Desempleo en Colombia: reactivación en clave de informalidad
Aunque los datos del DANE permiten observar una clara reactivación del mercado laboral, analistas y académicos ven con preocupación que la creación de los puestos de trabajo se está dando con un énfasis en el empleo no formal, que ya es uno de los problemas estructurales de la economía nacional.
A nadie extraña en este punto que la tasa de desempleo de 2020 sea la peor desde, por lo menos, 2011. Los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) situaron el indicador en 15,9 para el total del año; este número fue del 10,5 % para 2019.
Junto con las cifras del año, el DANE también presentó este viernes los números de diciembre (desempleo de 13,4 %), en los que se ve una recuperación del mercado laboral luego de haber registrado bajas históricas en abril y en junio (especialmente en el primer mes).
Por ejemplo, en abril se registró un descenso en la ocupación de unos 5,3 millones de personas, mientras que en diciembre esta cifra llegó a 1,3 millones. Lo mismo sucede con los desocupados, que registraron un incremento de 2,1 millones en junio para llegar a un incremento de solo 907.000 personas en diciembre del año pasado.
En contexto: Tasa de desempleo se situó en 15,9% durante 2020
En el sector de la construcción, uno de los que suele usarse para medir la salud media de la economía colombiana, se registraron más de 1,5 millones de empleos directos en diciembre, frente a los 450.000 puestos de trabajo anotados en abril, según datos de Camacol, gremio de este sector. Vale la pena recordar que el mes de abril pasado fue un período en el que la actividad constructora se paralizó casi por completo a nivel nacional por cuenta de las medidas de restricción para mitigar el avance del COVID-19.
Hay una reactivación económica en marcha. No hay duda de esto. Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, lo dice de esta forma: “Estas cifras son positivas desde que se han recuperado cerca de cuatro millones de empleos. En efecto, en el peor momento de la pandemia se perdieron más de 5,4 millones de empleos en Colombia. Mientras que en diciembre este número fue de 1,3 millones, número que sigue siendo muy alto, pero está mostrando la resiliencia de la economía colombiana y que, adicionalmente, a medida que se abre la economía y se hacen reaperturas de sectores, el empleo vuelve a mejorar”.
De acuerdo con BBVA Research, “11 de cada 100 personas que estaban trabajando en 2019 habían perdido el trabajo en 2020. Pero para algunos grupos estas caídas fueron más fuertes. Para final de año se había logrado recuperar el 77 % del empleo perdido durante el peor período de la pandemia”.
Hasta aquí bien. Sobre lo que sí hay algunos cuestionamientos es sobre cómo se está dando esa reactivación. “No hay que ilusionarse nunca con las cifras de diciembre, porque es un mes en el que se crean muchos trabajos temporales que luego desaparecen en enero. Eso es bien importante tenerlo presente”, dice Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y colaborador de este diario.
Uno de los temas que más preocupan en este punto es el crecimiento del empleo no formal. Juan Daniel Oviedo, director del DANE, aseguró durante la presentación de los resultados de diciembre y de 2020 que los números que están registrando permiten ver que “la informalidad ha sido un canal de retorno de la población que estaba empleada antes de la pandemia”.
En este punto concuerda Olarte al decir que “este año la informalidad pudo haber crecido más del 2 % y ya más de la mitad de la población es informal en Colombia, especialmente las zonas urbanas que antes eran las menos informales han aumentado este indicador de manera importante por el llamado rebusque, que si bien es más flexible, es menos productivo y adicionalmente una persona que no está en la formalidad, definitivamente no puede pensar en consumo ni en inversiones de largo plazo”.
“Aquí lo que se movió en lo que llamaron la recuperación del empleo era que la gente salía al rebusque, no salía a ocuparse en empleos particulares, sino en cuenta propia”, dice Mario Valencia, analista, académico y columnista de este diario.
Un mayor tránsito hacia la formalidad es preocupante por varias razones. Guevara lo explica de esta forma: “Una profundización de la informalidad no permite cambiar el modelo de desarrollo ni avanzar en la creación de valor agregado. Acá usted baja el desempleo, la gente subsiste, pero no crea tanto valor agregado. Y esto se suma a otras implicaciones, como caídas en las cotizaciones a salud, seguridad social y usted va teniendo una bomba en el aseguramiento social de las personas a futuro”.
Y agrega: “Hay un montón de gente con tiendas en Instagram y con pequeños negocios de barrio. Eso tiene dos caras: ayuda en las cifras de desempleo y le permite a la gente sobrevivir del rebusque, pero pues que eso no genera patrones de crecimiento grandes. Por ejemplo, en Grecia pasó algo similar. Ellos han venido recuperando cifras de empleo con mucha gente que ha venido abriendo pequeños negocios y emprendimientos, pero eso aporta muy poco a la productividad y competitividad, porque son cosas para vivir el día a día. Y pues nosotros no somos Grecia, que antes sí tenía estructura productiva de fabricación de barcos y otras cosas…”.
Los números del DANE permiten seguir confirmando el sesgo que continúa existiendo en el mercado laboral en detrimento del empleo de las mujeres y de los jóvenes (con particular foco en las mujeres jóvenes, por cierto). Mientras que la tasa de desempleo de los hombres se situó en 12,7 % en 2020 (en 2019 fue de 8,2 %), la de las mujeres llegó al 20,4 % (en 2019 fue del 13,6 %). Y la de los jóvenes fue del 24,2 % (en 2019 fue del 17,7 %).
También le puede interesar: Desempleo femenino: un problema transversal
Por actividades, las más afectadas fueron las de comercio y reparación de vehículos, actividades artísticas, entretenimiento y recreación, administración pública y defensa, educación y atención humana, y las industrias manufactureras.
Fenalco, gremio de los comerciantes, se declaró preocupado y le echó la culpa de las pérdidas en empleo a la “gran cantidad de restricciones impuestas por gobernadores y alcaldes”. Esto en medio de un segundo pico de la pandemia que desde hace varias semanas va matando silenciosamente a más de 300 personas diariamente.
Por su parte, Rosmery Quintero, presidenta de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), explicó que “vemos resultados muy importantes: por ejemplo, que hemos venido recuperando gradualmente el empleo perdido en pandemia y aunque el sector manufacturero perdió empleos, ha sido en menor proporción de lo que pensábamos. Al revisar la población de ocupados, vemos que los empleados de cuenta propia siguen siendo un porcentaje muy significativo. Por esto insistimos en que se deben crear políticas especiales para este segmento, y aunque se perdieron 800.000 empleos de mujeres, también se destaca que ha venido presentándose una corrección”.
A nadie extraña en este punto que la tasa de desempleo de 2020 sea la peor desde, por lo menos, 2011. Los datos del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) situaron el indicador en 15,9 para el total del año; este número fue del 10,5 % para 2019.
Junto con las cifras del año, el DANE también presentó este viernes los números de diciembre (desempleo de 13,4 %), en los que se ve una recuperación del mercado laboral luego de haber registrado bajas históricas en abril y en junio (especialmente en el primer mes).
Por ejemplo, en abril se registró un descenso en la ocupación de unos 5,3 millones de personas, mientras que en diciembre esta cifra llegó a 1,3 millones. Lo mismo sucede con los desocupados, que registraron un incremento de 2,1 millones en junio para llegar a un incremento de solo 907.000 personas en diciembre del año pasado.
En contexto: Tasa de desempleo se situó en 15,9% durante 2020
En el sector de la construcción, uno de los que suele usarse para medir la salud media de la economía colombiana, se registraron más de 1,5 millones de empleos directos en diciembre, frente a los 450.000 puestos de trabajo anotados en abril, según datos de Camacol, gremio de este sector. Vale la pena recordar que el mes de abril pasado fue un período en el que la actividad constructora se paralizó casi por completo a nivel nacional por cuenta de las medidas de restricción para mitigar el avance del COVID-19.
Hay una reactivación económica en marcha. No hay duda de esto. Sergio Olarte, economista principal de Scotiabank Colpatria, lo dice de esta forma: “Estas cifras son positivas desde que se han recuperado cerca de cuatro millones de empleos. En efecto, en el peor momento de la pandemia se perdieron más de 5,4 millones de empleos en Colombia. Mientras que en diciembre este número fue de 1,3 millones, número que sigue siendo muy alto, pero está mostrando la resiliencia de la economía colombiana y que, adicionalmente, a medida que se abre la economía y se hacen reaperturas de sectores, el empleo vuelve a mejorar”.
De acuerdo con BBVA Research, “11 de cada 100 personas que estaban trabajando en 2019 habían perdido el trabajo en 2020. Pero para algunos grupos estas caídas fueron más fuertes. Para final de año se había logrado recuperar el 77 % del empleo perdido durante el peor período de la pandemia”.
Hasta aquí bien. Sobre lo que sí hay algunos cuestionamientos es sobre cómo se está dando esa reactivación. “No hay que ilusionarse nunca con las cifras de diciembre, porque es un mes en el que se crean muchos trabajos temporales que luego desaparecen en enero. Eso es bien importante tenerlo presente”, dice Diego Guevara, profesor de la Escuela de Economía de la Universidad Nacional de Colombia y colaborador de este diario.
Uno de los temas que más preocupan en este punto es el crecimiento del empleo no formal. Juan Daniel Oviedo, director del DANE, aseguró durante la presentación de los resultados de diciembre y de 2020 que los números que están registrando permiten ver que “la informalidad ha sido un canal de retorno de la población que estaba empleada antes de la pandemia”.
En este punto concuerda Olarte al decir que “este año la informalidad pudo haber crecido más del 2 % y ya más de la mitad de la población es informal en Colombia, especialmente las zonas urbanas que antes eran las menos informales han aumentado este indicador de manera importante por el llamado rebusque, que si bien es más flexible, es menos productivo y adicionalmente una persona que no está en la formalidad, definitivamente no puede pensar en consumo ni en inversiones de largo plazo”.
“Aquí lo que se movió en lo que llamaron la recuperación del empleo era que la gente salía al rebusque, no salía a ocuparse en empleos particulares, sino en cuenta propia”, dice Mario Valencia, analista, académico y columnista de este diario.
Un mayor tránsito hacia la formalidad es preocupante por varias razones. Guevara lo explica de esta forma: “Una profundización de la informalidad no permite cambiar el modelo de desarrollo ni avanzar en la creación de valor agregado. Acá usted baja el desempleo, la gente subsiste, pero no crea tanto valor agregado. Y esto se suma a otras implicaciones, como caídas en las cotizaciones a salud, seguridad social y usted va teniendo una bomba en el aseguramiento social de las personas a futuro”.
Y agrega: “Hay un montón de gente con tiendas en Instagram y con pequeños negocios de barrio. Eso tiene dos caras: ayuda en las cifras de desempleo y le permite a la gente sobrevivir del rebusque, pero pues que eso no genera patrones de crecimiento grandes. Por ejemplo, en Grecia pasó algo similar. Ellos han venido recuperando cifras de empleo con mucha gente que ha venido abriendo pequeños negocios y emprendimientos, pero eso aporta muy poco a la productividad y competitividad, porque son cosas para vivir el día a día. Y pues nosotros no somos Grecia, que antes sí tenía estructura productiva de fabricación de barcos y otras cosas…”.
Los números del DANE permiten seguir confirmando el sesgo que continúa existiendo en el mercado laboral en detrimento del empleo de las mujeres y de los jóvenes (con particular foco en las mujeres jóvenes, por cierto). Mientras que la tasa de desempleo de los hombres se situó en 12,7 % en 2020 (en 2019 fue de 8,2 %), la de las mujeres llegó al 20,4 % (en 2019 fue del 13,6 %). Y la de los jóvenes fue del 24,2 % (en 2019 fue del 17,7 %).
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Por actividades, las más afectadas fueron las de comercio y reparación de vehículos, actividades artísticas, entretenimiento y recreación, administración pública y defensa, educación y atención humana, y las industrias manufactureras.
Fenalco, gremio de los comerciantes, se declaró preocupado y le echó la culpa de las pérdidas en empleo a la “gran cantidad de restricciones impuestas por gobernadores y alcaldes”. Esto en medio de un segundo pico de la pandemia que desde hace varias semanas va matando silenciosamente a más de 300 personas diariamente.
Por su parte, Rosmery Quintero, presidenta de la Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi), explicó que “vemos resultados muy importantes: por ejemplo, que hemos venido recuperando gradualmente el empleo perdido en pandemia y aunque el sector manufacturero perdió empleos, ha sido en menor proporción de lo que pensábamos. Al revisar la población de ocupados, vemos que los empleados de cuenta propia siguen siendo un porcentaje muy significativo. Por esto insistimos en que se deben crear políticas especiales para este segmento, y aunque se perdieron 800.000 empleos de mujeres, también se destaca que ha venido presentándose una corrección”.