciones”, afirmó en su entrevista con El Espectador.
Bajo la vista de miles de personas, Valencia, en los diferentes equipos en los que ha participado, ha demostrado la habilidad que tiene para Counter-Strike: Global Offensive (CSGO), un videojuego de disparos que en competencia pone a batallar a dos equipos de cinco contra cinco. Aquí, destrezas como buenos reflejos y agilidad para apuntar marcan la diferencia.
Para reforzar sus habilidades, el equipo de Valencia suele entrenar de domingo a jueves entre ocho y diez horas diarias. Sus jornadas se distribuyen en rutinas para reforzar habilidades personales y otras que fortalecen la competitividad grupal; esfuerzos mediante los cuales podrían llegar a cosechar, en promedio, US$5.000 por cada competencia.
Según datos manejados por la Liga de Videojuegos Profesional (LVP) de Colombia, la industria de los deportes electrónicos representó US$900 millones en 2018 y espera cosechar cerca de US$1.600 millones en 2021.
Pero las ligas no son la única fuente de ingresos que tiene un deportista profesional de la talla de Valencia. Estos gamers también reciben un salario, cercano a los US$2.000, que se suman al dinero que pueden llegar a obtener por otros conceptos como publicidad, donaciones por partidas jugadas en vivo en plataformas como Twitch, réditos obtenidos en canales de YouTube y, al mejor estilo de las estrellas de fútbol, transferencias de un equipo a otro.
De hecho, la LVP de Colombia es enfática en establecer que uno de los requisitos de los equipos que participen en las competencias es tener una relación contractual con los jugadores.
En promedio, Valencia confiesa que un deportista como él, teniendo en cuenta que no en todos los meses hay ligas, puede llegar a ganar entre US$3.000 y US$6.000 mensuales. Sin embargo, reconoce que existen varios niveles; por ejemplo, hay exponentes cuyo solo sueldo se contabiliza en US$25.000 y sus transferencias podrían rondar los US$500.000.
Los deportes electrónicos (o e-sports como también se les conoce) no solo agrupan a gamers profesionales, que ven en esta disciplina una base mediante la cual edificar un proyecto personal de vida. Sandra Herrera, más conocida en el mundo gaming como LoboMolotov, es ejemplo de esto.
“Vine a descubrir mi pasión por interpretar personajes de videojuegos en la Feria del Libro del año 2008. Esa edición contó con Japón como país invitado y Corferias realizó un concurso de cosplay en el que decidí participar; ese fue el comienzo de mi carrera como cosplayer”, afirmó.
Con 26 años, esta colombiana de cabello negro y estatura mediana ha interpretado cerca de cincuenta personajes. Su definición de cosplayer la hace creer que su trabajo no solo consiste en ponerse un disfraz; para ella, la caracterización incluye expresiones corporales como cambiar su mirada y modificar la apariencia de su estado de ánimo; en suma, acercarse lo máximo posible a esa villana o antiheroína que suele encarnar.
Con esa labor, Herrera ha viajado a países como Argentina, lugares donde ha sido jurado de importantes finales de deportes electrónicos como League of Legends (LoL). Por una actividad como esta, ella puede llegar a recibir US$400. En diálogo con El Espectador, afirmó que la cosplayer que más sigue es Jessica Nigri, estadounidense de 29 años que recibe US$5.000 por un solo día de convención.
Aunque LoboMolotov también recibe ingresos por donaciones en transmisiones en vivo y locución, reconoce que el dinero no lo es todo en esta industria, pues sabe que muchas de las actividades que se realizan en el mundo gaming “se hacen con las uñas”, razón por la cual ha tenido momentos en los que no ha cobrado por sus actuaciones en eventos adelantados por su comunidad.
“E-sports”, una escena con futuro en Colombia
Literalmente, son multitudes las que mueven los deportes electrónicos en todo el planeta, algunos incluso llegan a tocar las fibras de los recuerdos, como el Mundial de Tetris que se adelantó en octubre del año pasado en Portland, Estados Unidos.
Solo para dimensionar, el Mundial de League of Legends 2018 fue visto por aproximadamente 200 millones de espectadores, el 5,5 % de quienes apreciaron la transmisión de la final del Mundial de Fútbol Rusia 2018. En el caso de Colombia, según la LVP, circuitos de este tipo de deportes han llegado a reunir casi 90.000 espectadores.
En América Latina, países como Chile han sido protagonistas por ser sede de estas de competiciones, realidad que está a punto de cambiar gracias a una alianza hecha por Telefónica y Riot Games, empresa creadora de League of Legends, que permitirá que en 2019 Bogotá sea el epicentro de la Liga Movistar Latinoamérica de League of Legends, competición que se convertirá en la más importante de la región.
Para el gerente de Riot Games, Raúl Fernández, traer la final de esta competencia al Movistar Arena el próximo 20 de abril mejora la posición de Colombia en la escena gaming mundial, aumentando el prestigio que ha logrado cultivar al ser parte del top cinco de las mejores naciones en deportes electrónicos de América Latina.
Fernández también cree que reforzar la presencia de este tipo de espectáculos en el país tendrá un efecto a largo plazo de inspirar a los futuros deportistas electrónicos.
El presidente de Telefónica en Colombia, Fabián Hernández, manifestó que esta es una oportunidad para ampliar las alternativas de entretenimiento entre los colombianos, una jugada empresarial en la que la compañía manifiesta su apoyo a los deportes electrónicos, mismo interés que desde hace años han desarrollado otras organizaciones como Logitech.
Además de Telefónica, la LVP también anticipa una inversión de dinero para el fomento de los deportes electrónicos en el país. Con ligas que se celebrarán en 2019, como la Golden League de League of Legends, inyectarán una suma superior a los US$300.000.
LoboMolotov imagina un futuro en el que los desarrollos tecnológicos permitirán, como si se tratara de la vida real, un videojuego donde los participantes puedan toparse cara a cara con sus contrincantes, ya no por medio de un computador o una consola, sino con unas gafas de realidad virtual y otro tipo de artefactos.
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Esta concepción, implicaría un mayor esfuerzo físico por parte de los deportistas para lograr grandes resultados, formas de jugar que muy probablemente terminarán por acoplarse a la visión, un tanto limitada, de lo que para muchos significa ser un deportista.
Miles de aficionados agolpados en tribunas, reflectores que iluminan un escenario deportivo que contiene hileras de computadores, que a su vez irradian luces de color rojo, verde y azul, narradores que describen el desarrollo del videojuego y una copa que espera ser levantada por el equipo campeón, es el escenario que se vive en la final de una liga de deportes electrónicos; un espectáculo que nada le envidia a la celebración de un torneo de fútbol.
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Juan Esteban Valencia es uno de estos deportistas, cuyo desempeño en los videojuegos lo ha llevado a representar a Colombia en varios países como Argentina, México, Chile y Brasil. En este último, junto con su equipo Vault, participó en el torneo Logitech G Challenge, donde los ganadores recibieron US$5.000.
La vida de un gamer profesional dedicado a los deportes electrónicos no es como la de un rockstar. Así como un atleta, este colombiano de 26 años debe cuidar su alimentación, los ciclos del sueño, entrenar diariamente durante largas jornadas y hasta asegurarse de contar con una excelente salud mental. Todos elementos con los que se prepara para dar el 100 % en la arena de juego.
“Existen disciplinas que aportan al desarrollo de uno como deportista. Los mejores equipos tienen nutricionistas, psicólogos deportivos y entrenadores físicos. Incluso he tenido la experiencia de consumir comida preparada por expertos asesores, que han llegado a medir la cantidad de mis porciones”, afirmó en su entrevista con El Espectador.
Bajo la vista de miles de personas, Valencia, en los diferentes equipos en los que ha participado, ha demostrado la habilidad que tiene para Counter-Strike: Global Offensive (CSGO), un videojuego de disparos que en competencia pone a batallar a dos equipos de cinco contra cinco. Aquí, destrezas como buenos reflejos y agilidad para apuntar marcan la diferencia.
Para reforzar sus habilidades, el equipo de Valencia suele entrenar de domingo a jueves entre ocho y diez horas diarias. Sus jornadas se distribuyen en rutinas para reforzar habilidades personales y otras que fortalecen la competitividad grupal; esfuerzos mediante los cuales podrían llegar a cosechar, en promedio, US$5.000 por cada competencia.
Según datos manejados por la Liga de Videojuegos Profesional (LVP) de Colombia, la industria de los deportes electrónicos representó US$900 millones en 2018 y espera cosechar cerca de US$1.600 millones en 2021.
Pero las ligas no son la única fuente de ingresos que tiene un deportista profesional de la talla de Valencia. Estos gamers también reciben un salario, cercano a los US$2.000, que se suman al dinero que pueden llegar a obtener por otros conceptos como publicidad, donaciones por partidas jugadas en vivo en plataformas como Twitch, réditos obtenidos en canales de YouTube y, al mejor estilo de las estrellas de fútbol, transferencias de un equipo a otro.
De hecho, la LVP de Colombia es enfática en establecer que uno de los requisitos de los equipos que participen en las competencias es tener una relación contractual con los jugadores.
En promedio, Valencia confiesa que un deportista como él, teniendo en cuenta que no en todos los meses hay ligas, puede llegar a ganar entre US$3.000 y US$6.000 mensuales. Sin embargo, reconoce que existen varios niveles; por ejemplo, hay exponentes cuyo solo sueldo se contabiliza en US$25.000 y sus transferencias podrían rondar los US$500.000.
Los deportes electrónicos (o e-sports como también se les conoce) no solo agrupan a gamers profesionales, que ven en esta disciplina una base mediante la cual edificar un proyecto personal de vida. Sandra Herrera, más conocida en el mundo gaming como LoboMolotov, es ejemplo de esto.
“Vine a descubrir mi pasión por interpretar personajes de videojuegos en la Feria del Libro del año 2008. Esa edición contó con Japón como país invitado y Corferias realizó un concurso de cosplay en el que decidí participar; ese fue el comienzo de mi carrera como cosplayer”, afirmó.
Con 26 años, esta colombiana de cabello negro y estatura mediana ha interpretado cerca de cincuenta personajes. Su definición de cosplayer la hace creer que su trabajo no solo consiste en ponerse un disfraz; para ella, la caracterización incluye expresiones corporales como cambiar su mirada y modificar la apariencia de su estado de ánimo; en suma, acercarse lo máximo posible a esa villana o antiheroína que suele encarnar.
Con esa labor, Herrera ha viajado a países como Argentina, lugares donde ha sido jurado de importantes finales de deportes electrónicos como League of Legends (LoL). Por una actividad como esta, ella puede llegar a recibir US$400. En diálogo con El Espectador, afirmó que la cosplayer que más sigue es Jessica Nigri, estadounidense de 29 años que recibe US$5.000 por un solo día de convención.
Aunque LoboMolotov también recibe ingresos por donaciones en transmisiones en vivo y locución, reconoce que el dinero no lo es todo en esta industria, pues sabe que muchas de las actividades que se realizan en el mundo gaming “se hacen con las uñas”, razón por la cual ha tenido momentos en los que no ha cobrado por sus actuaciones en eventos adelantados por su comunidad.
“E-sports”, una escena con futuro en Colombia
Literalmente, son multitudes las que mueven los deportes electrónicos en todo el planeta, algunos incluso llegan a tocar las fibras de los recuerdos, como el Mundial de Tetris que se adelantó en octubre del año pasado en Portland, Estados Unidos.
Solo para dimensionar, el Mundial de League of Legends 2018 fue visto por aproximadamente 200 millones de espectadores, el 5,5 % de quienes apreciaron la transmisión de la final del Mundial de Fútbol Rusia 2018. En el caso de Colombia, según la LVP, circuitos de este tipo de deportes han llegado a reunir casi 90.000 espectadores.
En América Latina, países como Chile han sido protagonistas por ser sede de estas de competiciones, realidad que está a punto de cambiar gracias a una alianza hecha por Telefónica y Riot Games, empresa creadora de League of Legends, que permitirá que en 2019 Bogotá sea el epicentro de la Liga Movistar Latinoamérica de League of Legends, competición que se convertirá en la más importante de la región.
Para el gerente de Riot Games, Raúl Fernández, traer la final de esta competencia al Movistar Arena el próximo 20 de abril mejora la posición de Colombia en la escena gaming mundial, aumentando el prestigio que ha logrado cultivar al ser parte del top cinco de las mejores naciones en deportes electrónicos de América Latina.
Fernández también cree que reforzar la presencia de este tipo de espectáculos en el país tendrá un efecto a largo plazo de inspirar a los futuros deportistas electrónicos.
El presidente de Telefónica en Colombia, Fabián Hernández, manifestó que esta es una oportunidad para ampliar las alternativas de entretenimiento entre los colombianos, una jugada empresarial en la que la compañía manifiesta su apoyo a los deportes electrónicos, mismo interés que desde hace años han desarrollado otras organizaciones como Logitech.
Además de Telefónica, la LVP también anticipa una inversión de dinero para el fomento de los deportes electrónicos en el país. Con ligas que se celebrarán en 2019, como la Golden League de League of Legends, inyectarán una suma superior a los US$300.000.
LoboMolotov imagina un futuro en el que los desarrollos tecnológicos permitirán, como si se tratara de la vida real, un videojuego donde los participantes puedan toparse cara a cara con sus contrincantes, ya no por medio de un computador o una consola, sino con unas gafas de realidad virtual y otro tipo de artefactos.
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Esta concepción, implicaría un mayor esfuerzo físico por parte de los deportistas para lograr grandes resultados, formas de jugar que muy probablemente terminarán por acoplarse a la visión, un tanto limitada, de lo que para muchos significa ser un deportista.